La Patria y la Anti-patria…

Los que no quieren la patria, hablan incesantemente de un futuro sin mencionar el pasado buscando de robar el presente. El mejor homenaje que se puede hacer a un líder inmenso como Hugo Chávez Frías, se basa en rescatar la verdadera Venezuela que escondieron los historiadores que han impuesto tesis algo oscuras en cuanto a lo que pueda ser origen de nuestras raíces y nacimiento patrio. El Comandante Chávez dijo: ¡los que quieran Patria, vengan conmigo! Trajo de vuelta el amor y estudio por nuestra historia dignificando al mismo tiempo su valor presente. Sin embargo, como en el pasado, siguen naciendo los anti-patrias que conspiran internacionalmente en una ambigua defensa de Venezuela mientras le clavan el puñal de la traición más por los intereses de poder que intereses por su historia y pueblo.

Siempre han querido vendernos la historia con hechos que se imponen de la influencia extranjera descartando lo originario. Desde la escuela nos relataron que el nombre de Venezuela se debió a una comparación de una “pequeña veneziola” en referencia a Venezia por los palafitos sobre el Lago de Maracaibo como una especie de cuento insustentable y dudoso, sin embargo, jamás no contaron la versión que existe con fundamentos históricos sustentados sobre el nombre de Venezuela como origen autóctono. Veneçiuela, de vocablo autóctono quiere decir Venezuela, en una descripción de Agua Grande por la gran laguna de Maracaibo. ("Compendio y descripción de las Indias Occidentales", fechado en 1629). Se afirma que en el Golfo de Venezuela existió una población de indígenas con ese nombre edificado en un peñasco que se muestra sobre las aguas.

Al escuchar nuestro Himno Nacional, en sus estrofas podemos descifrar que se apoya en el amor divino del altísimo y del Empíreo o cielo que nos arropa con un aliento de libertad para el pobre atado en la miseria y cadenas de la colonización. Esta inspiración divina sigue latente en el pueblo nacionalista que Chávez arraigado del Padre Libertador y el Cristo redentor también infunde con su aliento en reposo desde lo más alto del Cuartel de la Montaña. Nuestros aborígenes, Bolívar, héroes patrios y Chávez, nos elevan hoy más que nunca al amor patriótico para enfrentar a los que alientan con un S.O.S. de intervención internacional a Venezuela cuando voltean nuestra Bandera Nacional como señal. Los mismos que apelan al pensamiento de un Bolívar casual según el extracto que les asemeje a sus conspiraciones o intereses, son esos que se amparan en el nombre de Bolívar como emblema político para un momento electoral y que suprimen la octava estrella señalada desde la ciudad de los “venezolanos mayameros de siete estrellas” en EEUU, quienes desconocen que el propio Bolívar la solicitó en el Congreso de Angostura como la octava provincia que fue Guayana.

Dicen que el látigo de la contrarrevolución es necesario en una revolución, así podemos darnos cuenta como se caen las caretas de los antipatriotas en general y nos hace reflexionar y ponernos de pie frente a quienes pretendan bañarla de sangre. Somos pacíficos con las balas de la palabra pero seremos guerreros cuando haya que serlo con las balas de la batalla y la espada de la patria. ¡Venezuela es nuestra madre, Venezuela se respeta! Nuestro Himno Nacional ya lo dice: ¡La Virtud y Honor! ¡La promesa de Patria Querida quedó arraigada por siempre en el pueblo venezolano! Así tenemos presente el camino señalado por el Comandante Chávez que se despidió públicamente en vida cantando frente a su pueblo: ¡Patria, patria, patria querida, tuyo es mi cielo, tuyo es mi sol! ¡Patria, patria, patria querida, tuya es mi vida, tuya es mi alma, tuyo es mi amor!...

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Larry Márquez Peralta


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