“Los grandes espíritus siempre han encontrado
la oposición violenta de las mentes mediocres”.
Albert Einstein
El año que culmina ha estado saturado de contradicciones y confrontaciones. Hemos vivido, en nuestro país, dispendiosas incongruencias, acciones sin sentido, palabras absurdas y frases extravagantes. Mensajes y hechos incoherentes, rarezas, inconsistencias; en fin, ha sido el año de las paradojas y los acertijos. Venezuela vive hoy, patas p’arriba: aquí pasa de todo: Un gobierno participativo, democrático y tolerante, es calificado de dictatorial, tiránico y despótico. Califican de populista a un gobernante que hace respetar la Constitución y las leyes y, firmemente, se niega a complacer a una élite privilegiada de la sociedad. Un claro golpe de Estado y una rebelión militar se convierten, de la noche a la mañana, en un vacío de poder y sus protagonistas son absueltos o dejados libres. Cuatro Presidentes de República, en menos de lo que canta un gallo: Chávez, Carmona, Diosdado y otra vez, Chávez. Y nadie, sin pedir, como antes, ¡Muerte a los golpistas! El Tribunal Supremo de Justicia, empeñado en tomar decisiones trascendentes que no favorecen, ni a uno ni al otro bando sino, todo lo contrario. El referendo consultivo pretendiendo ser revocatorio. Los medios de comunicación privados, de manera desaforada y en cadena, llamando todos los días al paro cívico, pero ellos, trabajan las 24 horas del día, sin parar. Es un paro obligado, a la fuerza, no consciente. Por primera vez, en una inusual e inaudita pareja de terror, la cúpula de la C.T.V., se une a los empresarios dueños del capital, reunidos en FECAMARAS, para proponer llamados de desobediencia y desestabilización. Los partidos políticos se aprovechan de las organizaciones sociales y económicas y son éstas: CTV, FEDECAMARAS y “PDVSA” quienes asumen las funciones de aquéllos.
Los mandos militares fascistas, esos mismos que masacraron al pueblo el 27 de febrero de 1989, y entrenados para la violencia, la guerra y la confrontación armada, sorpresivamente, piden a gritos y hacen críticas al uso de la represión y la fuerza, en contra de la sociedad civil indefensa. Mientras militares civilistas y republicanos ayudan en los megamercados, integrándose a la solución de los principales problemas del país, otros: empresarios, sindicalistas y petrogolpistas, asumen roles políticos que no les corresponden y se auxilian de extranjeros y vendedores privados de armas, para contratar francotiradores y agentes suicidas, como el de la Plaza Altamira, y así crear terror y anarquía en la población. Después de más de cuarenta años de saqueos, de malversación, de corrupción, de carraplana y de hipoteca al erario y al patrimonio nacional, ahora resulta que Chávez es el culpable de la miseria y de la pobreza de los venezolanos y responsable de todos los males que vivimos; es como si alguien nos culpara en CORPOANDES por la quiebra de sus empresas, del incumplimiento de su misión, de la falta de pago oportuno de los pasivos laborales y de la injusticia laboral cometida con sus trabajadores desde 1983. Mientras la nómina mayor y ejecutiva de PDVSA, gana entre 300 y 800 millones de bolívares anuales, un alto porcentaje de la población venezolana no gana siquiera el salario mínimo. Mientras ellos están de paro, destruyendo instalaciones y sistemas informáticos y automatizados, secuestran barcos y ponen en peligro la vida de millones de compatriotas, ellos, los emperifollados mitocráticos, no han dejado de cobrar un solo día de su salario. Y todo por la terquedad de salir de Chávez, como si destruyendo la casa sacamos al inquilino o hundiendo al barco ahogamos al capitán. Razón tenía el Libertador: “El talento sin probidad es un azote”. Llegó la hora, el momento histórico de demostrar que el petróleo, es un excelente compañero de viaje para los venezolanos. ¡Bienvenida la crisis para superarla! Sólo así, estremeciendo estructuras enquistadas y solidificadas a lo largo de estos 40 años de injusticias y entaparamientos, sólo así, decimos, tenemos la gloriosa oportunidad de demostrarle a nuestros hijos y nietos que sí podemos venezolanizar la propiedad de nuestro petróleo y que la esperanza es nuestra principal aliada en la defensa de nuestras riquezas. No nos van a arrebatar, así nomás, el futuro de entre las manos, armadas con una flor para ofrendarla a las manos de nuestros hijos.
(*) Presidente de CORPOANDES