historia y otra repetirla”
Jacinto Benavente
“El único deber que tenemos
con la historia es reescribirla”
Oscar Wilde
Como vemos, la obra de Baralt más bien señala a Alfinger como un aventurero cruel e inhumano, que robó, secuestró, asesinó indios i quemó aldeas como un verdadero facineroso, a imagen i semejanza de los conquistadores. Es una vergüenza que ese enviado de los Belzares, como españolizaba Baralt el apellido alemán de los banqueros que lo enviaron, para cobrarse deudas de Carlos V, sea considerado el fundador de Maracaibo que, si lo hubiese sido de verdad, la historia tendría que aceptarlo porque existieran pruebas documentales i firmes testimonios; pero no los hai, excepto atribuciones sin respaldo alguno. Sin embargo, no sé quien o quienes le nombraron “Micer” que es un título honorífico español de la Corona de Aragón, proveniente del catalán misser i este del italiano messer, mi señor, otorgado en las islas Beleares, a los letrados, lo menos que sería este aventurero. Otros se complacen en llamarle el “Adelantado” que simplemente era el designado jefe de una expedición o de un territorio, pero que realmente no había logrado ningún grado militar. Según he consultado era de profesión comerciante i administrador alemán, cuya fecha de nacimiento se ignora (algunos afirman que nació en Ulm, ciudad alemana, en 1495, pero no fue banquero sino quizá un empleado de la Banca) i fue comisionado por los banqueros Welzer o Belzares, para venir a explorar los alrededores del lago de Maracaibo; no hai pruebas de que se le hubiese encomendado fundar pueblos, lo que sí hacía la corona española con sus enviados militares o administradores de Indias; pero Besson, en nota a pie de página señala que, el Emperador Carlos V había acordado otorgar el título de Adelantado, a la persona que los Welser designasen para ir hacia América.
Como se sabe, desde Coro Alfinger envía unos bergantines que pudieran franquear la barra del lago i, por tierra, el se dirige con otros hombres hacia las costa oriental del mismo. Dice Baralt: “Los bergantines, vencida la barra que se forma en la entrada del lago, navegaron no sin mucho riesgo, hacia su costa oriental, y arribaron a un sitio, que es acaso el que en día se llama Puertos de Altagracia. Llegado Alfinger, (que escribe con jota) embarcó la gente que le acompañaba y pasó con ella al lugar que hoy ocupa la ciudad de Maracaibo, en la otra banda. Allí armó una ranchería para recoger las mujeres y niños de la tropa, y dejándoles una escolta suficiente para su resguardo, navegó en el lago costa a costa, taló sus orillas y aprisionó a cuantos indios cayeron en sus manos”.Como vemos, simplemente fue un campamento de paso, para seguir adelante, i veamos gran parte de su “obra” como la describe Baralt. “Con solícito cuidado recorrió todo el contorno, visitó los puertos y las ensenadas, se entró por los ríos, penetró en los esteros y caños, llevando a todas partes el terror y la desolación. A ejemplo del jefe, los soldados que le veían destruir y robar, como en tierra entrada a saco, hicieron lo mismo; mayormente cuando ni siquiera se asomaba la idea de establecer asiento en parte alguna, (el subrayado es mío) y todos temían verse defraudados de los provechos de la empresa, si no los tomaban por su mano. Cada cual pues, se encargó de hacer su propia fortuna a costa del país, reservando buena parte del beneficio al capitán; el cual después de un año de correrías volvió a sus barracas con buena cantidad de oro y las naves cargadas de esclavos”. Estas “proezas” o actividades las repitió Alfinger, i Baralt llena casi tres páginas describiendo esta obra de saqueo i destrucción, hasta que en Chinácota, montañas por los alrededores de Cúcuta, fue herido por los naturales i falleció a los tres días, mui entrado el año de 1532 (algunos señalan 1533). Le sucedió el flemático Juan Alemán quien hizo una discreta pausa en las fechorías, pero fue una tregua de poca duración i los Belzares nombraron gobernador de esos entornos a Jorge Spira, alemán también, emprendedor i codicioso, pero menos cruel con sus hombres i no tan despiadado con los indios. Esta es una visión somera de este hombre que algunos historiadores han querido imponer como fundador de Maracaibo. Más adelante, Baralt, cuyas fuentes históricas estaban más cercanas a los hechos i a los documentos disponibles que lo de Besson i otros, en el Capítulo XIII, incluye en los subtítulos “Fundación de Maracaibo” i en el texto expone así: “Más afortunadas las armas española por el lado del mediodía, se enseñoreaban de las tierras visitadas por Alfinger, fundando en ellas colonias florecientes. Desde el año de 1568 había encargado su conquista Don Pedro Ponce de León al capitán Alonso Pacheco, vecino de Trujillo; y aunque éste desde entonces fabricó y armó bergantines en el puerto de Moporo, y con ellos hizo correrías en las costas del lago, sólo tres años después pudo asentar sus reales sin peligro alguno en el sitio donde en 20 de enero de 1571, fundó la ciudad de Maracaibo: lugar arenoso y secano, a la orilla izquierda del lago y obra de siete leguas distante de la marina. Nueva Zamora la llamó entonces Pacheco, queriendo como todos sus paisanos, perpetuar en América, la dulce memoria de la patria”. Observemos entonces que, el mismo Baralt tiene confusiones tanto con fechas como con nombres, cosas que luego se fueron corrigiendo con nuevas investigaciones. Parece que Pacheco creó un poblado con 50 hombres i varios indios pacíficos i le dio el nombre de Ciudad Rodrigo i la fecha era el 20 de enero de 1569, aunque Besson dice que fue 1571 siguiendo a Baralt. Guillermo Morón señala el año de 1569 como el de la fundación de Maracaibo. Sin embargo se dice que, el mismo Pacheco no era un santo ni nada bueno, aunque sin llegar a ser un genocida como Alfinger, pero hacía diabluras i cosas terribles i la ciudad, o mejor el pueblo que tuvo Cabildo i cierta organización con notificación formal de su fundación, fue asediada por los naturales. Dice Tarre Murzi: “…los indios zulianos echaron de nuevo a un conquistador español; y la fundación hispana de Maracaibo, sufrió un nuevo retardo. Fray Pedro Simón, cronista de las Indias, cuando habló de Pacheco como fundador de Maracaibo, refiriese al nombre de ciudad o poblado anotando que su denominación le vino
I, en cuanto al nombre de Maracaibo, una crónica de Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez, dice que varios lugares de indios tenía por nombre “Maracaibo” lo que hace posible que ese nombre no sea, como diremos casi 4 siglos i medio después que era una “marca” (sin significado) sino la designación de algo significante, como algunos aseguran que significa “tierra de cascabeles” (las podía haber en varios sitios, luego varios sitios podrían llamarse “maracaibos”) así como otros significados que no tienen interés alguno para lo que discutimos. Lo cierto es que obras recientes, como la del Padre Ocando, primero no señala bibliografía i en cuanto a la fundación de la ciudad, apenas se atiene principalmente a la ponencia de Ángel Francisco Brice en el folleto de la resolución del Centro Histórico. Por ello las citas de Benavente i Oscar Wilde. (Continuará)