Crisis regeneradora

Una crisis económica de envergadura; una autentica crisis que restituya los valores de austeridad, ahorro, dignidad y moralidad ahora totalmente esfumados. No ésta de ahora de la que tanto se habla pero que no se refleja en el comportamiento despreocupado e irresponsable del venezolano, durante la cual no es posible encontrar un servidor público con sentido de responsabilidad y donde todo el mundo despilfarra y viaja en vacaciones casi permanentes; donde se habla sólo de derechos y nunca de deberes. Esa crisis regeneradora inculcándonos nuevos o tradicionales principios morales, tanto en los estratos superiores de la dirigencia política y la burguesía, como en toda la masa popular.

No nos importa que no se pueda apreciar ninguna mejora en los planteamientos hechos y sea evidente que el sistema no tiene mecanismos de corrección. Diputados, pocos de buena fe, creen estar contribuyendo a estructurar unas nuevas pandectas, un digesto y unos códigos por los cuales se regirán las instituciones de un país ideal, o que con sus denuncias contra el oposicionismo, el imperialismo, cuerpos policiales e instituciones públicas procuraran el saneamiento de la administración.

La Historia nos ha enseñado que el proceso de decadencia y degeneración de un país no suele revertirse sin antes producirse bien esa crisis regeneradora o trastorno civil. Ni en la antigüedad ni en los tiempos modernos se ha visto la recuperación de una nación utilizando los mismos mecanismos y personas con que contaba antes o durante ese proceso de deterioro. Incluso el descubrimiento inopinado de recursos extraordinarios no procura la salvación de un país, si se mantienen en el ejercicio de su administración los mismos elementos anteriores. Generalmente por las buenas o por las malas, éstos deben ser desplazados. Y, parafraseando a nuestro Cipriano Castro, nuevos hombres, nuevos procedimientos y nuevos ideales, asumen la conducción de la Patria y manejo de esas nuevas riquezas. Hay tantos casos notorios que pueden servir de ejemplo.

Es inútil esperar que en Venezuela pueda haber una recuperación económica y moral de la nación mientras subsista el mismo sistema económico capitalista gobernándola. Pero de una cosa debemos estar convencidos con absoluta certeza: mientras predomine en el país esa mentalidad representada por la burguesía fascista, no habrá ninguna perspectiva ni posibilidad de regeneración y recuperación nacional, como no la hubo durante el siglo XIX mientras imperó idéntico espíritu de anarquía y disolución. No es el rastacuerismo que muchas veces se nos ha imputado, sino la despreocupación y la superficialidad encargadas por azar de administrar una inmensa riqueza.

Particularmente el juego interno lo hemos jugado mal, y el resultado ha sido la creación de esa sociedad dual que está en el fondo del proceso de desorganización social con el cual se definió la situación que constituye el motivo de nuestra angustia. El cinco de abril de los corrientes dejamos al pueblo indefenso, sin protección que le evitara los ataques salvajes de la burguesía fascista, que dejo 11 muertes, sopotocientos heridos y daños a instituciones. Sumando: el desabastecimiento de los productos alimentarios, especulación, inflación, acaparamiento, el consumismo y las importaciones suntuosas.

Todo esto nos pasó: ¡Por qué no salió la FANB a la calle con la premura necesaria!

Además de habernos beneficiado de la providencial presencia de un Líder sobrenatural que nos organizó como pueblo, que nos devolvió la identidad, la libertad, la independencia y la fe perdida, ¿podemos aspirar a que la situación en Venezuela se corrija sin la necesidad de una guerra civil o una dictadura patroneada por la burguesía?.

¡Gringos Go Home! ¡Libertad para los cinco antiterroristas cubanos héroes de la Humanidad!

¡Tú ausencia Comandante, la nave está acéfala!

¡Chávez Vivirá Siempre Contigo!


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Manuel Taibo


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