Los Consejos Comunales de Planificación Pública (CCPP), nacen como espacios públicos de participación popular, que permiten la articulación de todos los sectores, agrupaciones y organizaciones sociales, con el único fin común de mejorar la calidad de vida de la comunidad con una visión colectiva.
El establecimiento de Los Consejos Comunales de Planificación Pública (CCPP), gira en torno al concepto de comunidad que se construye a partir de una realidad común tanto de espacio físico, de relación humana, de identidad social, de historia común, de servicios públicos comunes, de tradiciones culturales similares, y de problemas compartidos en áreas tales como la económica, la social, la urbanística, etc..
Los Consejos Comunales de Planificación Pública (CCPP), nacen del espíritu de las asambleas de ciudadanos y ciudadanas, consagradas en el artículo 70 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela como medio de participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía en lo político, además de atribuirle valor vinculante a las decisiones dadas en este espacio. Cuando hablamos de vinculante, le imprimimos a las decisiones de las asambleas un carácter de mandato popular, que implica el obligatorio cumplimiento por parte de las instituciones públicas vinculadas a la decisión asumida.
Nada puede estar por encima de las asambleas de ciudadanos y ciudadanas, y Los Consejos Comunales de Planificación Pública (CCPP), están subordinadas a las decisiones que ellas tomen, sin embargo, los CCPP son el brazo operativo y ejecutor de las decisiones que en las Asambleas de Ciudadanos y Ciudadanas (ACC) se asuman. Es importante aclarar esto en función de comprender donde radica el verdadero poder popular.
Sin embargo, a esta altura, este proceso de democratización todavía no posee tecnología para su aplicación. Cuando hablamos de tecnología, nos referimos a procedimientos técnicos para la toma de decisión en Las Asambleas de Ciudadanos y Ciudadanas y la operacionalización de su carácter vinculante. En este sentido pareciera pertinente que el Poder Moral fuese el garante de los procedimientos, lo que implica toda una estrategia para la presencia oportuna y pertinente de los defensores del pueblo en todo el país, tanto en el momento de constitución de los CCPP, avalando las actas de constitución y de decisiones, como en el seguimiento del trabajo desarrollado por las mesas técnicas que deben constituirse según las realidad específicas de cada comunidad.
El otro aspecto fundamental para la constitución de los CCPP es la cultura democrática que debe desarrollarse en estos espacios. La democracia es un valor fundamental, profundamente socialista, que solo se practica con la conciencia del reconocimiento del otro como parte integral de si mismo, es la posibilidad de reconocer que “todos somos otros” (con base en la propuesta de Carlos Silva en el libro del mismo nombre, editado en el 2002 por la Comisión de Estudios de Postgrado de la FHE-UCV), y de asumir la necesidad de practicar, entre otras cosas, la posibilidad de:
- Cuestionar lo incuestionable: Esto se basa en el cuestionamiento a la objetividad e imparcialidad de la realidad. Es la posibilidad de las comunidades de redimensionar la cultura política impositiva, macoyérica y adecoide, dejando de asumir que como siempre ha sido así, lo seguirá siendo, transformándola en una acción incluyente, plural y de cambio de las estructuras imperantes que estuvieron basadas en el egoísmo y la competencia política arraigada en nuestra identidad política.
- Tener en cuenta la especificidad histórica y cultural del conocimiento: Se refiere a que no tenemos que olvidar las condiciones políticas, económicas y culturales de la época histórica en que se produce y acepta un tipo determinado de conocimiento y práctica política. Es comprender la importancia y significación de los contextos donde se ejercen las acciones, respetando los mismos en el marco de cada comunidad, en nuestro caso, dentro del contexto revolucionario y de construcción del nuevo socialismo.
- El conocimiento se genera en procesos sociales: Tanto las supuestas verdades incuestionables como los artefactos culturales, se generan mediante las interacciones cotidianas, ya que se considera que son resultado de un continuo proceso de construcción y mantenimiento colectivo. Esto vendría relacionado con la concepciones de saber/poder que unifica Michel Foucault, por su mutua interrelación y con la dirección ascendente y no descendente del poder, es decir, no hay una imposición por parte de los poderosos de las estructuras y valores predominantes en una sociedad, sino que desde las interacciones cotidianas ya se ejerce poder, ya que se reproduce una serie de verdades o se generan nuevas concepciones que pueden entrar en conflicto con otros conocimientos (realidad difusa). Sobre esta concepción del poder se monta la posibilidad de concretar la constitución de los CCPP.
- La dimensión simbólica del conocimiento: Si cuestionamos una verdad incuestionable, estaremos contrastando esta con las referencias históricas y culturales pertinentes, que han generado metáforas o formas de expresión que se aproximan a la verdad, ya que pareciera imposible contrastar con la realidad misma. Esto implica que de manera constante confrontamos nuestras ideas significados y símbolos generados socialmente (representaciones sociales).
Nuestras comunidades tienen representaciones sociales constituidas sobre valores y prácticas que han estado en una reconstitución constante desde 1989, como consecuencia del llamado “Caracazo", y todo los cambios políticos que se desprendieron de ese hecho han generado una reconstrucción simbólica que ha permitido desmitificar la tradicional estructura de poder que aunque persiste en sobrevivir, cada día pierde más terreno en pos del ejercicio real de la democracia liberadora, inclusiva, plural, participativa, protagónica, equitativa y en fin, socialista.
Los Consejos Comunales de Planificación Pública, se convierten, a partir de su constitución, en la punta de lanza de un proceso que junto a la contraloría social, servirán de piso a las constituyentes municipales con la proyección de llegar a las constituyentes parroquiales, como medio para alcanzar el fin real, la construcción del poder popular.
Y, ¿dónde está el cómo de los Consejos Comunales de Planificación Pública?
La práctica del nuevo socialismo pasa, de manera inevitable, por el reconocimiento del otro, esto implica, el fortalecimiento del concepto de “nosotros”, como un concepto inclusivo, de pertenencia y colectivista, eso fundamentalmente es una Asamblea de Ciudadanos y Ciudadanas (ACC), base constitutiva de los CCPP, y las ACC son un “nosotros” de carácter inexorablemente concebido como un espacio democrático.
Es por eso que, decir que las ACC son un “nosotros” democrático, implica una clara y muy transparente metodología, que permita: 1.- convocar, 2.-instalar y constituir, 3.- desarrollar, renovar y consolidar las ACC como el instrumento para la sustitución de la democracia representativa por la democracia participativa, plural, directa, tolerante, libre, equitativa, y sobre todo fraterna y soberana.
Aquí desarrollaremos por ahora el primer y segundo punto.
1.- La convocatoria
La información es poder, quien la posee tiene dos opciones, o se queda con ella y concentra el poder en si, o la socializa y permite que el poder crezca, se desarrolle y se constituya en un poder mayor y de más extensa permanencia en el tiempo.
El convocar a una ACC pasa por la información constante, sistemática e ingeniosa de qué, por qué, y para qué de una ACC y de cómo se participa en una ACC. Es por ello que más que informar hay que formar al ciudadano activo y la ciudadana activa, que permita una participación conciente en las ACC.
Es por ello que la convocatoria para la instalación de una ACC de “nosotros”, pasa por una intensa colocación de avisos en cada esquina, local comercial, abastos, farmacias y espacios públicos visibles en la zona correspondiente al ámbito territorial que pretende cubrir esta ACC.
Previo a esta convocatoria formal, que también pasa por utilizar los medios comunitarios existentes, parlantes, volantes, mensajes de texto, correos electrónicos y visitas de puerta en puerta, todos al mismo tiempo y con copia de prueba del uso de estos medios, este proceso debe estar antecedido por toda una jornada de formación e información en torno a que es una ACC, qué son los CCPP y cómo se constituyen los CLPP.
Es por ello que, lo mínimo que se recomienda en cuanto a tiempos es: una convocatoria de una semana previa y 15 días de actividad informativa y formativa antes de la instalación de la ACC. Todo lo menos que se haga en este sentido afectaría la legitimidad de una ACC que pretenda ser democrática.
Esta convocatoria debe estar hecha por equipos promotores que voluntariamente se postulen para tal tarea, estos promotores pueden surgir de organizaciones que tengan vida activa en el ámbito territorial que pretende instalarse como ACC o de cualquier ciudadano motivado para tal fin, con solvencia moral y que sea habitante del ámbito territorial.
Ninguna organización deberá secuestrar el derecho a la convocatoria y no podrá instalarse dos ACC distintas en un mismo ámbito, menos por apetencias políticas.
El equipo promotor debe ser uno, permitiendo que esté constituido por aquel que lo desee y esté capacitado para serlo.
2.- De la instalación y de la constitución de las ACC y los CCPP
Posterior a la convocatoria, esta debe consagrarse en la instalación de la ACC. Se recomienda que las ACC se hagan en espacios públicos amplios, preferiblemente abiertos, con un sonido adecuado, que garantice la correcta comunicación.
La instalación de las ACC se sugiere que se inicie con el Himno Nacional y con la apertura a nombre de uno de los promotores. Todas las figuras públicas presentes deben permitir la fluidez natural de la ACC y solo participar con información que facilite el proceso si la asamblea la autoriza.
Quien instala se sugiere que inicie la ACC con la información sobre qué es una ACC y cual es el objetivo de esta en específico, permitiendo la apertura del derecho de palabra según los puntos de agenda leídos y aprobados por la ACC. La ACC podrá modificar, agregar y/o posponer puntos de la agenda sugerida por los promotores.
El primer paso que se sugiere asuma como tarea la ACC en la conformación de mesas de trabajo por áreas de interés de la localidad, lo que permitirá una pertinente división del trabajo. Las mesas trabajaran en función de facilitar la sistematización de las futuras ACC y deben ser tan democráticas como las ACC.
El proceso de toma de decisiones de la ACC debe ser con base en el criterio de “un ciudadano un voto”.
Por otra parte, una debe ser la lista de asistencia a la asamblea, y otra debe ser la lista de firmas del acta que se levante como acuerdos de la ACC. Es en este caso que se propone que el poder moral redimensione su capacidad instalada para hacer presencia en cada ámbito donde se instale una ACC, que refrende el correcto procedimiento y constitución de las ACC que pretendan ser CCPP, para que sus decisiones sean vinculantes .
El equipo promotor debe cesar sus funciones en el momento en que se constituya formalmente la ACC y genere su estructura organizativa propia. Esto no impedirá que alguno de los promotores forme parte de alguna de las responsabilidades dentro de la organización de las ACC.
Las ACC deben tener como objetivo originario el constituirse en CCPP, ahora bien, lo ideal es que varias ACC con problemas e identidad territorial común, si así lo deciden, puedan unificarse para la constitución de CCPP más sólidos en cuanto a su conformación, sin embargo, esta sugerencia no impide que en inicio cada ACC sea un CCPP.
Las ACC ya constituidas en CCPP, deberán definir en primera instancia una estructura de debate que permita coordinar la participación masiva de los ciudadanos. Se sugiere como estructura mínima: un director de debates, un secretario de actas y un cronometrador, todos electos en la asamblea de manera rotativa, garantizando la participación de todos.
La inminente necesidad de dividir el trabajo según las condiciones y diagnósticos comunitarios, implica la instalación de mesas de trabajo conformada por todos aquellos ciudadanos que deseen formar parte de las mismas. Las mesas pueden definirse a partir de las áreas básicas de necesidades, tales como, agua potable, deporte, cultura, recreación, energía, gas, seguridad, salud, etc. y temas específicos de la realidad local como mesas agrícolas, mesas ambientales, mesas de basura, mesas de infraestructura, etc.
Cada mesa, a lo interno debe, con base en el diagnóstico existente, o el desarrollado por decisión de la mesa y avalado por la asamblea, iniciar un proceso de diálogo que permita definir: a.- problemas prioritarios, b.- proyectos para la resolución de problemas, c.- instancias u organismos de apoyo para la elaboración de proyectos, d.- vías para el financiamiento del proyecto, e.- responsabilidad para la ejecución de los proyectos, f.- mecanismos de participación de la comunidad en los proyectos.
Todas las actividades asumidas por las mesas de trabajo, deberán ser ratificadas y refrendadas por la ACC, y estas actividades y/o proyectos formaran parte de las propuestas del CCPP ante los Consejos Parroquiales de Planificación Pública. Si los proyectos o decisiones tomadas por las ACC constituidas en CCPP, son, por interés de la parroquia, pospuestos, el CCPP podrá buscar otras vías de apoyo que permitan satisfacer la necesidad establecida soberanamente por la comunidad.
Nicmer N. Evans/ nicmerevans@yahoo.es
Politólogo/Profesor-UBV