¿Imprudencia de Walter Martínez o incapacidad de una gerencia para manejar un conflicto?

Con estupor he visto algunos artículos de opinión para desprestigiar al periodista Walter Martínez en la página aporrea, que de paso merece la felicitación por abrir espacios al debate de manera plural, lo que no sucede en VTV, donde hay un silencio peligroso el cual no se resuelve con un comunicado algo contradictorio. Analicemos algunos hechos puntuales y no simples discursos que en nada contribuyen al debate. Dossier está fuera del aire, presuntamente porque el periodista Walter Martínez se niega a rectificar su opinión, y su opinión fue, que estaba harto de gente que se coloca la cachucha roja para robar. Luego uno entiende que el MINCI y la Junta Directiva de VTV se sienten aludidas, ¿por qué?, pues asumieron la decisión de sacar del aire el programa. Ahora bien, no se debe ser mezquino ni fanático, Dossier es el mejor programa de información y opinión venezolano, no ahora, sino desde incluso antes de que Chávez fuese presidente. Es ridículo negarle ese merito a un periodista al que jamás se le han conocido aspiraciones políticas o posturas irracionales o radicales.
El MINCI y la junta directiva de VTV argumentan que se utilizó el espacio con fines distintos a los establecidos en el contrato, violando la Ley de Responsabilidad Social, pero se trata de una interpretación contradictoria, pues entonces nos encontramos con que el periodista Walter Martínez declara en su programa, de opinión, lo que dice todo el mundo, incluyendo al presidente Chávez. ¿Dónde está la violación a la libertad de expresión?, tal argumento es vacío, se desmorona por si mismo.

La primera reacción de la gente fue exigir el regreso del programa Dossier, y no lo hacen por dinero, ni por política, es un hecho que creen en el programa. ¡Porque el programa es bueno, es de calidad, de una investigación seria!, y negarlo, coño es el colmo de la necedad. Afortunadamente el MINCI y VTV reconocen su valor periodístico.

En el caso del MINCI y de la junta directiva de VTV, que se sintieron aludidas por las denuncias de corrupción, y obviamente están en su derecho de exigir disculpas, o por lo menos un derecho a réplica. Agreguemos que se sienten irrespetados en su propia casa y eso es intolerable, pues la palabra ¡robar! Tiene un peso muy grande. Entonces díganlo y asúmanlo públicamente ante un sector de la audiencia que parece creerle más al periodista Walter Martínez. Pero no se escuden en un comunicado demagógico y en la imagen de una institución.

Es válido hacerse respetar, si se sienten aludidos, exigir que se presenten pruebas por los canales regulares. Pero el periodista Martínez añadió, que tenía pruebas, ¿pruebas de qué y contra quién?. Ah la cosa se complica. Pues bien, digamos que no tiene pruebas, que fue un momento de rabia y soltó su indignación de esa forma. Pero no, Walter Martínez reitera su denuncia. Y aquí medimos la capacidad de las instituciones de soportar la autocrítica, de hacer periodismo en lugar de argumentar que se es pedante por tener un carnet de periodista o locución. ¡No pinta quien tiene ganas, sino quien sabe pintar!. Y la junta directiva de VTV reacciona demostrando que no sabe de periodismo, pues la gente que protesta en las afueras del canal, gústenle o no, es un hecho noticioso. Y hasta el momento es censurado. Y estamos viendo algo parecido a las comiquitas de los canales privados durante el golpe. Ah, entonces nos vamos convirtiendo en lo que juzgamos. Otro hecho, es que en los programas de opinión, no se opina sobre la salida del programa. Hagamos un ejemplo odioso para entender otro aspecto, un Ministro de Educación no aceptaría que un funcionario de la institución que representa sugiera que es un corrupto. Pero Walter Martínez no es funcionario. Lo que podría sugerirme que los productores independientes sí estarán limitados en su trabajo periodístico, si esa es la razón de su producción. Eso se aleja del socialismo, de la diversidad y de la libertad de expresión.

El canal de todos los venezolanos es un slogan ganado en un momento de la historia venezolana en la que los canales privados patearon el código de ética del periodismo venezolano. Pero no se trata de una característica eterna, pues podemos confundir el camino creyendo que hacemos revolución. También podemos estar preñados de buenas intenciones si no analizamos con la voluntad de intentar ser objetivos.

Por otro lado, todos los artículos en contra de Walter Martínez, caen el error de desprestigiarlo públicamente con un análisis superficial y estúpido. Todo ser humano tiene defectos y Walter Martínez no escapa de esa característica, pero de allí a compararlo con la presidenta de VTV para demostrar principios revolucionarios, es con honestidad un discurso de idiotas. Ni hablar del argumento de quien reniega de la profesión con el cuento de que todos tienen derecho a ejercer el periodismo a pesar de no tener título, otro argumento absurdo es el de quien se jugó la vida durante el golpe. Tal parece que tener esa muletilla en el pecho les otorga un aura de prócer de la independencia. El que se la jugó durante el golpe tiene la humildad de no mencionarlo como una carta de presentación, pues no se trata de un título o una experiencia laboral, se trata de un principio con el cual se vive.

¿La solución?, una reunión privada entre las partes, un mea culpa de las partes. Y que decidan lo que tengan que decidir. Pues hasta el momento el MINCI y la junta directiva de VTV están demostrando incapacidad para manejar un conflicto e ignorancia de lo que es buen periodismo.


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David Javier Medina


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