He estado siguiendo con mucho interés este despelote de la suspensión de Dossier y las denuncias de Walter. No han faltado opiniones a favor y en contra, convirtiendo todo en un gran foro en el que hay personas informadas, desinformadas, chapistas, antichavistas (disimulados) y demás peces del estanque. A mi modo de ver se destacan varios puntos:
1) Walter es un periodista integro, de incuestionable carisma humano, que ha llevado a Dossier a un lugar de gran aprecio entre los venezolanos que lo siguen.
2) Al mismo tiempo tiene un gran ego, característica que sin embargo le ha ayudado a dar gran personalidad a su programa. A la gente podrá o no agradarle esta exhibición egocentrista, pero igual siguen el programa, lo que demuestra que no es una circunstancia a la que se le de gran importancia.
3) Existe un amplio espectro del público a quienes no le agradan los cambios en la programación de VTV. Ni el nuevo logo. Ni la forma de imponer todos estos cambios. Si existían o no mafias dentro de VTV, si la postura correcta es la asumida por Blanca Eekhout para eliminarlas o no, si Diógenes dijo o no dijo, etc. Todo esto ha sido manejado de forma torpe a mi entender. Sin consenso, sin discusión abierta y revolucionaria.
4) Lo que está ocurriendo a nivel de las protestas tanto del público como de algunos de los empleados de VTV, se ha venido gestando desde hace rato y si alguien dice que ha sido algo sorpresivo es que es un caído de la mata.
Todo lo anterior plantea un escenario en el que la directiva de VTV lleva adelante unos cambios contra viento y marea, con mucha buena intención estoy seguro, pero no la hace de forma que el público, el usuario, los seguidores de VTV, sean convencidos y abracen como suyos estos cambios. En resumidas cuentas imponiendo los cambios sin consultar a los dueños del canal. Cualquiera podría opinar que es totalitarismo gerencial.
También hay algo de falta de astucia en todo esto y me pregunto si todo será responsabilidad de Eekhout. Un solito ejemplo: vislumbrándose una situación tan interesante en la ONU, 60 Aniversario y todo aquello, con la posibilidad de conseguirse en cualquier pasillo con tantos líderes mundiales, de tener una perspectiva única e independiente de los canales oficiales de la ONU, ¿Vas a dejar en casa a uno de los pocos periodistas acreditados para meterse en el ojo del huracán? Con toda la antipatía que pueda generar la personalidad algo ególatra de Walter Martínez, ¿Perderías el chance de reportar de forma independiente, y sobre todo suramericana, la reacción de los líderes del mundo ante la espada de Bolívar flameando en manos de nuestro Presidente? Con todo el esfuerzo y el gran trabajo que realizó Ricardo Durán desde afuera, ¿No habrían sido un gran equipo Walter y Ricardo, la experiencia y la fogosidad revolucionaria? ¿Cómo la gente de prensa de VTV no pensó en ese enfoque, si hasta yo, que de eso no sé nada, lo pensé? Les voy a decir porqué: porque en el barrio profundamente chavista donde vivo en Maracay, la gente lo comenta.
El Presidente respalda a la directiva de VTV, cosa que se entiende: hay que calmar las aguas en las que ya comenzaban a hacer ganancia los enemigos de la revolución.
Esta debe ser una oportunidad de reflexión, y aquí va la mía: Creo que Walter se equivocó al usar el espacio de Dossier para dejar fluir su disgusto y su frustración de hombre decente ante el descaro de los quintacolumnistas. Pero también creo que aguantó sus ganas de descargarse todo lo que pudo. En el canal faltaron intenciones de escucharlo, como han faltado ganas de escuchar a otros que ya no están al aire. Siguen existiendo pocas ganas de escuchar, me temo. Por esto propongo que convoquemos a una gran consulta popular, foros de discusión, en los que el pueblo exprese su opinión, en donde el pueblo exprese cual es la televisión que quiere en su canal, en donde los cambios que se proponen sean discutidos y se ejecuten sin imponerlos. Si esto no es revolucionario, a lo menos es políticamente inteligente.
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