El pensamiento estratégico de Hugo Chávez y su genialidad como estadista, nos interioriza en sus dimensiones geopolíticas la facultad de apreciar “en los órganos de percepción del Estado lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño”.
En este sentido, la Revolución Bolivariana se eleva al poder político en plena dinámica de la globalización neoliberal caracterizada por la acción depredadora del capital trasnacional, contexto este donde se planteaba la recuperación de la soberanía del Estado-Nación, acompañándose de una política exterior que apunta hacia la integración latinoamericana y a la multipolaridad, para que bajo los principios de solidaridad, cooperación y autodeterminación, se impulse el equilibrio de las relaciones internacionales y poder así sobrevivir ante la devastadora unipolaridad.
Ahora bien, en esta perspectiva la relación dialéctica que engendra la naturaleza geofagia de las grandes potencias, constituyen una amenaza constante a los recursos estratégicos de la región suramericana y por ende a nuestros pueblos, sosteniendo que en este lado del “ajedrez esferoidal” se albergan las mayores reservas de petróleo, 45% del agua potable y la mitad de la biodiversidad.
Es por ello que la UNASUR, como pieza geopolítica impulsada por el Comandante Chávez, bajo la inspiración de la heroica gesta bolivariana y la herencia histórica de la sangre derramada en nuestras tierras por los hombres y mujeres, que dejaban su vida por el sagrado derecho de la libertad y la independencia, entretejen la urdimbre que nos permite impulsar alianzas y acuerdos, apoyados en la lógica de nuestros intereses comunes, que nos conduce a reencontrarnos con nuestra historia para avanzar con mayor claridad hacia los tiempos venideros.
En prospectiva, dada la invariable naturaleza hegemónica de las grandes potencias por arrollar la soberanía de nuestros pueblos, la UNASUR tiene el papel fundamental en nuestro continente no sólo de preservar los recursos estratégicos, sino también en el marco de su visión geopolítica, reducir las asimetrías propias de las leyes del capital, para así conformar un sistema defensivo que impulse el desarrollo tecnológico, la cooperación entre los pueblos y las alianzas culturales que entrelazan nuestra historia.
Finalmente, el sistema defensivo de la UNASUR debe entretejer la urdimbre de un conjunto de áreas estratégicas que nos permitan fortalecernos en lo político, económico-financiero, cultural, militar y tecnológico, en la cual la autodeterminación de los pueblos debe constituir el hábil camino para transitar hacia nuestra independencia, debido a que el trayecto de lucha a la soberanía no tiene atajos por el norte, sino que debemos construirlo y encontrarlo en la heroica lucha de nuestros pueblos del Sur, sólo así abrazaremos la idea-fuerza (Estado-continente) que nos permitirá ir consolidando un polo de poder en el “ajedrez esferoidal”.
*Profesor-Instructor-Soldado de las Ideas.