La Tragedia del Corazón de Chávez

Nadie ha sabido expresar como el Comandante Chávez el estado de su tiempo, con sólo analizar el estado de su espíritu. Encerrado en su independiente individualidad, indócil a todo yugo, incapaz de entregar su alma a la baja dirección de pensamiento que no brotara del fondo de su propia conciencia, creído de que en el seno de su ser se hallaba el manantial de su vida, y de que podía levantar la frente sobre todos sus adversarios, respirar fuertemente el aire, pensar fuera del espíritu humano por un supremo esfuerzo, se fijaba inmóvil, como en su centro de gravedad, en el cielo inmenso, lo veía y reveía sembrando de esperanzas, lo poblaba con las luminarias de sus ideas; pero de pronto el barro detenía y cortaba su vuelo; y entonces revolviéndose contra sí mismo, saltaba dentro de la estrecha tierra como prisionera ave en su jaula, encendía su sangre con el hervor de sus ideales, y se convertía en transparente sombra, como un ángel que, después de haber asistido al florecimiento de la Patria por la inmensidad llena de vida, se encontrara súbitamente sólo, mudo desterrado del contacto con su pueblo el 11 de abril 2002, tronchadas sus alas bajo el sudario de espesas tinieblas.

Este Coloso Inmortal, sólo sabe situarse apasionadamente ante la vida, todo lo lleva a términos de pasión; pero siempre un mundo realista, que a fuerza de realismo se rebasa a sí mismo, él, es uno de los hombres más carismáticos que ha tenido Venezuela. Todo conductor de almas da a los hombres que conduce, lo que ya tienen contenido. El conductor, el líder, el caudillo no es más que el comadrón que vigila el parto de su pueblo en el camino. Los caudillos no surgen por su libre decisión, sino por el asentimiento de todos para dejarse conducir. El pueblo se enamora de su caudillo y lo sigue en místico embeleso. Entonces no hay tragedia comparable a la tragedia de Chávez. ¡Creemos que es imposible morir!

En la medida que aumenta la significación social de Chávez, éste es menos libre, pues ya su personalidad está inflada por la dignidad que encarna. Hay núcleos de vida individual de gran proyección social, como es el caso de los héroes y los profetas, en que el individuo casi no se pertenece, pues su personalidad y conducta, en lo sucesivo, está al servicio de una gran realización social. Eso es un arquetipo. Y eso, en nuestra opinión le sucedió al Comandante Chávez, que busca a través de la vía expeditiva, la igualación que, desde sus orígenes, exige el pueblo venezolano y que le impide operar la necesaria síntesis socio-histórica.

El Comandante Chávez, contradictoriamente a la magna empresa que se había propuesto, y que puede “fracasar” con su partida, era de una temeridad heroica tanto en la gloria como en la pena, nunca dio señales de preocuparse por su salud. Mantenía a distancia a los médicos y aunque los distinguía en su trato, desobedecía sus instrucciones, como se demostró en el deslave de Cumanacoa, en la tragedia de Amuay, y en la última concentración electoral del 4 de octubre 2012 en Caracas; exponiéndose al tremendo “palodeagua” cuando ya la enfermedad hacía estragos.

No hay tragedia comparable a la tragedia del corazón de Chávez. Se necesita subir hasta el infinito que sepa lanzar cómo él la voz de los sepulcros, repetir cómo él la elegía de las ruinas.

—“Hay hombres, que vienen a sacudir al mundo de su ruin suceder predecible. Cuando este sacudimiento se traduce en cambios definitivos y favorables para los pueblos, se dice que el apostata es un arquetipo, este es el caso del Comandante Hugo Chávez Frías. Pero pocos hombres resisten ser acogidos como arquetipo poderoso del héroe, “la segunda y verdadera emancipación del padre”.

¡Gringos Go Home! ¡Libertad para los cinco cubanos héroes de la Humanidad!

¡Chávez Siempre Vivirá Contigo!

¡Hasta la victoria siempre!


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Manuel Taibo


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