Estas grandes batallas que estamos librandocontra el imperialismo deforme, contra lo demoniaco e universal del armamentismo y el consumismo, establecen la dualidad entre el bien y el mal. Jamás como en la actualidad, debido a la propaganda audiovisual, seguida por millones de seres humanos desprovistos de mente de tanta universalización subalterna.Jamás como en la actualidad, la fémina ha gozado de tanto exhibicionismo, de tanta publicidad carnal, de tanta universalización subalterna. El consumo aumenta con la erotización del producto y ella misma se propone como un producto de consumo. La promoción de la sexualidad industrializada se atiene sobre todo a la piel, promueve para la personalización onanista paralela al canto de la copulación. Lo que se busca en verdades el desarrollo del onanismo, refugio de la vejez, de la soledad, forma suprema de la privacidad.
La ambigüedad se cultiva también comercialmente, para jugar sobre dos teclas a la vez, en un desarrollo bisexual sistemático. Así la postmodernidad cierra el círculo de la ostentación andrógina: de Heliogábalo a Miguel Bosé, pasando por el furor de ostentación pornográfica prefabricada de la machorra Madona y por Michael Jackson y sus imitadores, unos amielicos en estado perpetuo de masturbación tan mecánica como sus bailes.
La cirugía estética, en una sociedad decadente como la nuestra, regida por el culto a la piel, tenía que prosperar como técnica corporal al servicio del narcisismo de los concursos de belleza, del jet-set y de los “ídolos” del espectáculo incesante.
Un fenómeno de semejante intensidad, acumulativo e inquisidor al final, con una recaída en el sopor recuperador, implica la entera organización de la Maquinaria Humana, determinada por lasupervivencia. Resulta natural que desde el origen, los pueblos que asumieron abrir la comunicación con el socialismo liberador, de difícil señalamiento numerativo sobre todo ahora, cuando existe la libertad de pensamiento cuyo estudio de manifestación sensorial y motoras que escapan al régimen establecido e invaden el campo del socialismo, mágico, que estaba oculto en elsentir del pueblo venezolano, que no vaciló en usarlo para sus fines de libertad.
El capitalismo es el predicador solitario de una realidad mal herida por la conductahumana y los cismas del cristianismo. A esos grupos afluye toda la realidad exterior e interior del mundo feudal. Ese amasijo humano perdió su rumbo: Autobús de locos, paraísos envenenados, jardín sin flores, carrozas de carnaval lujurioso. Los hombres y mujeres de vestíbulo que son, se quedaron frustrados en espacio reducido que no pueden franquear para salir o para entrar.
Por las más diversas vías de la “inteligencia”, se empeñan en demostrar que el único camino a seguir es el capitalismo, y que la esencia de la vida no es sino la existencia, una rueda de hechos, simplemente, regidos por el sentido personal de la autoafirmación o autodestrucción.
Ese sentimiento nihilista, ¿procede de la observación social o más bien se inspira en la gran crisis oscura del imperialismo? Es el resultado de la civilización capitalista, cerrada sobre ella misma, agnóstica, utilitarista, hedonista y convencida de su poder material. A esa sociedad pertenece Venezuela, arrastrando a los indígenas ajenos a esa angustia de poder y a descendientes de africanos, asimilados a la fuerza.
El diablo es el imperialismo, es la tecnociencia, hija descarriada de la ciencia, capaz de aplicar la energía nuclear a la destrucción de la Humanidad. Ese terrorífico nihilismo guerrerista, destructor,es elmismo cultural que alentaba al nihilismo nazista, es la respuesta de la cultura neoliberal, capitalista y burguesa, empeñada en la tarea de construir el futuro.
En ese mundo corrompido, el único Dios es el dinero y el poder político, y la verdad delo absurdo. Pero, desgraciadamente, después de dos siglos y medio de la Revolución Francesa, lo que impera en esas clases burguesas es el hedonismo, el narcisismo, la indiferencia, la confusión, el personalismo, el bombardeo desbastador de pueblos, los medios manipuladoresde comunicación privados y la exterioridad engañosa.
Esta sociedad consumista tildada de moderna, rodeada por los espectros de las guerras y genocidios políticos, delos imperialistas, reducida al existencialismo subjetivo con libertad aparente, de hechos efímeros repetidos, ensordecidos por la información la publicidad y el desorden general, al igual que las drogas tranquilizantes.
En esa inmensa desolación están los pobres del mundo, a medida que se ven envueltos en la apretada y asfixiante red de las substituciones tecnológicas, todas al servicio de la meta consumista capitalista, del poder bajo cualquier aspecto, del negocio armamentista y del dominio sobre los pueblos. Entonces nos presentaron las drogas como el gran paliativo, la única fuga posible, se convierte en refugio efímero ante la masificación, cuyos efectos preparan la reducción de los seres humanos a la condición de insectos.
Si hoy se sostiene el capitalismo, es porque sirve de agarradero al caciquismo que en él se apoya, le sostiene y le precipita, y por la enorme apatía delos pueblos que, quebrantados por siglos de luchas cruentas, murmuran con fatiga… ¡libertad!, ¡libertad…!
La Revolución chavistaestá preparando una renovación del pueblo venezolano a medida que la expansión de la conciencia lo limpie de ataduras, de fascinaciones monstruosas, del sentido equivocado de la libertad. Sólo falta que cobre ánimos, vea que otra soberanía hace ilusoria la suya, se sacuda y sacuda al caciquismo encaramado en los chirimbolos.
¡No podemos perder la esperanza en el socialismo porque todo es socialismo!
¡Gringos Go Home! ¡Libertad para los cuatro antiterroristas cubanos héroes de la Humanidad!
¡Chávez Vive
y Vivirá por Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!