La división internacional del trabajo, que caracteriza la dinámica entre países explotadores y explotados, reproduce abismales desigualdades socio-espaciales, enmarcadas en las falsas representaciones sociales que imponen los aparatos de dominación del sistema económico.
En esta perspectiva, las grandes potencias apoyadas en su alto grado de desarrollo tecnológico y la acción depredadora del capital trasnacional, han traído consigo, no sólo la expoliación de recursos de nuestros territorios sino que también la cultura global se apoya, en un sistemático proceso de aniquilación de la memoria histórica y de la identidad de los pueblos, estratagema que consolida de manera progresiva los valores mercantiles, que inoculados en la conciencia de nuestras mujeres y hombres, generan la reproducción del sistema económico a ritmo acelerado.
En este sentido, se aprecia como el proceso de globalización y su expansión cultural, reduce la soberanía de los Estados, en la cual es importante destacar lo que menciona Federico Ratzel cuando señala que: "La Naturaleza misma no permite que un pueblo permanezca inmóvil, este avanza o retrocede", es por ello, que en prospectiva y apoyados en la idea-fuerza de avanzar, la geopolítica representa un saber estratégico en el proceso de fortalecer los elementos (nación-territorio-gobierno) que constituyen el superorganismo llamado Estado.
De acuerdo con este planteamiento, es importante resaltar que la Nación es: la expresión espíritu-intelectual y moral, en la integración de los hombres es su elemento esencial por excelencia con esto podemos apreciar, que los pueblos no sólo son simples conglomerados de personas sobre un territorio, sino que tienen espíritu y principios organizadores que requieren de una gran estrategia nacional para activar sus pulsiones constructivas hacía el desarrollo integral.
En síntesis, la gran estrategia nacional para el fortalecimiento del espíritu-intelectual y moral de nuestros pueblos, requiere de una profunda revolución educativa en la que los medios de difusión masivos, se conviertan en hontanar que contribuya a la reconstrucción de las fibras morales e históricas de la Nación, debido a que estamos inmersos en un sistema doblemente viciado y tan necesario es reducir las asimetrías socio-espaciales, como alcanzar lo que con tanto ahínco señalaba Bolívar la rectitud de Espíritu.