Harta! esa campaña mediática alimentada con el "caso Dossier".

Eso demuestra cuán poderosos son los medios audiovisuales, y cómo acumula poder una persona medianamente inteligente que cuenta con un espacio fijo y logra, con un trabajo coherente y perseverante, tener suficiente credibilidad, lo cual es el caso de Walter Martínez.

Por mi parte, dejé de ver Dossier cuando las pesadillas de guerra me desvelaban, porque, aunque el problema del medio oriente y de otros conflictos es de actualidad y es importante, a la larga me parecía de efectos aplastantes para la siquis, sobre todo porque se transmitía a las horas de ir a dormir (y te queda en el subconsciente, te acompaña en los sueños) y se retransmitía a la hora de levantarse, para teñir de conflicto mundial todo el día. Eso, sin que olvidemos que somos un blanco probable del imperialismo, por las derrotas políticas de carácter estratégico que le ha infligido nuestro Presidente.

Es un asunto personal, el programa era bueno (salvo cuando se refería a los españoles, que la crítica del uruguayo desaparecía) tal vez no porque prefiera que cambiemos de amo, aunque tengo derecho a pensarlo y a decirlo, de la misma manera que él tiene derecho a poner la mierda en el ventilador, para que salpique a todos.

Y ese es el problema: Cuando el hombre de Dossier denuncia a los de "el entorno de Chávez" sin precisar nombres, salpica a aquellos ministros y otros altos funcionarios que están enfrentándose justamente a la corrupción del pasado, que arriesgaron y arriesgan el pellejo, que están luchando, con todos los errores humanos, por trascender un pasado inmediato que aún influye en todos los aspectos a nuestro país. De allí lo importante de precisar los ataques.

Y es que a la corrupción hay que enfrentarla con escrupulosidad quirúrgica, afinar bien la puntería para no "pelar" a los culpables, y para no producir el terrible efecto colateral de descalificar directamente a los compatriotas que tienen altas responsabilidades y son
honestos, e indirectamente a nuestro Presidente, quien es el objetivo final de todo este atentado mediático. Hablar con precisión es lo que debió hacer Walter Martínez si es de verdad un valiente, y así sí merecería todo el apoyo de los usuarios.

En cambio, si se trata de una antipatía personal contra Blanca Eeckout, que le mande flores o le escriba versos. Pero no puede descalificar a alguien cuya acción es pública y limpia. Conste que no tengo el honor de conocerla personalmente, pero ella, frente a todo el mundo, ha demostrado que vale mucho más de lo que pesa.

La pregunta viene al caso:
¿Quién se beneficia de este golpe mediático interno?
Si entendemos que Walter Martínez no es ningún tonto, que es un viejo militar, que sabe hacer análisis de una precisión y profundidad asombrosos, NO PUEDO CREER QUE ACTUA EQUIVOCADO O QUE NO SABE LO QUE HACE.

Tengo derecho a pensar que la CIA lo está quemando, a propósito de la estocada en el corazón que les dio el Presidente, esa misma noche, en Nueva York. Tengo derecho a pensar que se propone poner a pelear chavistas contra chavistas para bajar nuestra credibilidad, para lo cual tiene aliados internos, tanto en el canal 8 como tal vez en el mismo
ministerio. Hay que recordar que vienen las elecciones parlamentarias, y el "caso Dossier" forma parte de la conjura para que la gente piense que, "como todo el mundo es corrupto, votemos por los escuálidos".

Basta ya de dejarnos manipular por matrices de opinión. Y es bueno que, así como publican ampliamente las opiniones de los ingenuos que defienden a Walter Martínez, lo hagan con mi opinión.

Compatriotas, aquí nada es casual, aquí no se está jugando. Somos el objetivo central del imperialismo, y hay gente cobrando en dólares que, no sólo no les importa la corrupción sino que la convalidan y participan de ella, mientran se desgañitan repitiendo lugares comunes sin golpear verdaderamente a los bandidos que de verdad verdad "se ponen la boína roja para robar", pero que no son la mayoría.

Ya muchos ponen en duda el sentido de justicia del Presidente, ya muchos hablan genéricamente contra el proceso revolucionario y ese justamente puede ser el objetivo del golpe mediático que está protagonizando Walter Martínez.


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Andrea Coa


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