El Imperio y los y las apátridas aceleran los planes contrarrevolucionarios contra el gobierno socialista bolivariano, todo un intenso menú de opciones manejan para alcanzar su objetivo pero en la medida que estos propósitos son develados, contrarrestados, mayor es la saña imperial y opositora para buscar atajos y hasta piensan elevarse al espacio aéreo no para ir al encuentro de un plano superior de vida, si no para lanzar desde aviones letales y mortíferos ataques contra la vida del presidente Nicolás Maduro, y contra nutrida cantidad indiscriminada de venezolanos y venezolanas, además de bombardear centros poblacionales e industriales del país.
Otra manera de afectar el curso del proceso revolucionario venezolano es afectar el autoestima del pueblo puesto que lo han puesto a pasar trabajo con la especulación, la escasez, el acaparamiento, teniendo la esperanza los opositores y el Imperio de humillar al pueblo por su identificación con el proceso socialista bolivariano, es sonsacar y soliviantar los estados de ánimos del pueblo para también desmoralizarlo y ponerlo a pasar penurias e incertidumbre y predisponerlo contra el gobierno chavista.
No conforme con esto, las y los pitiyankis, en obediente sumisión al Imperio inyectan ríos de dólares de forma irregular al circuito económico venezolano para vulnerar la solidez del manejo revolucionario de nuestra economía nacional.
Los polos oscilantes donde se mueve la oposición apátrida es en la espectacularización de la política propiciada por los portentosos medios de comunicación de la oligarquía y lo otro, es la dolarización, donde por intermedio de la tentación irrefrenable hacia la ilegalidad, inyectan el papel moneda norteamericano proveniente de oscuros negocios en la vida del “activismo político” para legitimar capitales, defraudar al fisco nacional, comprar consciencias, maniatar voluntades y muchas evidencias apuntan de manera indiscutible hacia la Dirección Política del partido Primero Justicia como el cerebro y articulador de esos oscuros manejos en contubernio con el paramilitarismo, el narcotráfico, la delincuencia organizada, todo con el propósito de trastocar la economía, desestabilizar y derrocar al gobierno socialista bolivariano de ipso facto, asesinando al presidente Nicolás Maduro y otras personalidades y cuadros de la Revolución.
Por su parte el gobierno, el Partido Socialista Unido de Venezuela, el Gran Polo Patriótico y demás expresiones organizadas del pueblo han sacado fuerzas de las entrañas misma del dolor pueblo por la ausencia física del Comandante Chávez y la respuesta no se ha hecho esperar, sobretodo, después de los apremiantes momentos electorales donde salió electo presidente Nicolás Maduro, además de la consciencia propia con que los y las venezolanas han esculpido su razón de vida y mientras el pueblo se tiempla como el acero, los desvaríos opositores les hacen vivir a esta oposición apátridas alucinaciones tanto a nivel de la dirigencia expresada en la Mesa de la Unidad Democrática como a nivel de los medios de comunicación donde sin el menor escrúpulo Capriles Radonski -a la postre candidato perdedor- ordenó quemar el país por los cuatro lados y a asesinar a los y a las chavistas con el consiguiente resultado de 11 asesinados y más de 70 personas heridas.
No es casual que analistas de todas las latitudes coincidan en señalar que el desenlace de la revolución mundial está en Venezuela; por ello la táctica y la estrategia de las iniciativas gubernamentales, así como las inicicativas políticas han de estar basadas en el movimiento permanente y la libertad de acción, mientras la oposición está entrampada en sus propias contradicciones, en sus propias declaraciones de prensa y ante las exigencias de la propia membresía opositora que cada día se vuelve más incrédula y escéptica con respecto a la buena fe, con respecto a la respetabilidad de la dirigencia opositora, cuyos exclusivos intereses de clase oligarca poco a poco sus seguidores empiezan a descubrir y a discernir llegando a conclusiones graduales que no son los mismos intereses del grueso de toda la membresía opositora.
Vale recordar y meditar por siempre al respecto, para que el Comandante Chávez y quienes le acompañaran en esa oportunidad durante dos largas décadas bajo la sombra para que se cultivara y fertilizara con santa paciencia ese movimiento insurgente dentro de la Fuerzas Armadas Nacionales y cuyo desenlace el 4 de febrero de 1992 en la escena nacional e internacional cambió el curso de la historia venezolana que luego fue remachada el 27 de noviembre de 1992 por la insurgencia en la Fuerza Aérea; ese tiempo transcurrido fueron largos años de silencio, porque en silencio ha tenido que ser, de marchas y contramarchas, de paciencia, de humildad, de compromiso sin pedir protagonismo –y cuentan que el protagonismo que se pedía era por hacer las tareas más osadas- porque los y las rebeldes pudieron morir en los eventos insurgentes, fueron años por desarrollar la discrecionalidad para instrumentar la inteligencia y la contrainteligencia y donde el juramento en el Samán de Guere, así como en apartados y oscuros dormitorios en las largas noches de fuego patrio en los cuarteles, o quizás en algún recóndito lugar donde pudieran evadir la persecución interna de los altos mandos militares proadecos, procopeyanos y fedecamaristas, era un pacto de vida para los y las insurgentes –aunque algunos líderes fueron centrifugados por la historia y por su propia conducta personal- no obstante otros juramentos se mantienen cristalinos, prístinos, rutilantes muy distantes de un pacto clientelar.
Por esto y por mucho más, es que estamos obligados por múltiples factores a ganar la mayor cantidad de las Alcaldías y concejalías en el país.