Los atropellos del poder mediático i del dinero

En unos estupendos trabajos que tiene la cortesía de enviarme, así como en una entrevista interesante, el sociólogo Rigoberto Lanz dice unas cuantas verdades que, no solamente la oposición, sino los comprometidos con el proceso revolucionario bolivariano, deben meditar. En primer lugar comparto con él muchos puntos de vista realmente ideológicos que deben tomarse en cuenta, para el llamado socialismo del siglo XXI que en otros artículos comentaré, pero en la entrevista dice una cosa mui cierta. “Venezuela es (era) un territorio poblado esencialmente inviable, caracterizado por los más obscenos contrastes de opulencia y de pobreza”. Antes, con respecto a la interrogante de cómo considera a Chávez, si como un caudillo (palabra del entrevistador) militarista o populista, Lanz, responde que “Lo más claro es que Chávez es un líder carismático que ha enganchado con los desheredados de siempre”. I esto es igualmente mui cierto, puesto que este proyecto que desarrolla de darle poder al pueblo i reivindicar tantas injusticias padecidas, especialmente en la pseudos democracia puntofijista. Sin embargo es de aclarar que no solamente las clases pobres han sufrido i han sido atropelladas, sino igualmente la clase media profesional donde, unos comprendemos i nos entusiasma el proceso, mas muchos otros son adversarios irracionales; i es que en la clase media, con sus estratos bajos, medianos i altos, es el escenario donde los atropellos aislados se ven con más frecuencia. Creo, además, que este gobierno como ninguno ha respetado la libertad de expresión i por ello vemos cuantas denuncias i reclamos se dan, i cuantas mentiras i calumnias se expresan libremente del lado de la oposición. Por eso no son los sindicatos amañados o los empresarios irresponsables lo que crean inmensos problemas, sino entidades bancarias, institutos docentes (colegios, liceos i universidades) o empresas que ofrecen un servicio como de excelencia, tienen un arrollador aparato publicitario i cometen increíbles atropellos contra la clase media que no tiene apoyos políticos. Por eso, con el permiso de APORREA, quiero hacer una denuncia que me ha vejado durante más de dos años, casi dos años i medios, pero que puede sucederle a muchos otros ciudadanos.

Se trata de una aseguradora de prestigio, cuya propaganda en prensa, televisión i supongo que también en la radio que menos escucho, la “pinta” como una maravilla de compañía aseguradora. Resulta que hace unos tres años, con supremo esfuerzo económico (pues vivo de dos sueldos limitados de jubilaciones de entidad a las cuales entregué toda mi vida profesional e intelectual), a un hija de mi segundo matrimonio que cursaba los dos últimos años de la carrera médica, su madre (una profesional de la medicina de mi misma condición económico-social) le compramos un automóvil por la necesidad apremiante de trasladarse a hospitales, medicaturas i universidad; fue una inversión de 11 millones que, con préstamos bancario, se aumenta mucho más. Le aseguramos el vehículo con “la prestigiosa” aseguradora. Al año dos meses aproximadamente, hubo un gran choque i el vehículo quedó bastante mal. Recurrimos al seguro, al cual hemos pagado puntualmente, i empezaron a correr meses sin responder, decidiendo si era pérdida total o reparación. Fueron vanos los reclamos i hasta una primera carta que le hice ya después de un año i como los documentos los firmó mi ex esposa, ni me contestaron. Pasó el año largo i seguimos en las mismas, pues a los 8 meses del choque, alegaron que en el croquis no figuraba donde estaba el “pare” i fue necesario un papeleo i recurrir a la oficina de tránsito para el arreglo. Al fin introdujeron el auto en un taller i allí “vegetó”. Ni lo reparaban i lo fueron desvalijando tomando piezas de un auto casi nuevo, para otros vehículos. La irresponsabilidad del taller, la pagamos los dueños del carro. Al fin, después de repetidos reclamos, lo pasaron a otro taller, donde manifestaron que arreglaron la carrocería, pero faltaban multitud de piezas, incluyendo cosas como el cerebro electrónico, compresor del aire, etc. Otra carta de mi parte, bien especificada i que puedo publicar, tampoco ni la tomaron en cuenta ni acusar un recibido. Soi para ellos una persona insignificante que no merece ni una respuesta. Así, aunque mi ex esposa ocurrió al INDECU, nada se logró, ni la intervención de un abogado. Simplemente, la “prestigiosa” aseguradora “enterró el vehículo, sin velorio alguno”. Ya han pasado dos años, 4 meses i 6 días. Todavía no hai solución a la vista, además de no garantizar un motor que tiene este tiempo sin funcionar. Durante ese tiempo, el promedio de gastos en taxis, es de 15 mil a veinte mil bolívares diarios para mi hija que, afortunadamente, ya terminó la carrera i solamente espera el grado. Pregunto ¿En cual ciudad del mundo o país, una aseguradora se comporta así impunemente? ¿Se puede burlar de esta manera a unos clientes responsables i que merecen como personas respeto? Si tuviésemos un Poder Judicial confiable (porque eso no depende del gobierno sino del residuo puntofijista en los tribunales) sería posible una demanda millonaria contra esa irresponsable e irrespetuosa Compañía de Seguros, tan promocionada por los medios de comunicación social. Esa aseguradora de maravilla, se llama Seguros BANVALOR. Una justa exigencia debe ser un vehículo nuevo i la más justa indemnización de daños i perjuicios. Hasta ahora, la respuesta ha sido, un irresponsable silencio, mientras hemos seguido pagando un vehículo por más de tres años i que solamente se usó algo más de un año. ¡Cómo se engaña a la gente con la propaganda mediática!

Por eso comparto con el profesor Lanz que, “me parece una necedad típica de la politiquería, pretender que el gobierno tiene una voluntad expresa de violar los derechos de la gente”. Al contrario, pese a cuanta dificultad o trampa han inventado, la no violencia i la voluntad de unión de todos los venezolanos, ha sido la consigna del gobierno bolivariano; quienes atentan contra todo como lo demostraron en 47 horas de golpe, lo hacían antes i lo siguen haciendo ahora, son los hombres de la IV República o las instituciones donde ellos todavía predominan. Por eso, ante la impotencia que uno experimenta cuando se le violan los derechos humanos i se le sumerge en silencio, es cuando surge la necesidad de una denuncia pública como ésta. Esperamos justicia.




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Roberto Jiménez Maggiolo


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