Rafael Caldera en enero de 1946, apoyando el golpe de estado de Betancourt contra Isaías Medina Angarita en 1945
Estimados Compatriotas de APORREA.ORG:
Aquí les remito una carta que nos envía el Cónsul General de Venezuela en
Puerto Rico, el historiador venezolano Vinicio Romero, dirigida a su
familia donde hace un análisis y emite reflexiones sobre la actualidad del
país. Si bien es una carta íntima, le hemos pedido su consentimiento para
publicarla y él ha accedido a ello. Creemos conveniente su publicación dado
el conocimiento de la Venezuela contemporánea que refleja este insigne
historiador en su escrito, así como el análisis objetivo que realiza de la
situación actual.
Su amigo José Gregorio Salvuchi
Puerto Rico, 23 de diciembre de 2002
CARTA A MI FAMILIA
Querida mamá,
Queridos hermanos y hermanas,
Queridos sobrinos y sobrinas
Queridos cuñados y cuñadas
Saludos a todos, ¡Feliz Navidad!
Por primera vez nos encontramos Carmen y yo lejos de nuestra patria, a la que queremos con verdadera pasión.
Ustedes, más que ningún otro, saben y me lo han oído decir y lo han visto escrito: TENGO DOS GRANDES PASIONES: MI FAMILIA Y VENEZUELA.
Esto no ha variado en absoluto; todo lo contrario, se acentúa cada día, sobre todo cuando desde lejos, en perspectiva distinta, vemos cómo hay sectores inescrupulosos, irresponsables, a quienes no les importa la magnitud del daño que le hacen al país y a sus principales recursos con tal de satisfacer apetencias personales y defender intereses propios por encima de los de la nación. Me refiero a dirigentes, de lo que hablaré más adelante.
Querida familia: aunque Carmen y yo somos una unidad indivisible en el amor que nos ha unido por más de treinta años, quiero hacer abstracción de ella en este momento y concentrar la respuesta a vuestros planteamientos desde mi solo punto de vista.
Puede que sientan alguna frustración si ven que “no entro en razón”. Mis razones tengo y son las que quiero exponer aquí, ya que ustedes me lo piden.
Y confío en Dios que ni mis opiniones ni las de ustedes destruya la unidad de una familia que, numerosa, se ha mantenido en perfecta armonía.
A mis sesenta y dos años sigo siendo el mismo Vinicio, con el humor de siempre, con mis bromas y mis locuras, locuras que gracias a Dios hace bastante tiempo enmendé. Pero nunca he dejado de imprimir seriedad a la hora de asumir los retos y las responsabilidades que he enfrentado en la vida.
Altísimas responsabilidades, desde director de la Revista Estampas de El Universal, a los 20 años; productor y moderador de tres programas de televisión, a esa misma edad, en el canal 5; jefe de prensa del Banco Obrero a los 21 años; casado a los 21 años; director del diario El Bolivarense, en Ciudad Bolívar, a los 26 años; autor y editor de libros desde entonces hasta ahora; cuántos discursos, incontables conferencias en el país y en el extranjero…
Los libros, casi dos millones de ejemplares en treinta años, me han dado inmensas satisfacciones. Me ruboriza decirlo yo mismo, pero soy el autor venezolano que más libros ha vendido en el solo territorio venezolano en menor tiempo.
La participación en la Asamblea Nacional Constituyente me dio la satisfacción de discutir un proyecto de país y de redactar nuestra Constitución. De ello me siento orgulloso.
Acabo de regresar de Roma, donde un grupo de juristas de tres Universidades y del Instituto Ítalo-Latinoamericano realizaron un Foro de la más alta calidad sobre la Constitución venezolana de 1999 y los ingredientes que contiene de la doctrina bolivariana.
Me dolía reconocer que mientras en Europa se estudia y se analiza la doctrina bolivariana, en Venezuela hay grupos de intelectuales que la niegan (Manuel Caballero, por ejemplo) y otros ahora la esconden sólo por razones políticas, después de haber sido grandes bolivarianos (Elías Pino Iturrieta, Guillermo Morón, otros ejemplos).
Siempre rechacé los cargos públicos, mejor dicho, los repugné. No me han interesado nunca. Beatriz debe haber leído más de una vez mis dos cartas al Presidente Chávez, primero cuando ganó las elecciones de 1998, le escribí para felicitarlo y en esa misma carta le dije que no quería ningún cargo público, pero que sí lo apoyaría en su proyecto político. Después, más adelante, en la que nuevamente le ofrecía mi apoyo pero sin participación directa en el gobierno. ¡No es mi carácter! Me gusta ser libre, sin horarios, ir donde quiera, participar donde me inviten.
Pero sí quise ser Constituyente, y esa campaña casi le cuesta la vida a Carmen por el estrés que significó. Salí electo con más de un millón de votos, y tengo hecha la contabilidad. Si no es por la “Llave de Chávez” no llego, pero con los solos votos de Chávez tampoco. Voy a explicarme:
Yo iba en la llave 1, desde Caracas hasta Zulia, pasando por los estados Miranda, Aragua, Carabobo, etc. Pero no me correspondían los estados de los Andes, ni los de Oriente y Sur. Pero votaron por mí en todos los estados de Venezuela, por mi nombre y por mi obra. Ustedes mismos saben de muchos antichavistas que sin embargo votaron por mí para la Constituyente.
Mis dos responsabilidades más recientes han sido la Dirección del Archivo General de la Nación y el Consulado de Venezuela en Puerto Rico, que ejerzo en este momento. Juro que esto lo he aceptado por lo que pueda hacer en beneficio de la imagen de mi país, deteriorada con la más perversa intención; independientemente de que el cargo conlleva mejoras económicas. Pero Dios sabe cuánto me costó tomar la decisión de aislarme de mi país en estos difíciles momentos. Sin embargo, creo que aquí estoy haciendo lo que debo hacer, sin fanatismo de ninguna naturaleza.
Vayamos ahora al objeto de vuestras preocupaciones. No voy a hablar del asunto de la división del país, achacándosele a Chávez la culpa de ello, como si en otras épocas, desde la lejana colonia, no hubiese estado fracturada nuestra sociedad civil.
No hablo de esto porque ya me lo han escuchado, lo que dije en el Teatro Municipal el 28 de octubre es parte de un ensayo en el que me propongo demostrar la verdad histórica de nuestras divisiones. Lo que dije en esa oportunidad me ha valido felicitaciones de parte de la oposición y del oficialismo. No me salí de la historia.
Lo que está más evidente en estos momentos es la intolerancia de algunos dirigentes de la oposición. Son capaces de la más grande manifestación de violencia, no importa el saldo doloroso de muertos y heridos, lo que importa es que Chávez se vaya.
Han sido capaces de cometer el acto criminal contra el país de usar como arma política a PDVSA, secuestrar barcos, impedir la venta de combustible al exterior, a sabiendas de que son compromisos que se deben cumplir porque se puede perder el mercado. ¡ESO ES LO QUE QUIEREN! QUE SE PIERDA TODO, QUE EL PAIS SE HUNDA, PERO QUE SE VAYA CHÁVEZ.
Dios mío, ¿hasta dónde ha llegado la inconsciencia? Lo que no ha hecho Chávez en tres años y medio lo están haciendo estos dirigentes inconscientes, prácticamente desde el inicio del gobierno. NO LO HAN DEJADO TRABAJAR.
Vienen creando un caos día a día; fracasan en alguna acción, inventan otra; la idea es crear un incendio generalizado en todo el país, que arda por los cuatro costados, con el fin de que un presidente electo por el pueblo (claro, no es el pueblo de ellos) se vaya.
El 10 de diciembre del año pasado fue el primer paro significativo; fracasó porque no todo el mundo se paró. En la zona del sur del Lago de Maracaibo anunciaban el éxito porque “ya trancamos el puente y no pasa nadie”. ¡Valiente manera de hacer un “paro cívico”!
Desde entonces no han dejado de hacer acciones contra el gobierno con el solo objeto de desestabilizar el país y provocar un golpe o la salida violenta de Chávez. Así llegaron al 11 de abril y a los días sucesivos.
¿Quiénes son los culpables de la tragedia del 11 de abril? Única y exclusivamente los dirigentes que de forma irresponsable, inescrupulosa y criminal azuzaron a la marcha para que tomara el camino que no tenía permiso y enardecieron a la gente con la estruendosa frase que todavía resuena y que clama al cielo por la sangre derramada: “VAMOS A MIRAFLORES A SACAR AL TIRANO”.
¿Era o no una declaración de guerra? ¿Quiénes eran los violentos en ese momento? Se les veía el odio pintado en los rostros. El gobierno de cualquier parte del mundo está en el derecho –y el deber- de defenderse; y si los reaccionarios de la oposición que en ese momento se tornaba irracional podían avanzar enfurecidos “al ataque”, por lógica los que están del lado del régimen tienen derecho a agruparse para defender a su gobierno.
Ese grupo inmenso que estaba alrededor de Miraflores no tenía armas, aunque se les llene de ira la cara y me digan cínico. Con esas y otras tantas mentiras se ha fabricado una matriz de opinión despiadada y perversa.
Las primeras imágenes de Puente Llaguno, repetidas hasta la saciedad, sólo las que interesaba reproducir, causaron el más acerbo dolor, en casa sufrimos mucho ese día, sobre todo porque se decía una y otra vez que los chavistas –evidentemente chavistas- estaban disparando contra una masa humana indefensa, horrenda mentira dicha sólo para que se produjera lo que se produjo.
Luego se demostró que antes de que esos “pistoleros” empezaran a disparar, como en efecto dispararon, el puente estaba repleto de gente, y cuando desde abajo, donde estaba la Policía Metropolitana, surgieron los primeros disparos, varios chavistas del puente cayeron muertos o heridos y el puente quedó casi vacío; sólo en los extremos permaneció gente, precisamente los 14 que estuvieron disparando para responder los ataques desde abajo.
Esa verdad no la quieren aceptar porque están influidos por la campaña mediática desde la mañana hasta la noche en una sola dirección, sin equilibrio informativo, metidos los medios en la conspiración desde hace mucho tiempo.
Dicho sea de paso, la televisión es culpable de lo que ocurrió esos días, porque no cubrió objetivamente lo que estaba pasando, las masas humanas –humanas, sí, aunque sean del bajo pueblo despreciado por los que tienen mentalidad oligárquica y esclavista y nada cristiana- esas masas que se desplazaban desde todos los puntos de nuestra geografía para defender a su presidente. ESO NO LA DEJÓ VER LA TELEVISIÓN QUE EXIGE “LIBERTAD DE EXPRESIÓN”, CUANDO NO HA HABIDO JAMÁS TANTA COMO AHORA. MEJOR DICHO, SE HA ABUSADO DE LA LIBERTAD.
Ortega y Carmona, Juan Fernández y otros dirigentes son los responsables de esa masacre. De los 17 muertos de ese día, once (11) eran chavistas. ¡Y el gobierno de Chávez asesino los mató! ¡Qué cosa, hermanos! ¡Qué manera de entender la religión y la justicia! Esos señores deberían estar presos, y sin embargo continúan azuzando a la población, aun en plena Navidad, sin tregua, cuando hasta en los más severos campos de guerra, de batalla, hay tregua para estas fechas. ¡Son unos desalmados!
Y me apena que gente de mi afecto le esté haciendo el juego a los traficantes de la política y vagabundos como Carlos Ortega. Oigan las grabaciones de éste con Ángela Zago, para que entiendan algo mejor lo que sucede.
A quienes Chávez no les gustó nunca, por lo tanto no votaron por él, ¿qué hay de nuevo en seguirlo adversando? Quizás lo nuevo es que en lugar de sólo rechazarlo o adversarlo ahora lo odian, actitud nada cristiana, por cierto. Chávez no odia a la gente porque es un ser sensible que no han querido analizar en su esencia porque no aceptan o temen que se les pueda meter en sus corazones.
Lo cierto es que en ningún país del mundo se habría permitido lo que está ocurriendo en Venezuela, ¡y Chávez es un dictador!
Este paro que ya lleva 22 días, que han calificado de exitoso PARO GENERAL, sólo para que los que vean la televisión, sobre todo en el exterior, crean que de verdad el paro es general. La mejor prueba de que no es un paro general es que lleva 22 días, lo que ningún país del mundo aguanta.
Vean: un paro general es aquel en el que todo el mundo se para voluntariamente, espontáneamente. En el caso de Venezuela hemos visto el Metro trabajando, los servicios públicos activos, los supermercados, los bancos hasta un momento dado, y muchísimos casos de violencia contra los que querían trabajar. ¿Es eso un paro general o un paro forzado?
Los intolerantes de la oposición, crecidos porque tienen a su disposición los medios de comunicación, fueron a cacerolear a restaurantes y comercios porque estaban abiertos y amenazaban con volver si no cerraban, ¿quién no cierra así?
El 90 % de los comercios ha estado trabajando y la gente está en la calle. Con lo de la gasolina y el petróleo de exportación dijeron ya lo mucho que quieren a Venezuela. ¡Imagínense si el país llega a estar en sus manos! Si esto lo hacen sin tener el poder...
Los dueños de los centros comerciales y los banqueros que siempre ganan más cuando no abren, son los que cierran y obligan a los dueños o inquilinos de negocios a cerrar. ESO NO ES UN PARO, ESO ES UN GOLPE ORQUESTADO POR GENTE IRRESPONSABLE.
Hay ejemplos, como el de la Pony de Venezuela, cuyos empleados y trabajadores no querían sumarse al paro, el dueño dijo que él mandaba allí y les ordenó que no fueran más porque él iba a cerrar las puertas hasta que Chávez se fuera. ¿Es un paro del “pueblo” trabajador o un paro empresarial?
Ustedes se preguntarán que por qué apoyé a Chávez y por qué lo sigo apoyando.
Iván Tourón sabe que yo adversé a Chávez cuando el golpe de Estado en el 92. Escribí dos artículos contra ese golpe, y fueron publicados en casi todos los periódicos de Caracas y algunos del interior del país.
Ingenuamente, envuelto en la cantaleta oficialista, me pronuncié en favor de la democracia. Recuerdo que en la familia hubo algunas voces contrarias porque defendí el régimen de Carlos Andrés Pérez, cuando, en realidad, mi posición era en pro de la democracia.
Pero el golpe de Chávez destapó una olla podrida que hizo pensar a mucha gente. Rafael Caldera, por ejemplo, experto político y ambicioso como él solo, no cayó en la trampa del “atropello contra la democracia” y ese mismo 4 de febrero pronunció un enérgico e histórico discurso que lo colocó en la cresta de la ola que ya empezaba a formarse en torno a Chávez.
Reunido el Consejo de Ministros a las 8:20 de la mañana, decretó la suspensión de garantías. Se produjo un intenso debate en el Congreso de la República, cuando el doctor Rafael Caldera objetó el segundo "considerando" del decreto 2.086, que dice que "la intentona criminal pretendía asesinar al presidente de la República"; así como al referirse a los países que llamaron para ofrecer su apoyo a la democracia venezolana, dijo que "esos presidentes de países avanzados deben saber que la democracia no puede existir si el pueblo no come..."
Eso dijo Caldera; y el pueblo interpretó esa frase como un apoyo a la intentona de Chávez. Recuérdese que a las tres semanas del golpe más del 80 % de la población lo apoyaba, después que empezó a salir a la luz pública lo podrido de nuestra “democracia”.
Yo fui uno de los que entonces reaccioné y reflexioné. ¿Cuál es la democracia que estoy defendiendo? ¿Qué democracia es la que permite un 83 % de pobreza?
Pese a ello, no me volqué a apoyar a Chávez, quien estaba preso, como correspondía. Los golpistas de abril de 2002 debían estar presos como Chávez lo estuvo, pero hoy existe un nuevo concepto de democracia.
Ante la proximidad de las elecciones acepté la invitación de Andrés Velásquez para que lo acompañara como miembro del comando nacional de su campaña. En este ejercicio fui a la prisión de Yare a pedir a Arias Cárdenas su firma de aceptación de su candidatura a diputado por el Zulia.
Entonces me volví a encontrar con Chávez, a quien había conocido en Maturín en 1988. Nos teníamos un buen recuerdo mutuo. Hablamos de mis artículos contra el golpe; no los compartió, pero me dijo que estaba en mi derecho. No quiso apoyar a Velásquez, me aseguró que el triunfo le sería arrebatado, y así fue. ¡Exactamente así fue! Caldera no ganó esas elecciones; los tarjetones electorales fueron retenidos por 7 horas en Fuerte Tiuna por órdenes del Ministro de la Defensa Radamés Muñoz León. ¡Vaya democracia!
Chávez me llamó por el celular el 1 de febrero de 1998 para que lo acompañara en la tarima el 4 de febrero de ese año, cuando presentaría ante el CSE a su partido. Yo le dije que no iría. Y a Carmen le comenté que sin hablar con Chávez ni saber cuál era su posición frente a algunos puntos importantes, no le daría un cheque en blanco.
Después de haber hablado varias veces con él en privado, después de conocer su pensamiento político, que coincide con el mío en cuanto a la justicia social, a la democracia y al desarrollo de la doctrina bolivariana, me decidí a brindarle mi apoyo.
¿Qué vi en Chávez?
Es un patriota, en primer lugar. Un gran patriota que piensa en la patria nuestra por encima de cualquier otra cosa.
Es un demócrata convencido.
Practica la democracia hasta sus últimas consecuencias (él es una víctima de su exceso de democracia).
Es un bolivariano a carta cabal. Conoce profundamente el pensamiento bolivariano.
No es comunista, sino católico creyente, pésele a quien le pese, sobre todo a los que creen que tienen la exclusividad del catolicismo. Recibe la andanada de acusaciones perversas de quienes se dan golpes de pecho y cometen las barbaridades más grandes contra el pueblo, porque no son demócratas, ni tolerantes, ni nada tienen de cristianos sino las joyas que exhiben en las iglesias los domingos.
Y ustedes saben a quiénes me refiero; ustedes que sí son una familia católica, apostólica y romana en el más amplio sentido de la palabra. Recuerden, si no, a Cristo echando a los fariseos del templo, y no con palabras de dulzura, sino a latigazos.
Es tolerante como ningún otro gobernante ante los insultos de toda naturaleza que le profieren a diario desde antes de ser presidente, es decir desde que comenzó a perfilarse como posible ganador, y los contrarios, entre ellos los copeyanos, olvidándose de su “cristianismo”, vertieron todo su veneno con las más descaradas mentiras.
¿Que fue un golpista? Sí que lo fue; pero tuvo el valor de asumir su responsabilidad ante el fracaso, y, al igual que Arias Cárdenas, se acogió a la legalidad de las elecciones.
Además, ¿qué moral tienen los adecos y los copeyanos para hablar de golpismo?
La más reciente historia –y esto va para mis queridos sobrinos y sobrinas- nos revela cuántos presidentes golpistas hemos tenido, sin tomar en cuenta a los que desde Guzmán Blanco hasta Pérez Jiménez tomaron el poder por la fuerza.
Me refiero a los golpistas de la “democracia”.
Rómulo Betancourt dio un golpe contra el presidente demócrata Isaías Medina Angarita, el 18 de octubre de 1945. Después ha sido llamado “el padre de la democracia”.
Rómulo Gallegos, golpista con Betancourt, presidente de Acción Democrática, el partido del golpe.
Raúl Leoni, golpista junto con Betancourt, Ministro del Trabajo en el trienio adeco.
Carlos Andrés Pérez, golpista junto con Betancourt. Su secretario privado durante el trienio adeco.
Rafael Caldera, golpista, apoyó desde el diario El Gráfico y con su presencia en Miraflores el golpe de Betancourt. Caldera se presentó ante Betancourt en las primeras horas del 19 de octubre de 1945; ocho días más tarde Betancourt lo nombró Procurador General de la Nación. Era un joven abogado de 29 años. El año siguiente, el 13 de enero de 1946 Caldera es el principal líder del nuevo Partido COPEI. En el discurso de instalación dijo Caldera:
"La Revolución de Octubre se salvará si no la dejamos perder por la senda infecunda de nuestros anteriores golpes de Estado. Si queremos salvar este golpe hermoso realizado por un grupo de jóvenes abnegados [...] es necesario que nosotros hagamos nuestra la revolución, hagamos nuestros los propósitos, los ideales formulados por la revolución, que no podrían hallarse más hermosos en nuestra historia política. Hagamos nuestra la preocupación de esta hora. Si la hacemos, la Revolución será de todos los venezolanos y habremos salvado la patria".
Observe bien, mi querida familia, este último párrafo en que Caldera habla del “hermoso” golpe, y de los ideales más hermosos…
Luis Herrera Campíns, uno de los más afiebrados “octubristas”, como él mismo me lo ha manifestado, partidario del golpe contra Medina, se presentó en Miraflores junto con Caldera, en apoyo a la Revolución de Octubre, nada menos que como vocero de la Unión Nacional Estudiantil (UNE) .
En fin, seis presidentes golpistas ha producido nuestra “democracia”. Entonces, ¿quién tira la primera piedra? ¿Qué moral tienen Carlos Ortega, Ledezma, Mendoza, Rafael Marín, etc., para alegar lo de “golpista”? Presenten otros argumentos que sean válidos.
Dejando esto de lado, ¿qué ocurre hoy en Venezuela? Cuando veo que la invitación que me hacen a la reflexión -¡justamente a mí, nadie más tiene que reflexionar, sólo yo!- viene motivada fundamentalmente por lo que ocurrió en Altamira el fatídico 6 de diciembre de 2002.
¡Qué cosa! Un mes antes la Policía de Peña arremetió contra los chavistas que manifestaban en las cercanías de la Plaza Bolívar; hubo tres muertos y nadie me llamó a la reflexión. No hubo luto por las calles de Caracas, no hubo la estridencia mediática…esos muertos no duelen, esos muertos son del pueblo que no produce para el engrandecimiento de la nación, no importan.
Ahora bien: ustedes me conocen y saben cuál es mi sensibilidad. Al igual que lo que vi en pantalla el 11 de abril, lo de este 6 de diciembre me golpeó. Carmen y yo lloramos mucho.
Pero lo que no se me ocurrió jamás fue pensar en un CHÀVEZ ASESINO, como los intolerantes de la oposición, sino que pensé en un loco, fanático, que los hay en todos los partidos. Me dolió mucho aquello, aunque no lo atribuí a algo planificado por el gobierno, porque en cabeza de nadie puede caber que un acto criminal como ese le haga bien al gobierno ni a nadie.
¿Quién puede concebir que alguien del gobierno ordene algo semejante? Sólo quienes odian en extremo pueden pensarlo, o quienes se dejan llevar por las pasiones que alborotan los dirigentes sin ningún escrúpulo.
La verdad sobresaldrá. Lo que dijo de inmediato para ocultar lo real y verdadero, inventándose un video mal montado y asegurando que se trataba de los “círculos bolivarianos”, que más satanizados no pueden estar, se cayó. Lo que ese portugués hizo lo pagará, pero también lo pagarán quienes lo contrataron, y no precisamente los chavistas.
Mi querida familia: no es de cristianos levantar falsos testimonios ni mentir; no se puede acusar a alguien con tan feos denuestos sólo porque no nos guste.
Chávez no es ningún asesino. Es un ser sensible, buen padre, buen amigo, hasta ha perdonado a quienes lo han traicionado y ha pedido perdón públicamente a quienes él ofendió públicamente. Que tiene sus errores y sus pasiones, claro que sí, ¿quién está libre de pecado?
Hay cosas del presidente que no comparto, empezando por el lenguaje; pero de allí a que aceptar las acusaciones en su contra, sobre todo lo que se refiere a su calidad humana, eso no lo acepto. Chávez es incapaz de hacer daño a nadie. Y cuando sacan como argumento lo del Plan Ávila como una acción de Chávez para masacrar al pueblo, sólo mienten y elucubran, porque en las mismas órdenes que salieron al aire grabadas se decía que se trataba de una acción disuasiva; además, ese plan no lo inventó Chávez, sino la democracia que lo acusa.
Se le acusa de comunista –y juro por Dios que no lo es porque lo conozco bien-, alegando que lo apoya el partido comunista; pero olvidan, a propósito, que Caldera también fue poyado por el mismo PCV, que Caldera tuvo en su gabinete guerrilleros asesinos como Teodoro Petkoff y Pompeyo Márquez, autores del asalto armado contra el tren del Encanto, entre otras manifestaciones terroristas.
Entonces, se perdona a estos porque están al lado de Caldera, pero hay que destruir a los que están con Chávez y al propio Chávez.
Hay algo muy significativo. El odio contra Chávez se ha agudizado, mientras Chávez no odia a nadie. ¿Es cristiano odiar? Que yo diga, por ejemplo, que Chávez es un patriota causa una furia única, inaguantable, entre los antichavistas? ¿Qué creen ustedes que puede sentir un chavista cuando le dice –le gritan, le vociferan con odio- que su líder es un asesino?
Lo que está pasando actualmente en Venezuela es culpa sólo y absolutamente sólo de la oposición irreflexiva, porque se ha dejado conducir por un vagabundo como Carlos Ortega, que debería estar preso desde hace mucho tiempo para la paz de los venezolanos; y porque a esos dirigentes irracionales se les ha metido en la cabeza que Chávez tiene que irse YA.
Y la pregunta es: ¿por qué? ¿Por qué no le hicieron lo mismo a los pasados gobiernos corruptos? Claro, porque se pagaban y se daban el vuelto, estaban metidos en el mismo saco y se protegían mutuamente.
Por eso, hay que contar la historia como es. Había dos equipos jugando y pasándose la pelota durante cuarenta años en el mismo terreno, hasta que vino un extraño a ellos, un zambo, con aspiraciones de participar en el juego; al principio lo subestimaron: Irene Sáez, patrocinada por COPEI y la Causa R pasaba del 50 % del favoritismo del pueblo; Salas Römer le seguía de cerca y AD amenazaba con su caudillo Alfaro Ucero.
Luego, cuando ese “asomado”, zambo, empezó a despegarse y pasó a los demás candidatos, se inició la guerra más sucia que jamás se haya visto en la política venezolana. Todo porque había un pueblo con una gran fe y una gran esperanza.
Esas esperanzas están intactas, porque el pueblo –inculto gracias a la “democracia” que no lo ha sabido educar, pero sabio en su intuición- sabe que Chávez no ha podido hacer todo lo que hay que hacer porque los intereses de los poderosos se lo han impedido.
Si él fuera un dictador, tirano o totalitario como lo llaman, habría metido en cintura bien temprano a todos sus medianos opositores cuando tuvo la aceptación por encima de los 80 puntos.
Pero es un demócrata y ha cometido el error de dejar pasar las cosas. Ni un solo preso político; ni un solo medio cerrado; ni un exiliado; ¿qué tirano hace esto? ¿qué dictador? Y las veces que han forzado para que declare estado de excepción, para después decir ¿se fijan? ¿a qué jugamos? ¿a la guerra civil?
En cambio, los demócratas Betancourt, Caldera, Lusinchi: radios, y periódicos clausurados; Universidad Central de Venezuela allanada, televisoras amenazadas y luego compradas por ellos mismos para hacer lo que están haciendo ahora, activismo político.
Recordemos que el inefable Caldera, cuando el astrólogo Gómez dijo que el presidente iba a morir, inmediatamente ordenó su prisión. ¡Qué tronco de demócrata! Y aplaudido por los cortesanos, no se levantaron los Ortegas ni los Carmonas, ni los Fernández, ni PDVSA. ¿De qué democracia hablan?
Una larga lista de odios y enfrentamientos entre los venezolanos, sin contar las guerras de independencia ni la guerra federal que duró cinco años mientras nos matábamos entre nosotros mismos; tampoco les diré del millón de víctimas –todas venezolanas- de las 480 guerras civiles, alzamientos, revoluciones habidas desde la guerra federal (1863) hasta Gómez (1935).
El 14 de febrero de 1936 hubo una masacre en la Plaza Bolívar, durante el régimen de López Contreras.
En 1937 López Contreras expulsa -EXPULSA DE VENEZUELA – a 47 dirigentes políticos acusados de comunistas, entre ellos Rómulo Betancourt (el padre de la democracia, fundador del partido comunista en Costa Rica, creador de las torturas en Guasina).
El 14 de octubre de 1941 murió el caricaturista Leoncio Martínez (LEO) como consecuencia de la paliza que miembros de la UNE, con Rafael Caldera a la cabeza, le propinaron por haber escrito contra ellos en su periódico “Fantoches” (¿a cuántos tendría que apalear Chávez por todo lo que se escribe y dice contra él en los medios?
El 18 de octubre de 1945 Betancourt dio el golpe contra Medina Angarita, presidente demócrata, cuando faltaban pocos meses para las elecciones. Más de doscientos muertos cubrieron de sangre las calles caraqueñas. Eso no importa. Eso no es división de la sociedad civil.
Fundados AD y COPEI, en plena campaña electoral de 1948, los mitines de esos partidos se acababan a piedras, a palos y a tiros. A Caldera le incautaron un revólver cuando iba en gira por El Moján.
El 24 de noviembre de 1948 fue derrocado Rómulo Gallegos. Una nueva casta política –la militar- se estableció en el país. Los perseguidos políticos, torturados, asesinados, exiliados se contaron por miles. ¡Viva la unión de los venezolanos! Jamás como ahora estuvimos tan divididos.
El 1 de mayo de 1957 monseñor Rafael Arias Blanco leyó la famosa carta pastoral en la que fustigaba sin ambages al gobierno. Redactada el 29 de abril por el obispo Feliciano González Ascanio, y refrendada por el propio arzobispo Arias Blanco, dicha pastoral fue un detonante que estimuló la radicalización de la lucha contra Pérez Jiménez. En dicha pastoral se decía, entre otras cosas:
"Nuestro país se va enriqueciendo con impresionante rapidez. Según un estudio económico de las Naciones Unidas, la producción per cápita en Venezuela ha subido al índice de quinientos cuarenta dólares, lo cual la sitúa de primera entre sus hermanas latinoamericanas, y por encima de naciones como Alemania, Holanda, Australia e Italia.
Ahora bien, nadie osará afirmar que esa riqueza se distribuye de manera que llegue a todos los venezolanos, ya que una inmensa masa de nuestro pueblo está viviendo en condiciones que no se pueden calificar de humanas.
El desempleo que hunde a muchísimos venezolanos en el desaliento y que a algunos empuja hasta la desesperación; los salarios bajísimos con que una gran parte de nuestros obreros tiene que conformarse, mientras los capitales invertidos en la industria y el comercio que hacen fructificar esos trabajadores, aumenta a veces de una manera inaudita; el déficit no obstante el plausible esfuerzo hasta ahora realizado por el Estado y por la iniciativa privada, de escuelas, sobre todo profesionales, donde los hijos de los obreros puedan adquirir la cultura y formación a que tienen absoluto derecho para llevar una vida más humana que la que han tenido que sufrir sus progenitores; la falta de prestaciones familiares con que la familia obrera pueda alcanzar un mayor bienestar...la frecuencia con que son burlados la Ley del Trabajo y los instrumentos legales previstos para la defensa de la clase obrera; las injustas condiciones en que muchas veces se efectúa el trabajo femenino; son hechos lamentables que están impidiendo a una gran masa de venezolanos poder aprovechar, según el plan de Dios, la hora de riqueza que vive nuestra patria que, como dijo el Eminentísimo cardenal Caggiano..."tiene tanta riqueza que podría enriquecer a todos, sin que haya miseria y pobreza, porque hay dinero para que no haya miseria."
La represión política duró diez años, hasta que el 23 de enero de 1958 huyó Pérez Jiménez. Alonso y yo fuimos a las cárceles de Maracaibo a ayudar a salir a los presos. Allí vimos cómo salían Paz Galárraga, Manuel Matos Romero y mi pediatra Ángel Emiro Govea, con las piernas llagadas por los grillos...¡Y no había odios!
No había odios: sólo que los miembros de la Seguridad Nacional que el pueblo perseguía y atrapaba, eran destripados –DESTRIPADOS- con cualquier objeto punzo penetrante, en plena calle...Eso lo vimos... primero los masacraban a golpes y luego les sacaban las tripas y los sesos.
1959-1964: Gobierno “democrático” de Rómulo Betancourt. Presos políticos, cárceles llenas, guerrillas urbanas, guerrillas en las montañas, asaltos a bancos, ¿es esto violencia, es odio, enfrentamiento? ¡No, qué va!
23 de enero de 1961. Se promulga la Constitución de ese año. Ese mismo día, Constitución democrática de por medio, se suspenden las garantías.
El 4 de mayo de 1963 es el Carupanazo. Cientos de muertos venezolanos -¿qué importa? No son los de ahora, no son nuestros.
Suspensión de garantías otra vez, inhabilitados los partidos Comunista y MIR, miles de venezolanos molidos a palos. ¡Viva la unión!
El Porteñazo fue otro montón de muertos, casi 700, entre civiles y militares.
1964-1969: gobierno democrático de Raúl Leoni. Guerrillas, presos, familias destruidas, separadas. Desapariciones forzosas... Se inicia el plan de pacificación.
1969-1974: gobierno democrático de Rafael Caldera. Allanamiento de la Universidad Central.
Al robarle las elecciones internas a Prieto Figueroa, se originó una división más de AD. Fueron 721.000 votos de Prieto, AD perdió las elecciones, se coló Caldera con 30.000 votos de ventaja y los adecos odiaron –ODIARON- a los mepistas por haberles hecho perder. Los mepistas ODIARON a los adecos.
Cuánto enfrentamientos, hermanos, cuánto odio y división. Pero no nos engañemos culpando a una sola persona, a Chávez, como si entre los dirigentes de la oposición no hubiese pasiones ni intolerancia.
Es más, creo que ésta se ha acentuado entre los opositores, porque las manifestaciones que tienen es de eso, de no tolerar nada, de irrumpir en las casas de los chavistas para cacerolearlos.
Y la máxima expresión de eso es en estas Navidades. No respetan ni siquiera el nacimiento del Niño Jesús, y van a dar cacerolazos a media noche, es verdaderamente triste, si esto lo hubiesen hecho los chavistas, ¿cómo estarían ustedes? Seguramente dirían que como somos comunistas no respetamos a Dios ni las Navidades.
Los cambios siempre han traído resistencia. Y hay un grueso de la oposición que está cayendo en el juego de los dirigentes que sólo piensan en sus intereses. Los están manipulando, llevándolos como carne de cañón a una masacre orquestada por ellos mismos, porque no es sino a ellos a quienes les interesa que haya muertos para justificar la caída de Chávez.
Pero Dios sabe lo que hace. Nuestras oraciones de todos los días, quizás sin la misma fuerza de las de ustedes, más puros que yo, pero oraciones al fin, llenas de sinceridad y amor por Venezuela, quizás difieren en el objetivo: nosotros pedimos a Dios y a la Virgen que ilumine al Presidente Chávez y lo ayude a salir de este atolladero en que lo han metido dirigentes inescrupulosos, y que oriente los corazones de éstos para que encaminen sus acciones por el bien del país.
No se puede pedir ni rezar por el éxito de los enemigos de la patria, pero sí se puede pedir a Dios que los oriente.
Que Dios les perdone el daño incalculable que le han hecho al país con las acciones terroristas contra la industria petrolera. No tendrán toda la vida para pagar el mal causado. La cárcel es lo más suave: por eso digo que Dios los perdone pero que la sociedad los castigue. No se puede quedar impune este crimen de lesa patria.
A estas alturas alguien pudiera pensar: Vinicio no se compone. Soy honesto, miro lo que miro y soy sincero en cuanto digo. Creo en Dios, siempre me encomiendo a la Rosa Mística, cuya imagen no abandono, ni por mí, ni por Carmen ni por ustedes.
Yo pido una reflexión –y tengo derecho-. Oren por Chávez y por Venezuela. Que se abandonen los odios de parte y parte. Que Dios dé al Presidente la claridad suficiente para que culmine su período, al menos hasta el referendo revocatorio, si Chávez pierde tenga la seguridad de que deja el poder porque es un demócrata; pidan a Dios que lo dejen trabajar, que la oposición haga su papel, pero no el papel de golpista, le está haciendo un daño terrible al país, que sean conscientes.
LOS AMO A TODOS, CON MÁS AMOR QUE NUNCA.
FELIZ NAVIDAD, AUNQUE SEA EN LOS CORAZONES, PORQUE LA INCONCIENCIA HA SECUESTRADO LAS NAVIDADES DEL PUEBLO.
BENDICIÓN MAMÁ, CARIÑOS Y BENDICIÓN A LOS SOBRINOS, ABRAZOS A MIS HERMANOS Y HERMANAS.
VINICIO ROMERO
Carmen les saluda.