-“¿Será Ismael García el diputado 99?”
La pregunta, un poco o más bien bastante ingenua, me la formuló un joven amigo; alguien quien fue mi alumno.
-“¿Por qué supones esa cosa tan inverosímil?”
Pregunté a su vez a mi contertulio, el cual quizás motivado por ser su viejo maestro, pensó podía despejarle su duda, al parecer sin fundamento. Justamente por esto le agregué a la pregunta el siguiente comentario:
-“¿Le supones en actitud de volver a saltar la talanquera?
“Recuerda que chivo que se devuelve se desnuca e Ismael está desnucado; él bien lo sabe. Además, no le creo dispuesto a asumir ninguna actitud con buena voluntad y sin “verle el queso a la tostada”.
-“Precisamente”, dijo mi joven ex alumno, “entre los diputados de la oposición, quien más predispuesto parece para voltearse, si le motivan es él. Por más que examino la lista, no veo muchos candidatos”.
-“Olvida tal suposición”, respondí de inmediato. “En el supuesto negado que el gobierno intente “ganarse” a Ismael en su ley, es decir, la del diputado ahora opositor, no sería nada noble ni convincente, pues ya todos conocen bien sus derrotes y gustos. Quedarían todos, gobierno e Ismael, en evidencia de algo sucio”.
-“Además”, agregué, “con esa actitud o predisposición de Capriles a actuar arrechamente, lo que no es más que un aprovechamiento de la impunidad que prevalece, siendo Ismael el 99, aquí ardería Troya”.
-“¿Piensa usted que Ismael no está ganado para hacer algo noble ni hay quién esté dispuesto a ofrecer algo por él?”, preguntó a su vez mi amigo.
-“De lo que estoy seguro es que Ismael ya llegó a su llegadero, no tiene posibilidad, deseos de saltar, ni quien le incite o ayude a hacerlo. No es él el 99”.
-“Entonces”, volvió a hablar el joven amigo, “¿de dónde saldría el 99 o mejor quién podría ser?”
- “En verdad”, dije yo, después de pensarlo un momento, “no sé a ciencia cierta si, en el momento de votar la solicitud de habilitante, aparezca ese 99 por el cual pareces interesado”.
-“Pero te diré algo. Anoche escuché a Diosdado decir que ya no era el 99 sino el ciento y pico. Con eso quiso decir que hay más de un diputado opositor en disposición de votar con la Revolución en un momento dado”.
El joven me miró un rato atentamente y me preguntó con sumo interés:
-“Usted cree eso posible”.
-“Por supuesto que sí”, le respondí sin pensarlo mucho. “Allí en la oposición no hay unidad en torno a un programa, ni siquiera acerca de una pequeña lista de acciones. La visión sobre el asunto de la corrupción dentro del grupo opositor es contradictoria, como sobre otras muchas cosas”.
Continué para decirle, “Chávez fue el factor que amalgamó al movimiento revolucionario, pero también, por distintas razones, juntó sin revolver, a la oposición. Ahora, allí puede pasar cualquier cosa, porque las contradicciones son hondas”.
Le agregué que mientras el gobierno ansía continuar una cruzada a fondo contra los corruptos que dañan el proceso y la sociedad toda, en la oposición hay gente que por formar parte de ellos quiere más impunidad. Pero allí también hay gente de bien e interesada, muy distinta a Ismael García, en combatir a aquellos y siendo así:
-“No es de extrañar, que como dijo Diosdado, ese número de diputados, dispuestos a ayudar a sanear la sociedad, combatiendo a los corruptos, haya pasado de cien”, terminé diciéndole a mi contertulio.
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