Quieran o no, los unos o los otros, tenemos patria gracias al libertador Simón Bolívar, y a los patriotas que justo a él, nos libertaron tras las cruentas batallas que se libraron en contra de los españoles, quienes entonces eran nuestros amos y opresores.
Luego de estas guerras pasadas, vino la traición del general Páez, que plegándose a la oligarquía mantuana de la época traiciona al Libertador y lo expulsa de su patria, llegando en su periplo, traicionado y casi sólo a morir en Santa Marta, a causa de una “extraña enfermedad”. Muchos opinan que envenenado, esto último aún se investiga. Muerte de Bolívar cercana pero posterior al asesinato del general Sucre, el amado hijo de Bolívar, quien lo llamó el Abel de Colombia, hecho ocurrido en las montañas de Berruecos, y perpetrado por esa oligarquía de entonces, que como la de ahora, se opone a una vida de justicia y felicidad para sus pueblos pobres, a los que siempre han despreciado y traicionado estos oligarcas, como lo hicieran con Simón Bolívar y con los verdaderos patriotas que abonaron la patria con su sangre durante lustros de historia. Muerte, tortura, desapariciones, cárceles y sufrimientos. Casos como: el del profesor Lovera, Jorge Rodríguez, o Víctor Soto Rojas, se cuentan entre cientos y miles. Clase oligarca traicionera, que usurpó el poder de Venezuela, hasta la llegada de aquel 4 de febrero glorioso, y el histórico por ahora, pronunciado por nuestro Comandante Eterno.
Quieran o no, tanto los unos y los otros deben agradecer, el esfuerzo sobre humano, que desplegó, el comandante Chávez en su lucha por mantener una Venezuela bolivariana, independiente y verdaderamente libre.
Me refiero a los unos, como las hordas de Atila, y a los otros, como una amalgama de revolucionarios de todas las tendencias: trotskistas, marxistas leninistas, guevaristas, fidelistas. Entre estos otros, no hay que olvidar a los alacranes infiltrados que como en la España del 36, socavaron los cimientos del gobierno de la República, para facilitar al enemigo la caída de Madrid.
Alacranes estos que están entreverados entre los otros aquellos que son verdaderos revolucionarios, bolivarianos y chavistas. También estos alacranes son conocidos por los unos y los otros con sus distintos remoquetes: rábanos, chavismo sin Chávez, derecha endógena etc. Son estos, los más peligrosos para la continuidad de este proceso que nos legará nuestro comandante Hugo Chávez; pues ellos tienen la habilidad de mimetizarse dentro del gobierno, del PSUV, alcaldías gobernaciones etc. Como lo hacen algunas serpientes, esperando a su presa para atacar, y luego de muerta, ver pasar el cadáver de su enemigo, con lágrimas de cocodrilo, muchos hipócritas hicieron esto con el cadáver de nuestro Comandante Eterno, pasaron a verlo en su capilla ardiente, para asegurarse de que estaba bien muerto. Derramaron lágrimas de cocodrilo, y luego en diciembre no cumplieron con la última voluntad de Hugo, su última orden, su mandato póstumo que como nos los pidió con sus propias palabras no era otro sino votar por Maduro Moros para presidente.
Los unos son anti patria, no tienen siquiera noción de lo que es libertad e independencia, ellos piensan que la patria la heredaron de sus ancestros, los mismos que a Bolívar traicionaron, no les importa pedir al imperio que invadan su tierra, que maten y bombardeen con toda clase de metralla balas de uranio y bombas “inteligentes” gases tóxicos al pueblo Los unos no se consideran pueblo, al contrario se sienten los amos de la clase obrera por la gracia de Dios. Como los fascistas españoles, los nazis, los otros del imperio de los huesos y la calavera, todos ellos se creen los dueños, los papa upa. No hay sino recordar, como se alegraron con la muerte del presidente Chávez, y como lo vilipendiaron, irrespetaron y le desearon la muerte, incontables veces. Quizás, estén algunos de estos unos y de los otros, llámense rábanos, alacranes, chavismo sin Chávez o derecha endógena metidos directamente en la causa de la “muerte inducida” del comandante.
La historia me absolverá dijo un día Fidel a sus verdugos.
La historia algún día dirá la verdad de esta misteriosa muerte, o quienes fueron sus culpables de inducirla.
En resumen los unos y los otros son la misma miasma, pero hay un pero, y muy importante, a los unos los conocemos, pero a los otros infiltrados, mimetizados, en el partido, instituciones y puestos del gobierno bien sean de decisión y mando o niveles medios de atención al público llámense rábanos o alacranes, continúan en sus conspiración bien sea mediática, económica o de cualquier índole, y todo con sus camisas rojas, y su falso grito de Uh, Ah, Chávez no se va, del pasado, y ahora repitiendo como loros “Todos somos Chávez”, son todos los mismos que le dan la puñalada trapera a los sueños de Hugo Chávez, a su legado, y al pueblo chavista.
Con el corazón a la izquierda, los revolucionarios de verdad chavistas, los que tenemos patria y queremos conservarla, debemos meditar muy bien al ir todos a votar y pensar, que sería de los unos y de los otros si está patria, patria querida, de amor y libertad que ahora todos disfrutamos, se llegase a perder un ocho de diciembre.