En los últimos días se ha escuchado y visto un “llamado” a la reconciliación de los venezolanos. No hablare en contra de tal posibilidad, pero me pregunto ¿Por qué este llamado se me parece más a una capitulación que a una reconciliación?
Todo proceso de reconciliación tiene sus etapas de desarrollo y en este sentido dudo que en nuestro caso sea diferente, y es evidente que al día de hoy 01 de enero de 2003 aun no hemos ni siquiera llegado a la etapa media del conflicto planteado en nuestro país, y es aun más evidente que la minoría abiertamente fascista que apoya a ese engendro denominado “coordinadora democrática” esta tan enajenada que no es capaz de intervenir en una posible “reconciliación” pues para ese grupo tal termino en realidad implica aceptar que solo ellos existen y son humanos y por lo tanto todos los demás somos “hordas”, “lumpen”, “borrachitos”, “chusmas” y todas las lindezas con que suelen llamarnos y por tanto solo estamos aquí para escuchar, obedecer, aceptar, servir y callar.
Algunos de manera ingenua han respondido positivamente a ese planteamiento, y pareciera que todavía no se ha aprendido la lección, y es que ya escuchamos el cuento de la “reconciliación” después del 13 de Abril, y que resulto de tanta mano blanda, nuevas traiciones, asesinatos de chavistas, nuevos intentos de golpe de estado, recrudecimiento de la campaña mediática, impunidad e injusticia profundas y descaradas y la peor de las traiciones el sabotaje criminal a PDVSA.
Las reconciliaciones no pueden estar basadas en el atropello, la impunidad, el desprecio, el robo, la injusticia, el sabotaje, el secuestro, la amenaza, el racismo, y por supuesto mucho menos en la exclusión, pretender que Hugo Chávez se vaya pero que se quede el “chavismo” es la confirmación de las verdaderas intenciones de ese llamado. Esta claro que el objetivo de convertirnos en colonia gringa sigue siendo el norte de los verdaderos dueños de ese circo llamado “coordinadora democrática”, y no renunciaran a ese objetivo ni ellos ni sus amos en los Estados Unidos, la riqueza del petróleo y el gas asi como el resto de nuestros minerales sumado a la biodiversidad de nuestro país en su mayor incentivo, y para lograrlo han invertido una “razonable” cantidad de dinero esperando que tal inversión les reditúe con creces.
Hay que tener mucho cuidado con eso de la “reconciliación” porque en estos tiempos la ingenuidad es realmente un pecado, y aun dejando abierta la posibilidad de que en el futuro los venezolanos estemos en armonía, esta no duraría mucho tiempo si la construimos sobre ilusiones y manipulaciones de quienes solo tratan de engañar a los venezolanos de nuevo disfrazándose de conciliadores, cuando en realidad siguen siendo los mismos fascistas del 11-A.