Desde que se instauró en Venezuela la doctrina de neocolonización política, militar, económica y cultural que diseño el Departamento de Estado para América Latina después de 1958 y que tuvo como operador fundamental en Venezuela y América del Sur a Rómulo Betancourt, lo prueban suficientes documentos y evidencias probatorias hoy desclasificaos en los EEUU (ver http// Serafino Romualdi Papers) las estratagemas contrainsurgentes contra la patria no han descansado.
Ayer, en los años 60 70, 80 y 90m, la criminalización de las vanguardias revolucionarias dejaron cicatrices políticas imborrables que sumadas a errores de los dirigentes de una izquierda fractura que nunca agradeció a sus militantes el grado de sacrificio mayor en sangre y dolor que sufrieron estos y aún ese pueblo de base social que tampoco espero agradecimiento, sino que su lucha social y política era una razón de vida resistir a los años de represión y sometimiento político que hoy en sobrevive en gran parte del imaginario público venezolano hasta que llegó Chávez y empezó la transformación.
Tal y como hicieron en la siniestra DIGEPOL o en la DISIP, hoy los avaladores políticos de un terrorismos de estado internacional usan toda clase de agentes ocultos, disfrazados o mimetizados con la delincuencia común para agredir a todo objetivo suscrito en los manuales de contrainsurgencia (FM3-24 y FM3-25) sea de derecha para inculpar al gobierno o de izquierda para provocar zozobra en la unidad política que Chávez rogo antes de irse al plano sublime.
Gracias al huracán Chávez tenemos una Fuerza Armada Patriota Unida que da muestras de conciencia sobre los desmanes de tiempos cuartorepublicanos, hoy cuando los escuchamos hablar desde sus pragmas y análisis nos damos cuenta que esta es otra era. Sin embargo los riesgos de retornar al oprobio persisten, no por la “capacidad de convocatoria” de una torpe oposición, sino por las propias debilidades endógenas del proceso”, la corrupción clientelar oculta y silenciosa que rodea factores de poder, la intriga grupal por hacerse de recursos mal habidos, incluso el temor de denunciar a algunos y algunas que suenan como piedras en el río y que el Presidente Maduro en sus oportunidad tendrá que sancionar de acuerdo al estado de derecho y de justicia que hoy tiene esta gloriosa patria.