Ante esta coyuntura para superar debilidades estructurales de larga data en la economía real del país, la cual continua siendo, en lo fundamental capitalista, dependiente, rentista, monoexportador y multimportador, muy ineficiente y muy poco productivo, lo que planteo no es maquillaje ni gatopardismo, sino un conjunto de medidas que tocan intereses económicos y políticos poderosos. Hoy en día, cuando se está haciendo una inversión extraordinaria en importaciones, hay que seguir planteando golpear a ese sector de la burguesía, improductivo, parasitario, que no ayuda a resolver los problemas concretos que tiene el país y el Estado ataca los precios pero seguimos bajo las leyes del mercado, cuando la idea central y matriz del proceso revolucionario es el cambio cultural e ideológico.
Tan solo en 2012, más de 78% de las divisas aprobadas por Cadivi fueron destinadas a importaciones, cuyo volumen alcanzó 77 millardos de dólares. De este monto, más de 50% fue consumido por empresas del sector privado. Hay que tener como eje central “el impulso del desarrollo de una acumulación de fuerzas popular-revolucionaria que permita imponer un cambio en la actual correlación de fuerzas para la profundización del proceso revolucionario venezolano”. También esta pendiente la necesidad urgente de impulsar un plan nacional de industrialización y de estímulo a la economía productiva, con especial atención a la producción manufacturera y agrícola de gran escala. Este plan, que permitiría la sustitución de importaciones, debe contar con grandes centrales, una para el desarrollo agrícola y otra para el desarrollo industrial, con apego a las prioridades de la planificación nacional, estableciendo grandes empresas de capital estatal o mixto, guiadas por criterios de eficiencia, economía de escala y calidad de producción, obvio que no se industrializa al país sin el protagonismo concreto de las y los trabajadores organizados en los procesos de administración, planificación, seguimiento y contraloría, y por eso hay que resaltar que allí radica la importancia de la aprobación del proyecto de Ley para los Consejos Socialistas de Trabajadores y Trabajadoras.
Hay que seguir luchando porque el destino de América está en juego, porque el destino de los pobres y de la gente humilde trabajadora, laboriosa, de Venezuela está en juego.Con la Revolución Bolivariana se amplía su bienestar, se amplía su participación democrática, se amplía la igualdad. Sin Revolución Bolivariana nuevamente regresan los tiempos oscuros de las desigualdades, de la riqueza de pocos y la pobreza de muchos. La historia misma de la vida cotidiana de cada familia venezolana y latinoamericana se juega en la continuidad de la Revolución Bolivariana. Si la Revolución Bolivariana continúa, el bienestar de la población venezolana y latinoamericana continúa. Si la revolución se detiene, regresan nuevamente los tiempos de la desigualdad, de la injusticia y de la expropiación en manos de pocos.