El llanto, la algarabía de los imputados que hoy vemos en televisión acusando a todo el mundo, vociferando de que se les violan sus derechos para tratar de salvarse, es la mejor respuesta para entender la personalidad retorcida y fascista de aquellos que se creían inmunes a la actuación de la justicia, acostumbrados al chantaje y a la cobardía de atrincherarse detrás de la prensa para arremeter en contra del Estado y la Sociedad.
Hace muchos meses anunciamos por este mismo medio que las investigaciones adelantaban este final. Los vínculos de factores de ultraderecha que veían en riesgo su integridad por las investigaciones que adelantaba el Fiscal Asesinado Danilo Anderson, activaron los resortes del terror que indicaban la autoría de manos de agentes especializados en la utilización de explosivos. Faltaban quizás los financistas de la operación que indicamos podían estar asociados a factores internos y externos: empresarios y los mercenarios anticastristas.
Sin dudas hubo toda la complicidad y la perversidad como para dar un escarmiento a quienes se atrevieran a hacer justicia. Desde la prensa se activaron los mecanismos de chantaje y descrédito del Fiscal que comenzó meses antes de su asesinato, y después de muerto continuó, la descalificación hasta el punto de buscar los lados flacos de las relaciones familiares de Danilo para atacar con saña, queriendo hacer creíble que el Fiscal Anderson extorsionaba a los golpistas de abril de 2002.
Hoy está más clara la participación de personajes vinculados a los extremistas de derecha venezolanos que amparados por los organismos de seguridad actuaban con impunidad desde los tiempos de la IV República. No será extraño que parezcan otros personajes nefastos como el abogado mafioso Ricardo Koesling, vinculado a estos hechos, como viejo conspirador, compinche de la guanera anticastrista en Venezuela y en particular de Salvador Romaní, padre e hijo, ambos investigados por Danilo Anderson por liderizar el asalto a la embajada cubana en Caracas.
La actuación de la CIA está muy cercana al papel que desempeñaron en este caso los cubanos anticastristas, reuniones en Miami entre agentes de esa organización y Salvador Romaní, padre, fugitivo de la justicia venezolana, advierten la complicidad y el apoyo para realizar acciones puntuales que permitieran el resultado que se proponían. Como dijo el Fiscal General de la República: atentar contra la vida del Presidente Chávez, la del propio Fiscal y de otros dirigentes de la Revolución Bolivariana.
De allí la participación de paramilitares colombianos en la ejecución del plan de desestabilización y terror que terminó con la vida de Danilo Anderson, y que ha cobrado la vida de líderes campesinos, políticos y funcionarios del CNE. Pero la movilización popular, la constante vigilancia revolucionaria impedirán que se impongan los designios del norte. Nada ni nadie impedirá que se haga justicia.