Pasó la prueba el presidente Nicolás Maduro con su primer mensaje a la Asamblea Nacional. Dividido su discurso en dos partes, ofreció un resumen de su desempeño y el de su gobierno en este primer año, con estadísticas reveladoras de los avances habidos en el área social, especial preocupación de Chávez y ahora de Maduro.
Nunca antes un gobierno venezolano, y seguramente de América Latina, había destinado tanto dinero a seguir pagando la deuda acumulada durante casi dos siglos en materia de salud, educación, vivienda y alimentación. Los resultados están a la vista, reconocidos internacionalmente por la Unesco y la FAO.
La materia pendiente es la economía, y precisamente a ello destinó la segunda parte, con los planes esbozados para reactivarla, aumentar la producción, detener la inflación, combatir la ineficiencia y la corrupción, concentrarse en 11 focos económicos e incorporar más al poder popular, a través de consejos comunales y comunas, en todo ese proceso. Un reto a esas 530 legalizadas, a ver cómo funcionan.
Es un gran desafío el que tiene por delante, junto a un equipo con alguna renovación, y poderes suficientes en la ley habilitante para enfrentarse a lo que se ha llamado “la guerra económica”, que tantas expresiones ha tenido en los últimos meses, y han subsistido hasta ahora, como la escasez de algunos productos.
Todos sus proyectos y planes requieren la participación de otros sectores de la economía y de la política. El año 13 lo terminó auspiciosamente con la apertura del diálogo con la oposición, a través de los alcaldes recién electos y de los gobernadores, y con las mesas de trabajo con empresarios. Buena base para continuar desarrollando esa política y generar confianza, particularmente, en ciertos factores privados de la producción, sin dejar de profundizar el proceso de transición.
Las relaciones en el Gran Polo Patriótico no terminan de normalizarse, lo que seguramente se explica por la enorme diferencia entre el partido grande, Psuv, y los medianos y pequeños, con PCV, PPT y Tupamaros a la cabeza. Se deduce la anormalidad por los frecuentes reclamos de estos, en épocas preelectorales, para la escogencia de candidatos, y en otros momentos, por la falta de reuniones y, aparentemente, de comunicación. Quizás producto de subestimar a los menores, y de la obrestimación de estos. La solución es normalizar los contactos institucionales, mediante frecuentes reuniones y otras formas de relación.
Hace poco me referí a la declaración del secretario general de la Futsp, oposicionista él, según la cual Venezuela, por ser un país petrolero, no debe aumentar el precio de la gasolina.
Vean ustedes, en dólares, los precios del litro de gasolina en los países petroleros: Libia, 0,12; Arabia Saudita, 0,16; Argelia, 0,29; Irán, 0,33; Emiratos Árabes, 0,47; Indonesia, 0,47; Rusia, 0,49; Ecuador, 0,58; Nigeria, 0,62; Irak, 0,73; Siria, 0,79; México, 0,86; y ¿en EEUU? 0,97. El equivalente en Venezuela es 0,02. No sé cómo lo eligieron.
El presidente de Copei, Roberto Enríquez, sigue mostrándonos cómo se bate el cobre en la MUD: “No hay nada que entrañe más riesgos que hablar de diálogo. Cada vez que se plantea, le caen a palos”. Si no aprovechan estos largos meses para reflexionar, sentarse a discutir, escuchar otras opiniones, (Eduardo Fernández, Teodoro Petkof, Claudio Fermín, por ejemplo), se quedarán lo que les queda de vida, que así será más corta, sin salir de su pensamiento único: el antichavismo.
Andrés de Chene difundió una carta de Miguel Henríquez Gramko en la que recuerda que Chávez creó la compañía Pulpa y Papel (Pupalca) para producir papel periódico de los extensos sembrados de Uverito, en Bolívar, y que en algún lado están las cajas con las máquinas respectivas, traídas de Austria. El mayor general Barrientos debe ordenar una investigación, como nuevo ministro de Industria. Sería grave que resultara cierto, con esta crisis de papel.
Según el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, en 2013 disminuyeron 20% las protestas políticas, se registraron 4.410 ese año. Lo que no recoge el Observatorio es cuántos presos hubo, porque esa es la gran diferencia con las protestas de calle en la IV República.
Bob Abreu y Álex Cabrera son excepcionales ejemplos para los jóvenes y “adultos mayores” en cualquier actividad física. A los 38 años de edad, después de uno inactivo, Abreu se convirtió en el regreso del año, y encabezaba todos los departamentos ofensivos en este round robin. Cabrera (40) ganó la triple corona (bateo, jonrones y empujadas), lo que nunca había ocurrido en los 68 años de campeonatos profesionales venezolanos. Son merecedores de la admiración de los fanáticos y de la condecoración que les impuso el presidente Maduro.
Y a propósito de fanaticadas, mañana en “El Deportivo”, aquí en ÚN, escribo sobre las rivalidades en el beisbol con motivo de los 100 años de la primera, entre Los Samanes e Independencia, 1914-18, que además del beisbol, estaba aliñada con acentuadas diferencias de clase entre los integrantes de ambos equipos: godos de El Paraíso y clase media de Candelaria.
Los libros recibidos recientemente: de Humberto Acosta, “Roberto Clemente vs Sandy Koufax en El último encuentro”, una historia no conocida de las relaciones entre estas estrellas de la pelota; “El amor en batalla, redescubrimiento del amor a partir de Chávez”, de Farruco Sesto, y una reedición no ampliada de “Billo, solamente Billo”, de Carlos Delgado Linares.
Toby Valderrama y su grupo consideran que la revolución chavista tiene una batalla ideológica contra la derecha interna que intenta desviarla “y entregarla inerme a la restauración”. Por su parte, “Redes” se refiere también a la lucha ideológica interna, a propósito de la remoción de Eduardo Samán de Indepabis. Pazjuatadas o no, se supone que es un tema de la Dirección Nacional del Psuv y de sus aliados.
Quienes leyeron el viernes en El Mundo, Economía y Negocios la entrevista a Luis Britto García, tendrán que coincidir en que se trata del más brillante y vigoroso intelectual venezolano de la época. Basta saber lo que hace. “Estoy culminando un dibujo animado, puliendo un libro de relatos y otro sobre sir Walter Ralingh; otro sobre la etapa final de la piratería en el Caribe (¿Los piratas libertarios?), el segundo tomo de El Pensamiento del Libertador, un libro en varios tomos sobre la cultura venezolana, un libro de relatos brevísimos y una novela acerca de la inteligencia artificial. Como verás, tengo en qué entretenerme”, le dijo a Pedro Antonuccio Sanó, que supongo le preguntó ¿y a qué hora come? Y como actividades menores, obvió su guión para la película sobre Cipriano Castro y sus artículos dominicales en Últimas Noticias. Y de paso considera a Rómulo Gallegos el símbolo de la literatura venezolana, conjuga su obra literaria con el compromiso político. ¿Hubo algún escritor venezolano en otra época con una actividad similar?.