Cito a José Ingenieros:
“La estabilidad discontinua es ilusoria abstracción; todo lo que llega a nuestra conciencia es continuo, se sucede, dura, deviene. Cuando en lo que pasa ante nuestros ojos creemos percibir una forma estable, ya ha dejado de ser; en la línea espacial que objetiva el concepto del tiempo, el presente es un punto sin dimensiones que separa lo inmediato pasado de lo inmediato venidero, lo que se hunde en la memoria y lo que se prevé en la imaginación. Nada es actual, nada cabalga la hipotética arista en que se intersectan el plano de lo que fue y el de lo que será. Se vive en continuo porvenir y quien viviera del pasado y en el presente, habría dejado de vivir”.
Nuestro Comandante Eterno nos alertaba: En la vida del pueblo venezolano suele hablarse de un presente relativo, pero aun así cada generación vive un minuto fugaz de un tiempo sin límite conocido. Nada comienza ni termina con ella; su obra es tender un puente y pasar, para que en el punto de llegada sobrevenga otra a renovar su esfuerzo. Toda acción actual sería energía perdida para nuestro pueblo si no atendemos a finalidades venideras; y, en rigor, todo lo que se quiere para el presente sólo puede realizarse en el porvenir. Se comprende, en suma, que el llamado espíritu conservador de la burguesía, cuando intenta conservar el pasado que ya no existe, sólo actúa para retardar el porvenir que deviene contra su deseo.
Basta mencionar las crisis comerciales que, con su retorno periódico, plantean, en forma cada vez más amenazante, la cuestión de la existencia de la sociedad burguesa. Durante cada crisis comercial, se destruye sistemáticamente, no sólo una parte considerable de productos ya elaborados, sino incluso de las mismas fuerzas productivas ya creadas. Durante las crisis, una epidemia social, que en cualquier época anterior hubiera parecido una paradoja, se extiende sobre el pueblo: la epidemia de la escasez de insumos. El pueblo se encuentra súbitamente retrotraído a un estado de barbarie momentánea; diríase que una guerra de exterminio le priva de todos sus medios de subsistencia; la industria y el comercio parecen aniquilados.
La emancipación social es inseparable de la emancipación política, por lo tanto, el pueblo organizado como partido distinto, opuesto a todos los partidos formados por la burguesía, debe emplear todos los medios políticos tendientes a la emancipación social de todos sus miembros. La lucha contra la explotación del hombre por el hombre es una de las más potentes palancas para la emancipación de todo el pueblo. Los trabajadores de todas las categorías deben constituirse en asociaciones de resistencia reconociendo que el propósito de todas las organizaciones obreras debe ser la completa abolición del salariado.
Si a todo esto se añade la crisis agrícola e industrial que impera en Venezuela y como consecuencia la falta de mano de obra especializada, se comprenderá que los trabajadores venezolanos se encuentran muy dispuestos a acoger las doctrinas socialistas de capacitación de especializados en cada materia. Las desconsideraciones, la impopularidad en que han caído todos los partidos burgueses, sin ninguna excepción, contribuyen poderosamente a crear esta situación completamente favorable al crecimiento de nuestras fuerzas.
¡Gringos Go Home! ¡Libertad para los cuatro antiterroristas cubanos héroes de la Humanidad!
¡Siempre juntos —con— Chávez!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Venceremos!