La Revolución bolivariana y sus muchachos terribles

¡A demoler. A demoler!

Hay hombres girasoles y también los hay erizos. Los unos buscan la
luz, los otros hender sus picas, extensiones de la guerra. "Caminan de dos
en fondo, por donde pasan ordenan", como decía Federico. Hay quienes corren
de su sombra, otros duérmense en ella. Pienso que para crear se requiere un
pelito de talento. Para ofender otra miguita, pero de mala leche. Frente a
este mar albertino mi prosa se entretiene en lo suyo; promesa dorada con
surtidor en el pecho, gotea nostalgias. ¡Ya! ¡Tan pronto! ¡Ay, que me han
robado mi cielo avileño! Evocación dulzona, ¡menos ellos!. Hay gente que es
mala noticia. Mónadas inarmónicas irredimibles. ¡Qué va usted a hacerle!.

Veo que me han llamado estúpido. También el motivo. La rosa pintada
de azul. ¡Que pena con esta gente! No me recriminan dardos a la patria, a la
dignidad o al pueblo. Al mejor estilo de aquellos días del abril reseco, se
me enrostra: ¡Con mis reales no te metas! La magia del horizonte trae los
dolores de Alberti como volando en el viento. ¡Tan pequeños! ¡Tan
mezquinos!: "Hace falta querer morir sin estela de gloria y alegría. hace
falta querer ya en vida ser pasado, obstáculo sangriento, cosa muerta, seco
olvido."

Estoy viendo un muchacho pescando por caminos no vistos. No le pido
paciencia a la espera y le pregunto. Lo llama "pescar a robar". Un nylon,
muchos anzuelos en racimo. Lo deja enterrado en el mar y espera. Lanza un
poco de harina de pescado y ya. Hala, y milagrosamente, decenas de lisas se
enganchan solas. Sorprendido pregunto. Vienen solas, -me dice-, acompañando
las palabras con un guiño pícaro. Vienen solas. Se enganchan solas. He
develado el misteri

No identifiqué a nadie. No llamé a nadie por su nombre, personal o
colectivo. Hablé de un sector que carga las resorteras con bolitas de
excremento y las lanza contra todo y contra todos. ¡A discreción! ¡Al boleo!
¡Al que le caiga que la chupe! Hablé de quienes, en medio de una batalla
contra un poderoso imperio, tiran tachuelas, arrojan dudas y acusaciones
sobre el líder de este proceso. Escalonadas y directas. En el comentario
acusan a Chávez de estar entregando la patria al imperio. De allí la
consigna: ¡Con mis reales no te metas! ¡La crítica del esperpento! ¡A
demoler, a demoler! Mire usted.salieron ellos. como las lisas del mozo. ¡Yo
soy, yo soy, aquí es! Ensartándose como lisas. ¡Por algo será que se saben
ellos!

Yo, desde aquí, quisiera decirles algo. A no ser tienen derecho.
Sólo una cosa. No lo sigan haciendo bajo el disfraz revolucionario. Si
desean no ser, séanlo desde donde corresponde. Desde el otro lado de la
trinchera. Estarán bien acompañados. Les sobrarán medios, recursos y
protectores. ¡Ahí nos vemos!


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Martín Guédez


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