La respuesta de la OEA, ante el caso venezolano, fue contundente. 29 países a favor de Venezuela y los tres restantes conformados por los Estados Unidos, Canadá y Panamá votaron en contra, demostrando su afán y contubernio con los golpistas que quieren derrocar al Presidente Nicolás Maduro e impones un régimen de persecución y terror contra todo lo que consideren chavismo.
La soñada intervención y la aplicación de la carta democrática contra nuestro país quedaron aisladas. Los deseos de una intervención extranjera de pequeños sectores de la sociedad están derrotados por ahora, pero van a continuar su ofensiva y el Gobierno Nacional debe asumir su papel de garante de la paz, las conferencias de paz como iniciativa del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, demuestra el espíritu conciliador del Primer mandatario del país, las acciones vandálicas de los habitantes del este de Caracas. La campaña internacional contra Venezuela, es parte del plan de derrocamiento que se está desarrollando por etapas, pero al parecer los resultados no son lo que los conspiradores se esperaban. Ahora no encuentran como cambiar la estrategia, ni detener los sabotajes que se escapó de las manos de los principales dirigentes políticos de la oposición.
Quiere la derecha venezolana aliada al gobierno de los Estados Unidos, comparar sus prácticas con lo sucedido el 27 y 28 de febrero de 1989, cuando durante el mandato de Carlos Andrés Pérez, el ejército masacró a cientos de venezolanos que decidieron salir a la calle a tomarse por si mismos lo que se les negó durante decenas de años. Ese fenómeno denominado el caracazo, lo protagonizó el pueblo humilde de los cerros de Caracas, fueron los pobres cansados de tanta injusticia. Las medidas económicas de aumento de todos los productos de consumo alimentario de manera drástica y el bajo poder adquisitivo de las masas populares fue el caldo de cultivo para esa rebelión detenida a balazos. No hay ninguna comparación entre lo acontecido en 1989 y la actitud de unos grupos políticos fascistas que no creen en elecciones y utilizan las vías no constitucionales para buscar tomar el poder.
Los que hoy están trancando las calles, derribando árboles, quemando buses del metro de Caracas y destruyendo instalaciones deportivas pertenecen a una minoría que responde a un esquema y guión, planificado para ir generando caos y violencia, buscan la guerra civil y la muerte de personas para acusar al Estado venezolano.
La posición de UNASUR, la OEA, demuestran que Venezuela no está aislada. Los golpistas piensan crear un foco de atención mundial al estilo de Egipto o Libia. Pero no escapa la idea entre estos hijos sin patria, ejecutar actos terroristas de gran magnitud como en efecto empezó a hacer.
El pueblo venezolano patriota, los que se sienten identificados con la tierra de Simón Bolívar, los que vivimos en la ciudad natal de Antonio José de Sucre, debemos permanecer atentos a los acontecimientos pero de manera pacífica, defendiendo la paz, la convivencia y la armonía que siempre ha caracterizado al pueblo de Venezuela que es pacífico, amable y hospitalario.
Los sectores que quieren violencia buscan el poder político con la ayuda internacional. No pasarán