Si los elementos sustantivos de una cultura de paz se localizan en las minarías del diálogo, la soportación, el reconocimiento, la piedad, la crítica, la justicia y otras tantas y necesarias valencias de esta clase de naturaleza, por rebote las minerías de la guerra, aquellos recursos energéticos importantísimos e imprescindibles para germinar y fecundar lugares, cuerpos, sensibilidades y mentalidades plenamente hostiles y beligerantes conectan con las minerías del odio, la violencia, el terror, el insulto, el irrespeto, la intolerancia, el egoísmo, el robo, la enemistad, etc.
En el espeso y extenso decurso humano bien sabemos que estas dos clases de minerías (y mineros) han estado muy presentes, conjugándose y permutándose de mil modos posibles, tal vez unas con menor cantidad de suficiencias y reservas que las otras, pero igual unas y otras buscando inundar e inocular con sus potentes sustancias a unas y otras clase personas, culturas y sociedades.
El último mundo contemporáneo ahora en franca constitución y despliegue, del cual Venezuela es un lunar (más) sumamente visible, se nos constituye en la más perfecta vitrina para apreciar la clase de minerías y mineros que estamos refiriendo en este apurado espéculo.
Bien sea en la mañana, al mediodía o en la tarde, bien sea en la noche o en la madrugada, de lunes a viernes o en sábado y domingo, en jornada laboral o días feriados y de asueto, la circulación apresurada de los mineros hacia sus minas de guerra o de paz no nos resulta nada difícil advertirla.
Por los demás unas y otras minas y mineros han descubierto que para localizar y hacer estallar tal clase de yacimientos o vetas hace falta algo más que mera voluntad, mucho más que disposición y entusiasmo, por ello unos y otros mineros descubrieron que para acelerar las explosiones e inundaciones esperadas, hacían falta también tecnologías, dinero y cuanta clase de otros recursos e imaginerías fueran posibles de prosperar, por ello es que ahora tal clase mineros van cada vez más (a sus minas) trajeados de renovados discursos, de nuevos lingüicismos, de muchas imágenes y, por supuesto, de muchos periodistas, canales y cadenas de radio, prensa, televisión, para lo cual el mercado cultural posmoderno ha tributado (también) sus propias aportaciones, por ello es que a favor de las minas y mineros de la guerra o la paz hoy han entrado abiertamente en escena potentísimos intangibles del tipo: Facebook, MySpace, friendster, skyrock, RSS, Twuitter, Digg Facebock, technoraty, Linked In, Design float, Design Bump y Blink Lis, entre las de mayor alcance y popularidad.
Sírvanos acaso esta sumaria mirada para exponerle al lector inmediato dos inquietudes de minero: ¿Es también Ud. un minero? ¿Cuál clase de mina y oficio le excitan más su sensibilidad y deseo: la guerra o la paz?