La navidad empieza a ser pagana

“Todas las religiones son

falsas i nocivas”

Bertrand Russell

Mi epígrafe, si se permite llamarlo así, es repetitivo. Lo he escrito o repetido cientos de veces en mis escritos, cuando me liberé del falso catecismo que de buena fe, me inculcaron padres i maestros. Ya desde el comienzo del bachillerato, la “Historia Sagrada” que aprendí en el Colegio del Pilar, se fue pulverizando i me sonaba como cuentos estúpidos e ilógicos, cuando todavía no sabía bien qué era la lógica, especialmente la Simbólica o Matemática que estudié en filosofía. Más lo irracional i mentiroso de la historia sagrada, sacada de ese libro que denomino la “Antología del Disparate” que se llama la Biblia, lo fui corroborando con los años i la experiencia que, no es otra cosa que el vivir, percatarse i afirmar lo que se reflexiona, mientras otros la convierten simplemente, en tiempo transcurrido o tiempo vivido sin adquirir saber alguno.

Empero, el lastre religioso pesa en toneladas espirituales; se siguen practicando las costumbres i los ritos enseñados desde la niñez, cuando se me antojaba que la misa, por ejemplo, debía ser efectivamente una actividad religiosa sagrada (todavía no sabía Filosofía del Lenguaje i lo vacío de algunas palabras que pareciendo tener sentido no tienen significado alguno). Por eso en mis primeros años de médico, confundía moral i ética, i estimaba que la eticidad, derivada de la moralidad, i no tenía otro origen que las costumbres del hogar (recordemos ahora que antes de su Crítica de la Moral Práctica, Kant había tratado el problema en su obra Metafísica de las costumbres), i las religiones que, al decir de Jesús Enrique Lossada considerado como ateo por sus contemporáneos, decía que las religiones, al menos, intentaban ser tratados de moral, cosa que hoi sabemos claramente las actitudes de la iglesia, echan por tierra esa creencia. De esa manera, en mis primeros años de casado, practicaba las “costumbres” familiares de misa los domingos (aunque ya buscando la hora más cómoda, dejando a las mujeres dentro de la iglesia i los hombres parados al final, casi en la puerta, distraído mirando a las muchachas i hasta fumando) i casi olvidados por completo todos los rezos idiotas i absurdos. Creo que hasta en una temporada, mui recién casados, hacíamos los Primeros Viernes. Todo no duró más de unos seis años; cuando en 1959 empecé a estudiar Filosofía i me conseguí con ese mejicano inolvidable, bien preparado i excelente amigo, Adolfo García Díaz, traductor del Principia Ethica de Moore, con dominio de latín griego, inglés i alemán i especialmente una sencillez de sabio, marcó para siempre mi existencia intelectual, i creo que también de quien fuera después mi ex esposa, dedicada a la Lógica Simbólica. Los estudios filosóficos los consolidó nuestra estada en Europa por dos años, entre ellos 15 meses en Lovaina, Bélgica, donde en la más libre i avanzada universidad católica del continente i de las más antiguas (1444) tuvimos conocimiento de una iglesia católica mui distinta a la dogmática, reaccionaria i atrasada de la romana. Allí estudié lo que siempre he sostenido en el área de la natalidad, control de la misma, aborto, etc., en los cursos de Régulations des nassances, con sólidos principios éticos en la cátedra de Morale Demographique, del Padre Pierre Locht. Cuando en un Foro en mi cátedra de Sociología Médica, expuse los principios i técnicas de la planificación demográfica estudiados allá, un colega me calificó de asesino. I siempre me han adversado muchos, especialmente cuando expongo principios éticos de la Reproducción Asistida, de la que pocos saben algo (de lo ético). Perdonando los lectores estas disquisiciones en torno al nacer, hablando de la Navidad o Natividad, volvamos a esa celebración de fecha 25 de diciembre, fecha que fue impuesta en el siglo IV por una Iglesia que “descubrió” i seleccionó evangelios sobre la vida de Jesús, de manera arbitraria i otros los desechó como apócrifos, para comenzar a escribir sobre una natividad que en principio tuvo fecha 6 de enero, de un supuesto año cero o año uno, cuando lo poco histórico que parece haber, señala que sucedió unos siete años antes, en un lugar desconocido, no se sabe si en gruta, cueva o establo i con presencia de una mula i un buey, o un asno para otros, porque eso no está en los evangelios aceptados sino en los apócrifos. Los apóstoles, de nombres supuestos porque se lo fueron cambiando a voluntad de Jesús o de ellos, eran pescadores analfabetos que nunca escribieron nada ni de ellos se ocupa ningún historiador; todo lo que se les atribuye es inventado, sin un mínimo testimonio histórico i el evangelio más próximo a ellos i a Jesús es el de Marcos, escrito o forjado 70 años después de su muerte; de manera que ningún evangelista conoció a Cristo i todo fue empatado, remendado, interpolado i acomodado a partir de cuatro siglos después, con lo cual, además, se comprueba que Jesús no fundó iglesia alguna. A partir del siglo IV lo que se instituyó es la más duradera secta cristiana que ha tratado de atribuirse la división de la Historia Universal en a.C i d.C, pese a ser una de las religiones minoritarias del planeta, porque aunque hoi se atribuyen falsamente 1.000.000 de “fieles”, realmente no llegan al medio millón i la mayoría lo son solamente de palabra, jamás de acción. Como sabemos, la mayoría de las cosas del cristianismo son plagios orientales i el nacimiento de un supuesto líder revolucionario, socialista, i transformador del mundo, es una imitación servil del Mito de Mitra, de 4.000 años de antigüedad. Con los años, además, ese mito lo ha transformado en un inmenso negocio pagano, el capitalismo i neoliberalismo económico. Al pesebre agregaron el arbolito con luces (Lutero intentó uno con velas i se le incendió), el San Nicolás, luego clonado en Santa Claus o simplemente “Santa” i los villancicos en CD, las narraciones en DVD o VHF, i los regalos, solamente para los niños pudientes i ricos, en esplendorosas empresas de juguetes, la mayoría de guerra i violencia o en fuegos pirotécnicos que todos los años hacen desastres, pero el dinero o el negocio, se impone. Llegaremos luego a verdaderas bacanales; a fiestas saturnales i con una iglesia en la cual sus prelados se hacen odiar, son golpistas, violadores de niños, aduladores de dictadores o emperadores i en desesperados buscadores del Vellocino de Oro (el dinero donde lo “haiga” como decía el Caudillo venezolano Alfaro Ucero), la caída de las “santas costumbres navideñas” están de acabo. Hace unos años una tía de mi señora, vestida de negro por el luto, pero en mangas sisas (por el calor del verano) no la dejaron entrar en la Catedral de Milán i tuve que amarrarles unos pañuelos en los brazos. Hoi las turistas entran en pantaloncitos calientes, con barriguitas al aire, en las iglesias, i hace más de 20 años compré “souvenirs” pornográficos (tarjetas de desnudos, lapiceros con mujeres que se desnudan, i muchas otras cosas), en la puerta lateral de Notre Dame de París i no tendría nada de raro que el dueño del negocio fuera un sacerdote. Para muestra de ser “gente de paz”, entre nosotros hemos tenido dos Cardenales de marca especial de conspiradores i golpistas. Estoi convencido de que las religiones irán desapareciendo para la gente de talento; empero, como el futbol que, es para multitudes semisalvajes, el horizonte de esa utopía de Russell de “salir de la pre-historia de la humanidad civilizada”, se seguirá alejando, hasta que los políticos acaben definitivamente con el planeta Tierra, tarea en marcha i bien avanzada. Ya tenemos un ejemplar a la vista: el vaquero troglodita Mr. Bush.

Resulta, pues, que las saturnales, grandiosas fiestas que se celebraban en Roma en los días hoi llamados navideños, comenzaban el 19 con una excepcional licencia para esclavos i esclavas; se permitía todo, bufonadas, gritos, alegría ilimitada i los ricos competían en las cenas que obsequiaban a todos; se cerraban las tiendas i las escuelas, tribunales i talleres i se envolvían en gasas los pies del dios Saturno para que no se alejara de la ciudad. Era época de conceder la gracia de aparentar ser libres los que eran esclavos todo el año; se hacía un sacrificio a Saturno i se ofrecían juegos en el circo, especialmente desde que Tarquino el Soberbio, (actualmente Bush el Soberbio) había iniciado la Construcción del Templo al dios Saturno (hoi se llama el Pentágono) mui cerca del Capitolio, aunque no existía, en aquel entonces, ninguna Casa Blanca. Era una ofrenda fundamental para el dios, de lo cual dependía el bienestar material de la comunidad entera, que hoi equivale a la globalización i al cuido i felicidad del mundo entero.

De modo que, la iglesia, solamente ha cambiado las saturnales por la Navidad, pero los festejos, netamente paganos –había entonces desenfrenos etílicos i sexuales- poco a poco se irán haciendo iguales. Para eso la Comisión Conspirativa Episcopal, trabaja arduamente, buscando la “Venezuela que ellos quieren”. El dios Cronos, lo decidirá algún día. La Navidad será otra vez idólatra en todo sentido, porque todas las festividades serán “pagadas” i paganas…¡en dólares! Al menos, así lo creen, los cristianos; los buenos i fieles cristianos de la oposición.


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Roberto Jiménez Maggiolo


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