Su liderazgo continental debe extenderse al 2006. Foto: CORTESÍA SEMANA.COM |
Positivas, pero con las sombras de la corrupción y de labasura en Caracas
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Por dónde comenzar un intento de aproximación a lo que puede ser el año 2006 para Venezuela. Nada más natural que sea por la economía. Con el crecimiento del PIB a 9,4%, que nos coloca a la cabeza de los países de la región (el número 2 es Argentina con 8,6% ), las previsiones para el año que viene son buenas aunque no tanto como las de 2005. La Cepal estima el crecimiento en 4,5% y el Banco Central en 5% . Los precios del petróleo se mantendrán, según todas las estimaciones, “a menos que ocurran grandes imprevistos”, opinó Gatih Birol, economista jefe de la Agencia Internacional de Economía.
¿Cuáles pueden ser esos imprevistos?
Otra guerra o un alza de las temperaturas promedio.
EEUU aumentará sus gastos militares a 453 millardos de dólares, aunque hay quienes consideran que el presupuesto real pasará los 840 mil millones.
¿Cuánto combustible necesitarán para tener esa maquinaria en movimiento?.
Mientras parece normal el flujo de inversiones del exterior, pues hasta de Chile anuncian unos 300 millones de dólares en nuestras áreas petrolíferas, y bastante altas las de origen estatal, no hay muestras de que el sector privado nacional esté muy decidido a invertir, como si les inquietaran algunos síntomas como el anuncio de legislar para limitar las ganancias, la política de precios, etc. El ministro Jorge Giordani los llamó a hacerlo.
No sé si lo escucharon.
¿Le temen al socialismo del siglo XXI? No habría razones porque el presidente Chávez dio seguridades a la propiedad privada. ¿Qué pensarán en Fedecámaras?.
Algunos renglones seguirán creciendo, la construcción con los planes en vivienda y otras edificaciones, el comercio, la banca (en el 2006 deben abrirse siete bancos de microfinanciamiento, la morosidad estuvo en 1,62%, por debajo del promedio), debe subir la producción agropecuaria: las tierras rescatadas serán incorporadas al plan Siembra.
El gasto social será prioritario:
educación, salud, las misiones, tendrán suficientes recursos para dar un gran impulso en áreas de mucha sensibilidad para los más pobres.
De manera que no hay sombras a la vista. Las de la corrupción no son tan visibles como se cree, unos y otros las ocultan, y pese a las exhortaciones de Miraflores, poco se hace en ese combate, y no es fácil que en el 2006 se produzca un cambio.
Y salvo muchas promesas, nada nos hace pensar que tendremos una Caracas limpia.
La inédita AN. La Asamblea Nacional no tiene antecedentes en la historia democrática de América Latina: un Parlamento sin un solo diputado opositor. No será fácil el comportamiento de esa “mayoría”.
¿Hacia dónde se orientará?
¿Será más radical, o más amplia?
El pragmático Nicolás Maduro, quien la presidirá en el primer año, anunció mecanismos para vincularla a la sociedad.
Ojalá no sea más burocracia, y que esos lazos permitan que la mayoría de los sectores, organizados o no, puedan participar y ser escuchados.
Es muy importante que los diputados escuchen. En este sentido, creo que las comisiones permanentes deben salir del Capitolio: discutir los proyecto de ley en reuniones abiertas en varias ciudades.
Pero si su vinculación con con sus electores, con las regiones, es importante, sería incompleta esa apertura si en su interior pretendieran imponer su mayoría, y mostrarse como un apéndice del Ejecutivo. Deben mostrar flexibilidad y tolerancia con la disidencia, cualquiera sea ésta. Ahora no sólo son necesarias las voces discrepantes, sino indispensables.
Un área de particular significación para la nueva AN es la correspondiente a sus funciones contraloras. Cuando el fantasma de la corrupción recorre tantos niveles de la administración pública, cuando corren tantos rumores de enriquecimiento ilícito de funcionarios civiles y militares, la vigilancia y control establecidas en la Constitución son un reto. Se requiere algo más que voluntad para enfrentar tales tareas.
Internacionales. Por primera vez Venezuela tiene una política exterior propia. El discurso de Chávez ha trascendido los límites de Venezuela. No es casual que la revista colombiana Semana lo declare el personaje del año, “el fenómeno político del continente” y lo considere “el mandatario latinoamericano más influyente en la región”.
El centenario diario El Comercio, de Ecuador, lo considera “el líder de la región”.
Varios de los proyectos presentados por Venezuela en el área energética, su política solidaria, etc, seguirán recibiendo su impulso, y no hay motivos para suponer que esa influencia puede decrecer en 2006. Por el contrario, el fortalecimiento de sus propuestas y políticas integracionistas, el acceso de Evo Morales a la presidencia de Bolivia, y los posibles éxitos en otras elecciones programadas para este año, refuerzan esa tendencia.
Las presidenciales. Las elecciones del 3D de 2006 serán el epicentro de la actividad política del año. Chávez dio la señal después del descalabro de las del 4D. No aceptó las explicaciones que pretendieran justificar lo ocurrido, y desde entonces, entre sus objetivos esenciales del año están los 10 millones de votos que aspira obtener.
No será nada fácil, si tenemos presente que en el referendo, cuando más venezolanos salieron en votar en toda nuestra historia, no llegaron a los 10 millones, de los cuales 4 millones eran de la oposición. Pero un año es tiempo suficiente para organizar una estructura que desborde las UBE (unidades de batalla electoral), que tan exitoso comportamiento tuvieron, y las más tradicionales de los partidos del chavismo.
Sólo así, acicateados permanentemente por Chávez, será posible una cifra récord de votantes:
8, 9, 10 millones, de suerte que las colas de electores sean perceptibles a los ojos de observadores, opositores, medios, de manera que no puedan ser ocultadas.
Esa movilización tendrá que hacerse con prescindencia de lo que decidan los opositores, si lanzan o no candidatos.
Ellos están conscientes, hace algún tiempo, que no tienen ninguna posibilidad de ganar las presidenciales. Ni que logren esa hazaña de unirlos a todos en torno a un solo candidato.
En el mejor de los casos repetirían su histórico 40% .
Su participación, sin embargo, pudiera ser un punto de partida para estructurar un movimiento de oposición que se imbrique realmente en ese 70% de los niveles socioeconomicos más desasistidos, y con los cuales desde hace tiempo perdieron contacto. Finalmente, ¿se puede pensar en el crecimiento de una oposición con tan larga cadena de errores sin ninguna autocrítica, que tiene como propuesta económica vender Pdvsa y repartir el producto entre los venezolanos, que hacen sus cálculos políticoelectorales creyendo que el 75% de abstención es antichavismo, y que en sus filas hay quienes confían en factores externos que vengan a su auxilio?
Sigo creyendo en la estabilidad.
No creo que existan fuerzas capaces de insurgir con relativo éxito, aunque subsistan algunos oficiales no identificados con este proceso. Muchos de ustedes coincidirán conmigo, otros tendrán algunas reservas, y no faltarán quienes consideren que se trata de una visión color de rosa, porque el año no será tan transparente como pudiera desprenderse de lo que acaban de leer. A todos, lo mejor para el 2006.