La iniciativa de la Alternativa Bolivariana para las Américas, lanzada por el presidente venezolano Hugo Chávez Frías con el pleno apoyo de Cuba, se ha expandido como una fuerza más por el continente americano con múltiples convenios de colaboración para el desarrollo social de los pueblos.
Los proyectos de integración han tomado fuerza y han sido respaldados también por los presidentes de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, de Argentina, Nestor Kirchner, de Uruguay, Tabaré Vázquez, de Paraguay, Nicanor Duarte y por todos los de la cuenca del Caribe.
Estas nuevas uniones cooperadas están provocando un vuelco en la región que virtualmente han detenido la firma del Area de Libre Comercio para las Américas (ALCA) que debió entrar en vigor en enero de 2005 y por medio de la cual Estados Unidos ejercería un mayor control económico en la zona.
El ALCA es una propuesta de “Libre Comercio”, que presentada en diciembre de 1994 por la administración del ex presidente William Clinton, pretende liberalizar el intercambio de mercancías, eliminar barreras en la propiedad intelectual y el flujo de capitales y los servicios, con ganancia plena para Washington debido a su potencial económico y al control que ejerce sobre las grandes compañías transnacionales.
En junio pasado, 14 jefes de Estado y de Gobierno de países caribeños firmaron con Venezuela el Acuerdo de Cooperación Energética PETROCARIBE por medio de la cual esa organización se erige en coordinadora y gestora de la producción, refinación transporte, suministro de energía, petróleo, gas y derivados hacia las naciones signatarias y le garantiza de esa forma la soberanía energética.
La importancia de PETROCARIBE, toma auge en estos momentos en que los precios del barril del petróleo se elevaron hasta cifras superiores a los 60 dólares y con posibilidades de continuar incrementándose, lo que resulta verdaderamente inalcanzable para las débiles economías caribeñas.
La decisión venezolana, quinto exportador mundial y único socio latinoamericano de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), significa abaratar el costo de importación para esas naciones y además, los pagos de la porción de contado, que en el mercado internacional son de 30 días, podrán efectuarse hasta en tres meses. Caracas adujo que aceptará como parte del reembolso, bienes o servicios producidos por los países beneficiarios de la alianza.
En una línea consecuente de ayuda también fue fundada PETROSUR. Esta y PETROCARIBE fueron definidas por Chávez como instituciones para la integración energética, política, económica y social de las naciones del área.
Venezuela ha suscrito en los últimos meses protocolos de suministro petrolero permanentes con Argentina, Paraguay y Uruguay, y temporales con Bolivia, Chile, Panamá y Perú y está en proceso un anillo energético sudamericano que incluye la construcción de un gasoducto desde los yacimientos del noreste venezolano hasta el Río de la Plata.
La nación bolivariana acordó una asociación con la empresa uruguaya Ancap y Petróleos de Venezuela (PDVSA) para trabajar juntos en la extracción de crudo. PDVSA podrá refinar crudo en la planta de la compañía estatal Ancap, con la cual Uruguay asegura el abastecimiento de petróleo por 25 años. El 75 % del crudo adquirido por Uruguay podrá ser pagado a 90 días, y el 25 % restante en 15 años y con dos de gracia.
El primer monto de ese pago será invertido por Venezuela en Uruguay de forma repartida: 12 000 dólares en una planta productora de alcohol en Bella Unión (Artigas) y 18 000 en la de cemento para la construcción de viviendas.
Chávez y Kirchner suscribieron en Buenos Aires importantes y fructíferos negocios por un total de 559 millones de dólares, entre los que aparece el envío de cuatro millones de barriles de petróleo venezolano a cambio de productos industriales argentinos (máquinas agrícolas, ascensores, laboratorio hidráulicos y otros.
La empresa Buques y Astilleros de Venezuela y Astilleros Río Santiago prevén la construcción, por 110 millones de dólares, de dos barcos petroleros. Además, ambas naciones firmaron un Acuerdo Preferencial de Aranceles que estipula un intercambio de 1 000 millones de dólares anuales.
En cuanto a Brasil, el comercio con Caracas se ubica en unos 2 000 millones de dólares anuales y se estima alcanzará los 5 000 millones en los próximos años tras la conclusión de un convenio de doble tributación que ya está adelantado. Los dos países han analizado los temas energéticos y de gas a fin de asegurar el desarrollo de toda Sudamérica.
Relevantes también han resultado los convenios con Colombia, suscritos en noviembre pasado, que facultaron a PDVSA la construcción de un gasoducto que permitirá el transporte de gas entre ambas naciones para su refinación, procesamiento y venta.
Todos esos proyectos marchan a la par con los programas sociales llevados a cabo por Cuba con numerosas naciones del área. En la última sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular efectuada en La Habana se destacó la Operación Milagro, que ha permitido tratar de forma gratuita a numerosos venezolanos y ciudadanos de otras naciones de América Latina y el Caribe con afecciones oftalmológicas.
También miles de jóvenes de esta región cursan estudios en universidades cubanas y se espera que la cifra alcanzará los 70 000 en años venideros.
En conclusiones, ha sido un año de fortalecimiento del ALBA en toda la región con considerables beneficios para los pueblos latinoamericanos.