La ilusión no se come pero alimenta, dijo a su esposa el Coronel de García Márquez. Que como toda esposa sacaba cuentas y concluía que la riqueza que esperaba obtener del gallo el coronel era otra ilusión más.
Quizás en Venezuela necesitamos la paciencia del coronel para continuar alimentando la ilusión de que la Revolución continuará o mejor para que la ilusión de revolución que queda siga alimentándonos.
Después que la derecha fue políticamente derrotada por Chávez y por el pueblo, parece que como el ave fénix revive y hoy los herederos de Chávez en el poder necesitan aliarse a esta derecha para enterrarla. ¿quién puede explicarnos esto?. Quizás vivimos una realidad más novelesca que la que el mismo García Márquez nos legara en sus obras.
Es cierto que toda revolución en sí misma contiene altas dosis de ideales y de sueños por los que luchan los pueblos, pero no es menos cierto que cuando los ideales que suponen las revoluciones comienzan a desvanecerse la revolución pierde su fuerza o se trasmuta hasta terminar siendo una caricatura de sí misma. Quizás en Venezuela aún estamos lejos de esto, pero este podría ser el derrotero de no emparejar los entuertos de hoy.
Puede parecer pesimismo puro y duro, es la verdad, pero cuando vemos en el país que la derecha nos empuja a la arrechera generalizada del pueblo, por un lado, mientras por el otro el gobierno parece haber olvidado el lema eficiencia o nada, ya ni menciona la lucha contra la corrupción y desconoce olímpicamente el golpe de timón al que Chávez nos invitó, no vemos razones para ser optimista.
Cada día cuando queda más claro que la lucha es por el control de los recursos petroleros de nuestro país, cuando la geopolítica internacional demuestra que los imperios harán hasta lo impensable por reapropiarse de una de las mayores reservas petroleras del mundo, es evidente que la revolución pasa sus peores momentos. Nunca antes necesitamos a Chávez más que ahora, queda el pueblo pero un pueblo con una dirigencia que parece que va perdiendo el rumbo.
Las revoluciones las han hecho los pueblos a lo largo de la historia, si la dirigencia de lo que queda de nuestra revolución no lo entiende corremos el riesgo de que los enemigos de la revolución, quienes si saben perfectamente esto, terminen sembrando el desánimo, el desencanto y el rechazo a la esperanza de redención del pueblo que Chávez nos legó con su revolución Bolivariana.
Sólo nos queda seguir esperando como al Coronel.