Cuando los trabajadores disimulan que trabajan y el empleador disimula que les paga

Ya no recuerdo donde vi por primera vez la frase "los trabajadores disimulan que trabajan y el Estado disimula que les paga". Supongo que fue inventada por los enemigos históricos del socialismo. En Venezuela, donde esos enemigos del socialismo llevan rato haciendo su trabajo a favor del capital, la frase cobra sentido.

Pero donde tiene más vigencia es el campo de la educación. Las maestras disimulan que enseñan y el Ministerio disimula que les paga.

Después de completar casi los dos años de un "disimulo" de educación a distancia, el Ministerio se plantea retomar las actividades escolares presenciales a partir de octubre. Aún no se ha evaluado seriamente el Plan "Cada Familia una Escuela", pero todos concluyen que es hora de que se retorne a las aulas.

No es un secreto que no hay condiciones para que la educación presencial se reinicie, especialmente considerando que la pandemia sigue haciendo estragos en la población más vulnerable. Es tragicómico, por decir lo menos, oír distintas voces diciendo "sí hay condiciones debe volverse a la educación presencial", tal como lo pretende el Ministerio de Educación. Las condiciones no se pueden crear por decreto, ni se pueden alcanzar en el corto plazo.

La cuestión de fondo es que todos sabemos que, en primer lugar, no hay condiciones de bioseguridad. Pero además tampoco hay condiciones laborales para que unas maestras con un sueldo que no llega a 15 dólares mensuales, incluyendo bonos y demás, puedan incorporarse a las escuelas a desempeñar sus labores.

Pero lo más curioso de todo es que quienes hasta ahora se han pronunciado sobre el asunto, se quedan en la superficie y no plantea la cuestión de fondo sobre los inconvenientes para que en nuestro país se reinicien clases presenciales. Pero además todo el mundo sabe que todo tiene que ver con la necesidad de imponer un ambiente de "normalidad" en el escenario preelectoral que se avecina en las próximas semanas. Apenas ocurran los eventos electorales previstos se volverá al disimulo de educación a distancia.

Pero en este país del disimulo, como bien lo denominó Cabrujas, todos hemos aprendido a jugar nuestro papel. Así que las maestras y maestros que no se preocupen porque apenas acudirán unos pocos días a las escuelas, valiéndose del medio que sea y con los salarios de miseria que seguirán devengando, más temprano que tarde volverán a la educación a distancia y todos a seguirse rebuscando la vida que algún día levantaran las sanciones y el gobierno se verá obligado a pagar un salario decente a sus trabajadores. Mientras tanto que siga el disimulo.

 



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Juan González


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