Filosofía i Política

La iglesia católica i el Estado (II)

“Yo diría que la primera característica
esencial de la civilización es la previsión,
lo que distingue más a los hombres de las
bestias y a los adultos de los niños. Pero
como en la previsión hay grados, podemos
distinguir naciones y épocas más o menos
civilizadas según sea su capacidad de prevenir.
Y la previsión es mensurable de una manera
precisa”
Bertrand Russell

La previsión i el hecho de ser mensurable, recuerda la importancia fundamental que tiene la MEDIDA en la ciencia. Sin embargo, antes de pasar a ello i para complementar lo que venía tratando en el artículo anterior, recordemos que ante tantas calamidades, entuertos, comedias, dramas i tragedias de la vida humana, la iglesia, pendiente de su patrimonio material i para reconfortar a los miserables (al presidente le ha fascinado la obra de Víctor Hugo LOS MISERABLES, que todo hombre culto debe haber leído en la vida) inventaron aquello de “bienaventurados los pobres porque ellos verán a Dios o es de ellos el reino de los cielos”. I con esos mismos cánticos i engaños, contribuyeron plenamente la más grande masacre o genocidio de indios en la historia del mundo (no lo hicieron los anglosajones en el norte, porque “los pieles rojas i otros” no llegaban al millón, pero también los acabaron o encerraron en condados o antecesores de los “gettos”). Azteca i Mayas creo que pasaron de 25 millones de aniquilados bárbaramente, i en Perú creo que unos 12 millones de Incas, sin contar otras etnias importantes i desarrolladas como los Chibchas en la meseta de Bogotá i sus alrededores. Sus métodos fueron de genocidio i de holocausto.

Establecida la Colonia, aunque nuestro Andrés Eloy Blanco decía que detrás de los hombres crueles que bajaron de las carabelas, llegaron también los hombres buenos, fueron trescientos años de penas, saqueos, vejaciones, ejecuciones, injusticias i aplastamiento de intentos libertarios como los de Chirinos o Gual i España, cabezas adornadas bellamente con sangre i moscas en la Plaza Mayor frente a la gran Iglesia luego Catedral, todo inspirado en los santos principios inquisitoriales, demostrando que la iglesia estaba prácticamente sobre el Estado i, llegada la Independencia, donde los curas siempre estuvieron del lado realista, i no solamente en el terremoto de Caracas de 1812 vociferaron que era castigo del cielo por faltar al rei de la lejana península, sino que, con contadas excepciones, siempre fueron radicalmente opuestos a la libertad de América. La Iglesia no ha cambiado nunca, ni cambiará. Solamente se disfraza con los nuevos tiempos. Es dogmática por excelencia; impone las creencias por autoridad; es terca como una mula i viene predicando por siglos absolutamente lo mismo i realizando las mismas cosas contrarias a la prédica. Russell dice que “La libertad social está íntimamente vinculada a ciertas virtudes sociales. No es fácil que exista en el mundo en el que grandes grupos de personas tienen una certidumbre dogmática sobre cuestiones que, desde el punto de vista teórico son dudosas”. Más el hombre es a veces tan paradójico -agrego- sobre todo el de poco estudio i poca ciencia que “de las cosas que no existe prueba alguna son las que creen con pasión (dice el mismo Russell) . Nasie sien te la menor pasión por la tab la de multiplicar o la existencia del cabo de Horn os, porque estas cosas no ofrecen ninguna duda, pero en cuestiones de teología o teoría política, en las que un hombre racional sostendrá que, en el menor de los casos hbrá un ligero contrapeso de probabilidad hacia un lado u otro, la gente discute con pasión y apoya sus opiniones mediante la esclavitud física impuesta por ejercicios y la esclavitud mental por las escuelas”. Luego pone el ejemplo del indeciso en una encrucijada, sin señales, mapas, ni nadie que a quien preguntar i se decide por un camino al azar; empero, racionalmente, a la primera persona que consigue pregunta si tomó el camino correcto o equivocado; el dogmático nunca lo hace. Sigue ciego guiado por una idea dogmática incrustada en su cerebro. Los dogmas cristianos nunca cambiarán, así se les demuestre su error, mentira o estupidez. Allí tienen el ejemplo del manto sagrado de Turín, demostrado ser un fraude del siglo XIII i que lógicamente no puede ser “pintura” del envolver un cuerpo; o el caso de la cruz de Cristo (existen muchas) i yo vi la incrustada en el suelo de una sala semicaverniçosa (cubierta con vidrio) del Palacio de Godofredo de Gullón, traída creoi, en la Tercera Cruzada. I si los fraudes materiales los sostienen con fervoroso fanatismo, ¿Cómo no lo van a hacer con los teóricos o espirituales?

Por estas razones i muchas más, la historia nos fue enseñando cómo muchos países del mundo, por no decir casi todos, fueron haciendo un inteligente i necesaria separación de la Iglesia i el Estado. Sigamos.

Este concepto i pensamientos afines a la civilización, es indispensable para entender cómo una institución mafiosa como la Iglesia Católica i todas las religiones del mundo sin excepción alguna, han persistido en el tiempo desde el hombre nearthental (cuando tuvo ya un cerebrito para empezar a pensar i a hablar) hasta el presente, sin perder nunca los miedos a la naturaleza que, con los siglos vinieron a ser clasificados, codificados i explotados como negocios perennes, por las religiones del planeta. Antes de aparecer, igualmente organizada la ciencia, el hombre incurría en ella en parecidos disparates. Aristóteles creía que las mujeres tenían menos dientes que los hombres (observación imperdonable por la falta de atracción) o por mala observación creer que los pólipos eran vegetales marinos; o Bacón, pensaba que para hacer una correcta observación, se necesitaban miles de hechos. Así, podrían señalarse cientos o miles de errores de una ciencia incipiente, que admitía el más fundamental de todos como creer que la Tierra era el centro del Universo (impuesto por los Ptolomeos i despreciando a algunos griegos i orientales como Aristarco de Samos o Seleuco de Elea, i años después condenando a Galileo i oponiéndose a Copérnico.

Empero, esto mismo explica que, cuando a impulso de la filosofía –en poesía en sus inicios como sucedió en Parménides- la ciencia fue decantando errores, afinando observaciones i llegó al fin a la etapa experimental; el mundo comenzó un progreso indetenible, especialmente desde el Renacimiento hasta el presente, mientras las sectas que se ocuparon de lo inamovible, como las ideas absurdas de dios, siguen tan estancadas como en la Alta Edad Media, donde afloraron sus disparates teológicos, de una ciencia que no tiene “objeto” de estudio, sino puras elucubraciones sin sentido ni significado. Por eso, ninguna, jamás cambiará en sus “principios” i ninguna irá al mismo paso de la civilización. Recuerdo que mi profesor José Ordóñez Marín, nuestro primer Decano en Medicina, un hombre de una cultura excepcional, me decía que amaba los libros i que era el mejor instrumento creado por el hombre, pero que si a él le impusieran hacer una pira de libros escogidos, como hicieron los inquisidores o los alemanes del nazismo, los únicos libros que mandaría a la hoguera serían los de teología, por no haber en ellos con seguridad, conocimiento alguno. I en la Filosofía, cuando estudiamos las pruebas de la existencia de Dios, sobre todo luego de unas preguntas difíciles i agrias que le hice a David García Bacca cuando nos vino a dar unas conferencias mezcladas de religión, mi inolvidable i querido maestro mexicano Adolfo García Díaz, me decía con cierta ironía o humor: “Fíjese que la prueba que parecía mejor a Santo Tomás, de que dios existe porque es perfecto, i si es perfecto tiene que existir o tendría la más básica i grave imperfección, se la tumbó con un simple soplo un santo que no era mui bien dotado mentalmente, San Buenaventura, quien le respondió i preguntó: entonces una isla perfecta existe, si la perfección es causa eficiente de la existencia ¿Dónde está esa isla perfecta?” Además, quienes hayan leído POR QUÉ NO SOY CRISTINANO de Bertrand Russell, tienen que haber leído la polémica presentada por la BBC de Londres en el año 1945, cuando se enfrentaron Frederich Copleston, quizá el jesuita más culto i preparado que hayamos conocido (tiene una HISTORIA DE LA FILOSOFÍA en 11 tomos) i Bertrand Russell, en la cual luego de discutir la única causa admisible por ambos, la de la Primera Causa Incausada que para Copleston, por la fe, era Dios i para Russell, por el conocimiento era el Mundo, llegaron a un acuerdo expuesto por Russell: “Concluyamos que no existen pruebas de la existencia de Dios; pero ni usted puede darme pruebas de su existencia, ni yo le puedo dar prueba alguna de su NO existencia. Yo no soi ateo: soi agnóstico. Creo que la mente del hombre no alcanza para tanto.

Por estas cosas, la iglesia, que sigue con su inamovilidad, con su parálisis existencial i con sus negocios fundados en el miedo a la muerte, como primer imperio capitalista, neoliberal i depredador del planeta, jamás cambiará. Predicará una cosa i hará otra mui distinta. El Imperio Vaticano, cuyas galerías de arte (que he visitado más de una vez) solamente tienen más de 4 kilómetros, en un emporio de riquezas. Así pues, amarás al dinero por sobre todas las cosas, como nos lo ha venido a demostrar un Cardenal de oscura trayectoria vaticana, pero que parece defender sus intereses económicos en el país, pues según se dice tiene algunas haciendas que, si acatara a Cristo en aquello de vender todo lo que tienes i darlo a los pobres, las debería haber cedido al estado venezolano, empeñado, por primera vez en la historia americana, en combatir la pobreza.

La historia de la iglesia en nuestro país es bien conocida, pero merece recalcar algunos puntos que merecen destacar. La célebre pastoral de Arias Blanco, fue apenas una tímida insurgencia parta un régimen que ya estaba de acabo o en las últimas i cuando apenas a unos dos escasos dos años murió en un accidente, nadie se atrevió a decir mayor cosa, como ahora si se trata de esconder de mil maneras, a los verdaderos responsables del asesinato del Fiscal valiente Danilo Anderson; cuando la tragedia del Estado Vargas, solamente se le ocurrió una burrada teológica o cardenalicia, al Cardenal Ignacio Velasco al calificarla de castigo del cielo por la presencia de Chávez en la presidencia i los videos conservan clarita, la figura regordeta i sonriente o burlona con la cual firmó el Decreto Antidemocrático, golpista i que eliminaba la mejor Constitución de nuestra historia, en el Golpe de Estado de los más genuinos del mundo; protagonizado por el mediocre dictador Pedro Carmona Estanga, Pedro I El Breve. Están vigentes las actividades conspirativas de la llamada Conferencia Episcopal Venezolana, en perfecta complicidad con la oposición, con esa “maleza” ciudadana que se llama Súmate i con la campaña conspirativa i golpista del adeco con sotana, ese energúmeno que desprestigia la condición de cristiano (falsa por supuesto) que se llama Baltasar Porras o el otro más violento, de poco talento i de petulancia de artista de pueblo, que de llama el Padre Freites, todos lacayos de los dólares i del Imperio del Norte. Así, hai cientos o miles, con honrosas excepciones como el padre Vidal Atencio i otros pocos, mui pocos, a quienes en cualquier momento los arrastran por el suelo. Esa es política universal de la iglesia; a los de talento maléfico, los hacen líderes i les rodean de mediocres, como están por montón en el Colegio Cardenalicio, donde los que tienen “garra” de tigres –como este pro nazi del momento- llegan a Papas; lo que pasan es que no expresan su espíritu guerrero i capitalista como hacía por ejemplo un Julio II, pero lo disimulan bien con aparente santidad como Juan Pablo II una de las mentes más arcaicas que haya pasado por el “trono” de San Pedro, de cuyo breve i primer antecesor, todavía el mundo quiere saber que pasó con su “asesinato”. Esta es la iglesia, presidente Chávez. Deje de querer hacer ver que usted tiene las mejores intenciones para con su patria i con América Latina, exaltando su cristianismo que puede ser el más sincero que exista en Venezuela, pero que está viciado por quienes lo fabrican. Deje un poco de proclamarse cristiano i lea muchos que existe bibliografía abundante i excelente. Lea Voltaire, lea a Nietzche, lea a Bertrand Russell que yo digo es el siglo XX; lea en fin a Pepe Rodríguez el español, no el dinosaurio criollo que escribe poco. En fin, distráigase leyendo excelente literatura i aprendiendo mucho, con José Saramago; deje de sacar ese Cristo que carga i sacó cuando vino de su breve secuestro golpista que, los propios “cristianos” i opusdeistas de la oposición hacen burla, igual que cuan do señala a Cristo como un revolucionario o el primer socialista. De Cristo casi el 80% de lo que se dice de él, es inventado i estas son de los nuevos inventos. Sus asesores políticos, filosóficos o intelectuales, no me parecen los mejores. Tiene mucha mediocridad alrededor. Con tantos problemas serios, mui serios como el caso del Viaducto que no lo han valorado debidamente en este año electoral, es una temeridad ponerse a cambiar los símbolos de la patria de manera precipitada, sin consultar Academias e historiadores o filósofos conocedores de la heráldica i de la vixología i con una Asamblea Nacional que me parece de menor calidad que la anterior que ya era de poca altura intelectual, social i política. No estoi buscando nada, sino que me siento comprometido con el destino i la soberanía de la patria. Usted, a mi juicio ha tenido i tiene algunos excelentes ministros; otros no calzan puntos. Cuando usted triunfó en las elecciones de 1998 i me preguntaban ¿Con quiénes va a gobernar Chávez? Respondía: tiene la oportunidad de escoger a los mejores venezolanos para que le acompañen en un verdadero rescate, firme i radical de un país corrupto i saqueado por los hombres de la IV República. Sin embargo, surgieron partiditos i partido, i casi hemos vuelto a lo mismo. Esta rodeado, aislado, por un partido de improvisados en su mayoría; el Poder Judicial no recibió la debida atención desde el principio i por eso, aunque ha mejorado, sigue infiltrado i por último, no ha mirado a la Iglesia Católica Apostólica i Romana (entiéndase que “católico” como ecuménico es “universal” que, ni tiene nada de apostólica pero sí de imposición económica romana) es la misma iglesia inventora de mitos, de engaños, de prebendas, de supuestos milagros que, desde Constantino está con los ricos i poderosos i nunca va a cambiar: si hai un nuevo golpe de estado o un intento de invasión del imperio que, espero o estoi seguros que fracasarán, cuente con que la iglesia venezolana, su jerarquía i sus mentores romanos, estarán con los enemigos de la patria. El estado es laico i existe libertad de cultos. Apártese de la iglesia. Olvídese que son cristianos, son como lo digo escrito por Saramago, una Santa Maphia. “Amarás al dinero por encima de todas las cosas i como a ti mismo”. Nuevo catecismo del siglo XXI i de por siempre.


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Roberto Jiménez Maggiolo


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