1- Bolívar y su estado mayor llegan al cerro Buena Vista; desde allí se observa la posición de los realistas: bloques de batallones y escuadrones a manera de ángulo recto que cerraban la entrada a la sabana de Carabobo. El vértice del ángulo lo ocupaba el batallón Valencey con dos piezas de artillería de a cuatro; detrás de él, un escuadrón de carabineros, luego el batallón El Príncipe, más atrás otro escuadrón de lanceros, continuaba el Infante y cerraba de último, el Burgos con otro escuadrón de lanceros. A la derecha del Valencey, el Barbastro y más allá cerraba el Hostalrich.
2- El estado mayor ocupa una choza para estudiar el próximo paso. Remigio Ramos, experto baqueano barinés, anteriormente jefe de la causa realista, ahora pasado a las armas republicanas, sugiere bordear al enemigo por una vereda o pica poco transitada que sube por un estribo del Buena Vista y baja a la Quebrada La Mona, que saldrá a la sabana bastante a la derecha de los españoles. Aprobado, él mismo es el guía de los zapadores que irán chaguando con machetes el camino por donde transitará el ejército libertador.
3- Luego de la orden, a toda prisa parte la primera división con los escuadrones veteranos La Muerte y La Venganza; detrás de ellos el estado mayor de Páez y más atrás el batallón Bravos de Apure y el batallón Albion. El enemigo comienza a disparar su artillería sobre el paso. Caen los primeros republicanos.
4- La Torre envía al batallón Burgos salirle al paso de la sabana a los batallones y escuadrones que vayan apareciendo. El experto batallón atraviesa en diagonal la sabana. Los veteranos escuadrones republicanos continúan abriendo paso por el monte para encontrar un boquete que dé a lo más extremo de la sabana pero hay muchos obstáculos que dificultan su tránsito. Por acá han salido el Bravos a la quebrada y continúan hacia la siguiente quebrada, la de Carabobo. La cruzaron. Están ascendiendo para salir a la sabana. Bolívar manda a llamar al batallón Rifles para hacer frente a la distancia con poder de fuego a la mortífera artillería del Valencey. Luego el Libertador asciende la pica con el resto de su estado mayor aprovechando el ínterin de la sorpresa que ha causado el alcance de los fusiles del Rifles. Aprovechan y también pasa también por el filo el batallón Tiradores y el estado mayor de la segunda división, que ordenan a sus hombres dispersarse para que el fuego de artillería no los alcance, deben encontrarse más abajo en la quebrada.
5- El batallón Burgos llega primero que los infantes llaneros. Sus disparos los dispersa y deben echarse a tierra para soportar la balacera, pero al frente del Burgos le sale el batallón Albion que comienza su acción sobre el Burgos. La Torre envía al Hostalrich y al Barbastro apoyar al Burgos. Los escuadrones llaneros aún no podían salir a la sabana. Comienza a ser diezmado el Albion. Van cayendo uno a uno sus jefes, pero no cede un paso el batallón inglés. Mariño, Sedeño, Flegel y Las Heras apuran al Tiradores que por fin se está reuniendo en la quebrada Carabobo y ordena aquel que el batallón haga ángulo en contra del Barbastro para evitar más castigo sobre el batallón inglés. La Torre al observar la maniobra envió a sus carabineros Húsares de Fernando VII que ataquen la espalda del Tiradores; mientras por el flanco de la colina, los apureños han logrado cierto orden y también comienzan ascender, pero el muy experto Burgos no da tregua en su fuego y cejan en dos ocasiones el orden del Apure. El veterano batallón español para evitar el castigo del Tiradores da varios pasos atrás.
6- Páez ve que la acción puede tornarse crítica en contra de los republicanos si no aparecen a la sabana los lanceros atorados en los montes. Ordena entonces a todo su estado mayor dirigido por José Laurencio Silva salir al encuentro de los húsares enemigos y detener con sus vidas la peligrosísima táctica. Silva dividió su pequeña fuerza -90 hombres contra 300- en tres partes para divertir al enemigo, una parte dirigida por él, otra por Cornelio Muñoz y una tercera por Camejo que acometieron poniendo el pecho de sus caballos como frente y que sólo el enemigo veía larguísimas lanzas enristradas volando contra ellos. La primera fuerza en chocar fue la de Camejo y la que recibió la peor parte, pero más atrás las otras dos atravesaron a las fuerzas enemigas y la furia fue tal que disolvieron a los húsares por toda la sabana.
7- A todas estas el Bravos de Apure se ha recuperado, el Albion y el Tiradores se van a las bayonetas, el Rifles empieza avanzar, y de postre han salido La Muerte y La Venganza a la sabana. El Valencey clavó sus piezas y se formó en un cuadrado y retrocede. La Torre envió a su segundo escuadrón que queda destrozado. El último escuadrón al ver el resultado de sus compañeros, antes de esperar orden alguna volvió caras y se dio a la fuga hacia Valencia. El batallón Infante al ver que el resultado en nada favorecía a la causa, se disolvió y por el camino del Pao se fugó a los montes.
8- Mientras esto sucedía en un flanco de la batalla, el Burgos, Hostalrich y Barbastro apenas comenzaba la lucha a las bayonetas se engrifaron al ver desnuda su espalda a merced de los lanceros llaneros. Se lanzaron al suelo en señal de rendición. El general Sedeño quiso acometer él solo al Valencey para lograr una brecha por donde penetrar más atrás los lanceros pero recibió una balacera automática que lo derrumbó instantáneo con su cabalgadura. Lo mismo ocurrió con el jefe de la tercera división Ambrosio Plaza. El Valencey impertérrito, continuó su camino estoico de resistencia hasta Valencia. Nunca le dio tregua el ejército republicano. De los 1000 hombres que presentó en batalla, más los que se le añadieron del Príncipe, llegaron a Puerto Cabello no más allá de 400 hombres, pero nunca se rindió, gesto que enaltecerá el mismo Bolívar de este valiente batallón, vencedor de Napoleón en Arapiles y San Marcial. A todos los rendidos y heridos se les brindó salvoconducto para su partida. El Infante aparecerá días más tarde a Puerto Cabello, hambriento, desarmado y muy malogrado por su trajinado andar a través de los caminos verdes.
9- De las tres divisiones, sólo se presentó por completo una sola y un batallón de la segunda a la acción propiamente dicha. El encuentro se decidió en dos horas, sin contar con la persecución al Valencey que se llevó toda la tarde de ese día victorioso. La causa española no era ya causa para los venezolanos, pues ya hacía más de un año que a diario se pasaban a las filas independientes los venezolanos que peleaban por una causa que no les pertenecía. Por otro lado, el general Sucre para la fecha estaba desembarcando en las playas de la provincia de Guayaquil para comenzar su victoriosa campaña del Ecuador. Sólo se detuvo un momento el hálito de libertad. Hoy, o lo andamos en nuestras vidas, o muere para siempre. Corregir es parte del paso victorioso.