Estoy persuadido de que los partidos políticos de la oposición,
cascarones vacíos sin contenido ideológico ni pueblo, no serán quienes
determinen la ruta a recorrer por esta descompuesta, acéfala y amorfa
oposición en este año decisivo. No serán ellos: No lo serán, porque
perdieron el alma a lo largo de años de entrega a un demoledor proceso de
oportunismo clientelar que los vació hasta quedar como un cuero seco. Hace
tiempo que dejaron la calle, el barrio, el campo, en definitiva el pueblo,
para hacer política de pantalla, emisoras u oficinas editoriales. El proceso
de transferencia del verdadero poder político: la capacidad de decidir en
los asuntos públicos, lo enajenaron en aquellos días de 1968 cuando los
grupos editoriales exigieron cuota parlamentaria para brindar su apoyo a los
candidatos. De allá hasta nuestro días sólo han consolidado la
transferencia.
Hoy son auténticas marionetas en manos de los dueños de los medios.
Como tales, ponen sus rostros maquillados y sus voces, para decir fielmente
lo que sus dueños ordenan. La estampida concertada del 4 de diciembre de
2005 puso en clara evidencia esto. La agenda de la abstención fue impuesta
desde los medios. Fue desde allí desde donde partió la estrategia, y fueron
estos conspicuos personajes de la pantalla, como Leopoldo Castillo, Miguel
Ángel Rodríguez, Nitu Pérez Osuna, Roberto Giusti y el resto de periodistas
serviles quienes construyeron, calumnia sobre calumnia, mentira sobre
mentira, golpe a golpe, la supuesta desconfianza en el Consejo Nacional
Electoral. Los políticos se enredaron entre sus planes y los de los medios.
Llamaban a votar pero fueron incapaces de objetar la matriz de opinión que
les imponían los medios. ¿El resultado? El desastre. ¿Cómo podían motivar al
voto y admitían, cobardemente y a coro que el árbitro era un tramposo?. Al
final, cedieron hundidos en su propio excremento. ¿Cómo desafiar el apagón
de los medios si desobedecían la orden?. Las encuestas les mostraban el
desastre fruto de su cobardía: la mayoría del segmento de población que
podía haberlos acompañado no lo haría. Por tanto, se entregaron, una vez
más. Fueron públicas las presiones que sobre ellos ejercieron los dueños de
medios en momentos en los cuales se reunían para tomar la decisión de
asistir o no a las elecciones.
Eso es historia pasada. Allá ellos. El problema que nos ocupa es lo
que harán ahora. ¿Cuál será el camino que tomarán? ¿Concurrirán a las
elecciones del 3 de diciembre? ¿Lo harán sabiendo que no tienen ninguna
oportunidad frente al liderazgo sólido de Chávez? ¿Serán capaces de tener
estrategia política de largo aliento?. Cada vez hay menos dudas, en la
marcha del sábado 22 de enero el balance estaba claro. La vocería, la voz
cantante la tienen los radicales, ese grupúsculo de personajillos sin mérito
que interpreta fielmente la estrategia del imperio y por tanto de quienes
han sido elegidos para ser sus operadores: Los medios de desinformación.
Al día de hoy, esto es más que una elucubración, es una certeza. No
hay sino que ver, por ejemplo, como durante todo el día, un programa
especial tras otro, Globovisión ha estado machaconamente asociando los
acontecimientos del 23 de enero de 1958 con el gobierno de Chávez. Con toda
clase de recursos: montajes, lecturas de fondo con referencias, -voz
impostada y dramática de por medio- a la “dictadura”, el “régimen”, la
“libertad de expresión”, la carta pastoral del Monseñor Arias, en clara
referencia al mamotreto de Castillo Lara, el alzamiento de Martín Parada y
Hugo Trejo, etc., etc., pero…. No es esto, a lo que estamos tristemente
acostumbrados lo que produce esta certidumbre, es algo que debemos saber
todos. Algo que debería saber CONATEL, y que, deberíamos preguntarnos: ¿por
qué no lo sabe?.
Hoy, personas bien equilibradas, con la sesera bien puesta, gente
humilde y buena, me denunciaban cómo, el pasado viernes y sábado, en el
horario estelar de las 7 p.m., el canal televisivo TELEVEN, estuvo pasando
propaganda subliminal contra el CNE. Ellos la vieron y lo denuncian. Una
clase de agresión psicológica prohibida en cualquier parte del mundo una vez
que se pudo demostrar que ataca al subconsciente sin que este se pueda
defender. Estas personas, gente del pueblo, que no sufre de conspiranoia,
vieron como durante la película que transmitía este canal, justo cuando la
escena hacía referencia a “ladrones”, al fondo podía verse, en imágenes
instantáneas y rápidas, las siglas del CNE y la palabra MESA DE VOTACIÓN Nº
2. Como lo veo, esto es grave y además sencillo de resolver. Si este pueblo
vigilante se equivocó no pasa nada. ¡El pueblo tiene derecho! ¡Ha perdonado
tantos errores que le sale uno!. ¡Eso es CONTRALORÍA SOCIAL, nada más y nada
menos!. CONATEL debe tener las grabaciones de esos programas. ¡Es su
obligación, cobran por eso!. Si, -como creo- el pueblo, pendiente de su
proceso, porqué es suyo, tiene razón y se está pasando propaganda subliminal
para deslegitimar el Poder Electoral, eso, no sólo es un grave delito, sino
que muestralegitimar el Poder Electoral, eso, no sa "e canal, justo cuando
la escena se referde conspirane pudo demostrar que ataca al subconsciente
sin que este se pueda defe la estrategia de los medios con contundencia.
CONATEL está obligado a hacer la investigación. CONATEL también está
obligado a dar una explicación sobre lo que hace y para quien juega si esta
denuncia es cierta. ¿O habrá que llamar a CONATEL como lo hace Augusto
Hernández, CAÑATEL?. Esta investigación nos daría a todos la certeza de
quienes son los operadores que preparan un baño de sangre para esta patria y
este pueblo.
HUGO PARA TODOS Y TODOS PARA HUGO.
LA BARRICADA SÓLO TIENE DOS LADOS.
