¿De qué carece la oposición?

La oposición venezolana carece de pocas cosas; tiene la Iglesia, recursos
económicos, apoyo del imperio más grande que haya conocido la humanidad,
medios de comunicación, libertad para actuar e infiltrados dentro del
gobierno.
Si yo tuviera que exponer lo que le falta a esa oposición, diría:
experiencia política, inteligencia y gente.

No creo que tenga que explicar la falta de inteligencia y seguidores de la
oposición; los cientos de errores cometidos y su menguada capacidad de
convocatoria, lo hacen más que evidente. De hecho, en Venezuela se está
con Chávez o contra él, pero muy pocos aceptan como líderes a esos
desgastados políticos que hacen cola en los canales de televisión para
repetir siempre las misma sandeces.
Ahora, lo que si creo merece una explicación es mi afirmación de que la
oposición venezolana carece de experiencia política. Seguramente más de
uno pensará que es una temeridad afirmar algo como eso, de quienes
gobernaron este país por más de cuarenta años, pero veamos por qué lo
digo.

La capacidad de análisis, la habilidad táctica, el desarrollo de
estrategias, la visualización de escenarios futuros y eso que llaman
?olfato político? no son atributos que se adquieren en los canales de
televisión; se desarrollan con estudio y práctica en el terreno de los
acontecimientos.
Los que se convirtieron en gobierno a partir del derrocamiento de la
dictadura desarrollaron esas habilidades en la lucha clandestina. Si
hubiesen cometidos los errores que los bobalicones de ahora cometen todos
hubiesen perecido en el camino. Hombres como Rómulo Betancourt, Jóvito
Villalba, Prieto Figueroa y Leonardo Ruiz Pineda, entre otros, poseían el
carisma y la habilidad política necesaria para poner en jaque a cualquier
gobierno, pero las adquirieron en el combate.
El problema para quienes heredaron sus partidos fue que el Pacto de Punto
Fijo estableció una nueva forma de hacer política. Ya no se ascendía a una
secretaría general por tener capacidad de liderazgo o por ser un hábil
dirigente con capacidad de convocatoria y movilización, y mucho menos por
ser un político de ideas brillantes.
En los partidos del ?status? predominó el compadrazgo, el ?maletinazo?, el
chisme, la componenda y la zancadilla. No se requería de formación
política ideológica y mucho menos de las habilidades ya descritas.
Nunca más se plantearon la lucha por las ideas y mucho menos el luchar por
la supervivencia política, no era necesario. Los combates más fieros se
libraban en lujosos hoteles, con un vaso de fino escocés en las manos y
con el objetivo de obtener el mayor número de cargos posibles en la
administración pública.

En el medio de esa orgía de poder, borrachos de prepotencia y sin
capacidad para evaluar lo que ocurría a su alrededor, los sorprendió el
año 1998. Con mentiras, pasando por encima de la ley y calumniando al
contrincante creyeron torcer la voluntad popular. Temprano se dieron
cuenta que ya no era posible, pero su incapacidad les impidió parir ideas
que les permitiera ganar la voluntad popular.
Fue así como Chávez ascendió al poder en medio de los desatinos de quienes
ahora conforman su oposición.
A partir de entonces, el accionar de ella no ha hecho sino confirmar lo
que antes he afirmado. Error tras error se hunden y arrastran consigo a
quienes cegados por las campañas mediáticas asumen posiciones extremas.
Allí está como muestra, el triste e irresponsable acto de un líder de la
oposición, con título de Cardenal, tratando de generar una confrontación
dentro de una iglesia; en la búsqueda de varias muertes de las que acusar
al gobierno.


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Alexis Arellano


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