Falta poco para la instalación del III Congreso Nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Allí se debatirá no sólo lo concerniente a la “crisis” generada en temas tales como: economía, desabastecimiento, salud, educación, seguridad; así como la situación interna del partido y su militancia ante la ausencia del gran timonel Comandante Supremo Hugo Chávez y los retos que exige los nuevos tiempos.
No es fácil para una organización política, relativamente nueva como el PSUV, permanecer en el poder durante quince años y no sufrir el común desgaste que suelen sufrir los partidos de gobiernos, sea de la tendencia que sea, pero si a esto se suma la campaña brutal, sistemática, permanente, tanto interna como externa a través de las diferentes empresas privadas de comunicación social, llámense televisión, radio, prensa escrita, todas en manos de la derecha recalcitrante y pro-yanqui y enemiga del gobierno. Si a lo anterior le agregamos paro petrolero, paro de trabajadores, paro de transporte, guerra económica, guarimbas, golpe de estado... Cualquier otro gobierno habría sucumbido ante tanto ataque. Es por ello que admiramos la gallardía y sacrificio heroico con que el Comandante Supremo Hugo Chávez lidió y venció a la canalla opositora, la fuerza telúrica del legado ético y moral de Chávez no se puede dejar perder por intereses subalternos.
En la lucha por el poder el enemigo no descansa, por cierto, no es la patética y apátrida oposición venezolana, ellos sólo son marionetas movidas no por hilos, sino por dólares que vienen del norte, ante esta realidad no podemos ni debemos descuidarnos, hay que estar vigilantes, el enemigo del pueblo está al acecho, esperando la oportunidad para la estocada. Pero hay un enemigo más peligroso que los señalados anteriormente, ese enemigo somos nosotros mismos, que podemos implosionar el proceso bolivariano y socialista, matarlo, desde dentro, desde sus entrañas mismas sin posibilidad de vida en el tiempo.
Cabe preguntarnos: ¿Cómo podríamos nosotros matar la revolución bolivariana? Sin querer, o queriendo, podríamos caer en la apatía y en el desánimo cuando las cosas no salen como queremos, o caer en el error de la improvisación sin planificación y estrategia, en ambas Chávez era exigente, ¿por qué nosotros no? Matamos el proceso con la indiferencia, la flojera, cuando permitimos por omisión o por complicidad la corrupción en todas sus formas en la administración pública, cuando asumimos la irresponsabilidad ante el deber de cumplir éticamente con nuestra función en todas las empresas del estado, por ejemplo, llegamos tarde y nos vamos temprano, cuando despilfarramos la materia prima y nos llevamos como si fuese nuestro el producto de la fábrica, cuando las pérdidas superan con creces a la ganancia, cuando las empresas del estado se convierten en agencias de empleo, que consume la ganancia de todos en pocos, llevando a la empresa a un posible cierre.
Más allá de esto, el socialismo no es muerte sino vida en todas sus formas y manifestaciones, es decir, vida biológica, física y espiritual, el socialismo es crítica creadora, militancia en los principios y en el hacer ético, socialismo es lealtad a Chávez, al Presidente Maduro, pero sobre todo lealtad a un pueblo que cree en el socialismo como sistema político y de profundo contenido democrático y participativo, distinto a la seudo-democracia de la cuarta república.
Estas ideas me llevan a tomar y replantear los diez consejos que nos diera el teólogo de la liberación brasileño Frei Betto en el 2008 para la militancia de izquierda:
1.- Mantener viva la indignación: La indignación no es lo mismo que indiferencia, la indignación es el sentimiento que nos invade ante la injusticia, la desigualdad, la muerte, el hambre, la miseria en la que se ve envuelta la víctima, el oprimido, el excluido del sistema hegemónico. Para la derecha la pobreza y las desigualdades sociales son males necesarios y casi natural, la casta defiende y protege a su clase, los pobres deben conformarse como está escrito en Mateo 15:26-27 con “las migajas que caen de la mesa de los señores”. Nosotros y nosotras los militantes del socialismo debemos ver esto como una aberración y luchar por su erradicación; no caigamos pues en las trampas del lenguaje como sentenciara el filosofo del lenguaje John Austin, hoy diríamos, en las trampas de los dueños de las empresas privadas que manejan la información, ni en la trampa de los partidos políticos de la derecha y su doble moral (si es que la tienen) ni a sus prácticas carentes de ética. No usemos los métodos de la “social democracia” como diría Frei Betto para obtener conquistas de izquierda, “desagradar a los pequeños para no quedar mal con los grandes”.
2.- La cabeza piensa donde los pies pisan: Sobre este segundo enunciado, Frei Betto sostiene que “no se puede ser de izquierda – yo agregaría socialista- sin ensuciar los zapatos allá donde el pueblo vive”.El verdadero liderazgo no es el que fabrican los medios de la derecha, acartonados, plásticos, especie de semidioses a los que el pueblo debe adorar, rendir culto; no importa si no saben hablar y pensar al mismo tiempo, no importa si no tienen ideas productivas, no importa si no presentan un plan coherente de lo que aspiran para el país. Por el contrario, el verdadero líder es aquel que se construye con las mujeres y los hombres en sus necesidades, en la comunidad y ayuda a solucionarlas; líder es quel que “patea la calle, el barrio, el cerro” aquellos que comparten con el pueblo, como sostiene Frei Betto, sus “creencias y victorias. Porque teoría sin práctica es hacer el juego a la derecha”. Lo mismo sucede con la práctica sin la fundamentación teórico-política.
3.- No se avergüence de creer en el socialismo: Podríamos decir, no te avergüences de ser socialista. “El escándalo de la inquisición no hizo que los cristianos, sostiene Frei Betto, abandonaran los valores y la propuesta del Evangelio. Del mismo modo el fracaso del socialismo en el este de Europa no debe inducirnos a descartar el socialismo del horizonte de la historia humana” Los errores que hayamos cometido en la construcción de nuestro socialismo no debe desanimarnos, ni hacernos perder la fe en los principios y valores fundamentales de nuestro socialismo. Debemos creer en que este socialismo nuestro es original y auténtico, tal como nos lo propuso José Carlos Mariátegui (Amauta, No.17, septiembre de 1928): "No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano."
4.- Sea crítico sin perder la autocrítica: Este es sin duda alguna uno de los temas cruciales que serán abordados en el III Congreso del PSUV y que no podemos evadir en momentos tan particulares como los que estamos viviendo en el país y en lo interno del partido. La crítica es necesaria y fundamental, pero no basta la crítica en sí, ella sola sería estéril, sería habladera de gamelote, como al que nos tiene acostumbrados la oposición, es necesario que ésta vaya acompañada de aportes para solucionar problemas y dar vida en la acción revolucionaria. “Apartados del poder, continua Frei Betto, se tornan amargos y acusan a sus compañeros (as) de errores y vacilaciones. Quedan como simples espectadores y jueces y, algunos son captados por el sistema.” Los criticones terminan en las filas de la oposición, son los muy nombrados salta talanqueras. Acompañada de la crítica debe ir la autocrítica, que se traduce en admitir los propios errores y sobre todo ser capaces de aceptar la crítica de las y los compañeros de lucha, no es necesario que lo gritemos a los cuatro vientos, “los trapos sucios se lavan en casa”, reza el refrán criollo.
5.- Sepa la diferencia entre militancia y “militonto”: Para Frei Betto “El militonto es aquel que está en todo, participa en todos los eventos y movimientos, su lenguaje está lleno de explicaciones y los efectos de sus acciones son superficiales.” Luego define y afirma que el “militante profundiza sus vínculos con el pueblo, estudia, reflexiona, medita; valora de forma determinada su área de actuación y actividades.” El militante del socialismo no solo debe ser el que participa activamente en el proceso dentro de las comunidades (UBCH) sino el que de manera permanente se forma constantemente en los fundamentos teóricos y principios que sustentan su militancia política dentro de la izquierda. Este proceso de formación no es unidireccional, sino bidireccional, es decir de las bases hacia la dirigencia estadal y nacional y de éstas hacia las bases.
6.- Sea riguroso en la ética de la militancia: La ética a la que hace referencia Frei Betto, no es a la definición tradicional y eurocéntrica de la ética, es una ética que parte de la vida como diría Dussel, y tiene como fundamento la vida misma, en otras palabras la vida es el principio válido y fundamento de nuestro hacer. Por ello es que no se trata de cualquier ética sino de una ética crítica liberadora. Frei Betto dirá, que “la izquierda actúa por principios. La derecha por intereses.” El militante puede perder todo, menos su intencionalidad en el obrar ético. “Hay arribistas, continua diciendo Frei Betto, disfrazados de militantes de izquierda. Es el sujeto que se engancha apuntando en primer lugar, a su ascenso al poder. En nombre de una causa colectiva, busca primero sus intereses personales.”
7.- Aliméntese en la tradición de la izquierda: En algunos de los apartados anteriores hemos hecho referencia a este consejo, sin embargo no está de más seguir haciendo hincapié en la necesidad de formarnos políticamente en los teóricos que dieron origen al pensamiento socialista de ayer y hoy; hay que leer la obra de Marx, Antonio Gramcsi, José Carlos Mariátegui, Enrique Dussel, Fidel Castro, El Che Guevara, Ludovico Silva, Simón Rodríguez, Nuestro Libertador Simón Bolívar, El Comandante Supremo Hugo Chávez. La lectura de estos y otros autores nos permitirá abrir el horizonte de nuestro pensamiento crítico, así como fortalecer nuestros argumentos sobre los argumentos de la derecha para refutarlos y debatirlos.
8.- Prefiera el riesgo de errar con los pobres a tener la pretensión de acertar sin ellos: No debemos idealizar a los pobres, la pobreza no es una condición natural o sobrenatural en los hombres y las mujeres que la padecen, ellos no están exentos de los vicios y las debilidades humanas que sufren por igual el resto de las clases sociales. Dice Frei Betto: “Ellos no son ni mejores ni peores que los demás seres humanos. La diferencia es que son pobres, o sea, personas privadas injusta e involuntariamente de los bienes necesarios de la vida. Por eso, estamos al lado de ellos. Por una cuestión de justicia”. Un militante de la izquierda jamás negocia con las necesidades de los pobres, por el contrario aprende de ellas.
9.- Defienda siempre al oprimido, aunque aparentemente ellos no tengan razón: Los oprimidos de Freire, las víctimas de Lévinas, los excluidos de Dussel, los explotados de Marx, los condenados de la tierra de Fanon, los pobres de Jesús sufren de múltiples formas su condición y no se puede esperar de ellos actitudes que tampoco aparecen en la vida de aquellos que tuvieron una educación refinada. Este hecho no justifica que abandonemos a los oprimidos a su suerte, porque precisamente el mismo sistema los abandonó y los fue sectorizando al margen de la justicia y del derecho a una vida digna.
10.- Haga de la oración un antídoto contra la alienación: Dice Frei Betto, “Orar es dejarse cuestionar por el espíritu de Dios, el mismo Dios nos llama a la conversión, esto es al cambio del rumbo en la vida. Hablamos como militantes y vivimos como burgueses, acomodados en una posición de jueces de quien lucha.” La fe es libre, este es un consejo para creyentes y no creyentes, Frei Betto invita a ser consecuentes entre lo que predicamos y lo que hacemos, lo que hacemos y lo que decimos; la alienación toca a nuestra puerta todos los días ofreciéndonos cosas, seduciéndonos, engañándonos y todos los días debemos estar alertas, atentos para combatir a la falsa conciencia de la ideología burguesa.
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Profesor universitario.