Luego de casi 6 años de conformar la JPSUV, se viene el II congreso de este espacio político que integra una cantidad considerable de jóvenes Chavistas. La pregunta que me hago de inmediato, es que esperar de este congreso, sobre todo después de los resultados del III congreso del PSUV, si bien es cierto, los temas juveniles deben enmarcarse precisamente en la dinámica de éstos, no implica que deban abstraerse de la realidad del país y hacer un congreso, que se transforme en un encuentro de seguidores de tal o cuál dirigente.
Luego de ver las resoluciones del reciente congreso del PSUV, en su mayoría llenas de acciones propagandísticas y de difusión, además por supuesto, de elementos en extremo panfletarios que no profundizan nada. Me resulta imposible no estar escéptico ante lo que pudiera suceder en este congreso de la Juventud. Debe entenderse, que el producto final de un congreso del partido que desde que se convocó estaba manchado por la NO democratización del espacio, era imposible que pudiera ser diferente al que fue. Un gran y ostentoso espacio costeado por el pueblo, para ignorar la situación del país y salir con unas decisiones que no responden a la situación actual que vive el pueblo venezolano.
Una de las “decisiones” que se publican luego del congreso y que Bernal en su artículo felicita, es por ejemplo:
“Asumir y practicar como Partido la unidad en la diversidad, como máxima expresión de conciencia de la militancia del PSUV, como garantía de continuar el camino victorioso de la Revolución Ejercer la crítica y la autocrítica fundadas en los principios y valores revolucionarios; y condenar toda mentira, intriga y deslealtad por ser prácticas contrarias a la ética socialista y al comportamiento chavista.”
El papel lo aguanta todo, dicen por ahí, estas resoluciones al parecer ni a los asistentes, -delegados natos y no natos apadrinados- les quedaron muy claras, pues, Tareck El Aissami a pocos días de terminado el congreso, arremete contra Ana Elisa Osorio en un tweet que después eliminó, acusándola de traidora, al parecer por las declaraciones que dio desde la rueda de prensa de Marea Socialista, donde hace críticas bastante importantes (Ana Elisa Osorio acompañando a Marea Socialista: Hemos perdido espacios para el debate en la DN del PSUV). Así, las resoluciones que arrojó el congreso, bien gracias. Igual estas resoluciones son un fiel reflejo de lo que no se debatió, por ejemplo: la crisis económica del país. El congreso sirvió entonces, para que un grupo selecto, asistiera y viviera durante 5 días mínimo, a expensas del pueblo chavista.
Sobre el congreso de la JPSUV
Si de verdad la intención de este II congreso de la juventud, no es realizar un parapeto mediático, debe aprender de los errores cometidos antes, durante y después del III Congreso del PSUV.
Al hablar por ejemplo de la elección de 1200 delegadas y delegados, que al parecer será por medio de “asambleas circuitales y en el seno de los movimientos sociales” según Hanthony Coello, organizador nacional de la juventud. Aunque no queda muy claro el método, es imprescindible que entre l@s delegad@s elect@s haya una participación masiva de la base, que quienes se postulen, no sea por estar apadrinado por Héctor Rodríguez o algún otro dirigente. De esta manera entonces habrá voces diferentes y no será una reunión nacional de los “dirigentes” de siempre.
Sin embargo, aunque la elección de l@s delegad@s sea desde la base, no garantiza que el debate corresponda a la dinámica de la juventud venezolana, sí la agenda de discusión no profundiza en temas que competen a ésta en la actualidad. Coello indicó que en el congreso se discutirá un documento que contiene la declaración bicentenaria, con el compromiso de la juventud para los próximos 50 años, -Sí, 50 años- el balance de seis años de trabajo y los estatutos. Otro documento incluirá la captación, la organización, la formación y la movilización.
Temo, que con ésta agenda el II congreso de la JPSUV, se resuma a escuchar a dirigentes del partido, por horas, acerca del carácter biológico revolucionario de la juventud y que no trascienda de hacer “un balance”, de lo bien que se ha movilizado la juventud del partido a votar y a cargar banderas en actos multitudinarios de ciertos dirigentes, que la discusión en torno a la construcción del socialismo, sea una especie de oración religiosa que se repita entre cada uno de los asistentes, tratando de citar la declaración bicentenaria que leerán.
Que no se toque, por ejemplo, que la JPSUV ha fracasado como alternativa política en las universidades venezolanas, en todas, sin distinción en si es pública, privada o “nacida en revolución”.
Que no se haga un análisis de porque los últimos picos de oxigenación de la derecha venezolana se lo ha dado una juventud confundida, que se movilizó hace poco meses a guarimbear o a lo que sea, pero en fin movilizada, e incluso asumiéndose muy orgullosamente de derecha, sin pena ni culpa de lo que esto significa.
Que no se hable de la necesidad de una nueva ley de universidades, que conjuntamente con la ya aprobada ley orgánica de educación, proporcione herramientas para transcender a un nuevo modelo educativo de cara a las necesidades del país.
Es preocupante, que no se toque en este congreso, que la juventud venezolana debe exigir una ley que ampare a los nuevos profesionales, para obtener un empleo digno, de calidad, que le permita seguir avanzando en su formación profesional y se le reivindique justamente por esto, a diferencia de lo que ocurre ahora, donde hay una clara exclusión hacia los jóvenes recién graduados.
Si no se habla a profundidad de la diversidad sexual, de las drogas en la juventud, de la desmovilización sistemática a consecuencia del capitalismo, sino que se plantea un simple discurso superficial y panfletario, a modo de mención para sólo cumplir.
Si se centra la discusión en un balance de 6 años donde la JPSUV ha sido una cantera de “cuadros políticos” al servicio de cargos dentro del Estado y del gobierno, y esto se define como positivo y no se analiza precisamente la burocratización de los jóvenes revolucionarios.
Si se trata la captación de jóvenes, con la finalidad de sumar más personas a una organización que permanecerá con su estructura antidemocrática, que entre muchas otras cosas, la dirección no es elegida por la base, la formación de la que se hablará y finalmente se aplicará, será la mejor manera de proyectarse para ocupar cargos políticos y la necesidad de movilizar un grupo sustancioso que pueda hacer bulto, con banderas mandadas a hacer, para que Héctor Rodríguez finalmente le alce la mano a quien pueda movilizar más brazos que carguen banderas. Claro todo en nombre del socialismo.
Al fin y al cabo, es mi temor de lo que pudiera pasar, ojalá y no sea así, tal vez el III congreso del PSUV sirvió para algo más y la JPSUV no cometa estos errores. De lo contrario, estaremos ante un fracaso igual de costoso, que el ya mencionado congreso y leyendo resoluciones donde se plasme que la juventud es bien Chavista, Revolucionaria y que apoya al socialismo.