“Cuando en medio de un ambiente de libertad impera o quieren hacer imperar el silencio como regla de conducta, los fariseos se dan a calcular cuánto pueden escamotear de éste silencio, estiman la lealtad como traición y juzgan como calumnia la verdad”.
Chávez representa todo el sentido de la Patria nueva. De la Patria que empezaba a caminar por los caminos de la igualdad, de la justicia y del progreso social. De la Patria urgida de voluntades que la sirvan, “como la sirvió Él”, sin pensar en la vecina recompensa. Y representa, sobre todo, al hombre sin miedo. Al hombre que sobre todo ama a la Patria y su pueblo. Al hombre que se abre caminos sin rendir homenaje a los intereses creados. Al hombre que sabe romper las consignas culpables del silencio. Al hombre que no teme la soledad de sí mismo. Cuatro virtudes que, después de Chávez, no hallaremos verbo que las vuelvan a conjugar en nuestra Patria. Pide hombres de fe en los valores del espíritu a quienes conducir, luciendo sus mejores caballerías, portador en la diestra de la Espada de Bolívar con que se despabilen nuestro sueño en la defensa de los intereses del pueblo, y se despabile nuestra inercia hacia los senderos por donde Él pueda regresar…
Se ha dicho que el pueblo tiene mala memoria para el bien y para el mal. Ello es cierto. El juicio sobre los funcionarios públicos corruptos es un proceso de mala memoria. Parece que flaquearan todos los resortes del recuerdo ante lo instintivo y orgánico de los hechos de masas. Son problemas difíciles de psicología social. Para estos “desmemoriados defensores del orden social” y de los principios, no debiera abrirse ninguna manera de impunidad. El olvido pasa de acto misericordioso a constituirse en cómplice de grandes delitos. En aliado franco del asalto social. Precisa que se avive la memoria y se sancione a los que desviaron el Legado de nuestro Eterno Comandante. Pero, ¿no han pensado ustedes que en este caso el olvido no surge en función humana de un mero sentido de comprender la propia debilidad, sino de una asquerosa venta de nuestra misma conciencia? Se olvida al ladrón porque nos regala con el fruto robado: se olvida al ladrón porque conviene a nuestros intereses contar con el ejemplo a ver si mañana llega nuestra oportunidad. No se trata de olvido. Se trata de culpable disimulo, se trata de desmentir la propia verdad. Este olvido no entra en ningún plan de convivencia. Y lo condenamos con la misma energía que lo merece. Y sobre este olvido, y es lo más triste, se afincan los pilares de los intereses de la Patria.
No se quieren bajar de su cumbre nuestras actuales clases dirigentes hasta la protección de las clases desprotegidas que los eligió, por ellos “llamadas bajas”, en razón de su pobreza, pero éstas se vengarán a la chitacallando. Los hombres que se encumbran olvidan sus viejos nexos con el pueblo. Esto es consecuencia del vértigo de la altura, que altera en muchos el puro sentido de la gravedad social; y a veces no olvidan los que suben, son los que quedan abajo, quienes se llenan de pensamientos tristes y de odios.
Están sacando alegremente dinero de las arcas del Estado, por medios y qué legales, pero lo más triste y doloroso, es que ese dinero, lo sacan de quienes sufren hambre e indefensión social de que ellos son culpables. Es la misma estirpe subterránea de agiotistas, corruptos, ladrones y especuladores que de generación en generación cambian de librea. Ayer eran obscuros esclavistas, hoy son banqueros graves. Ayer traficaban con los enemigos de la Patria, hoy nos arrancan para su medro la misma fe en el Comandante Chávez y la vida socialista.
¡Gringos Go Home! ¡Libertad para los antiterroristas cubanos Héroes de la Humanidad!
Y no están llenas de estas tristes reflexiones la vida de nuestro Eterno Comandante, en que parece repetir con Don Quijote y Simón Bolívar: ¿No sé lo que conquisto a fuerza de mis trabajos?
¡Hasta la Victoria Siempre, Comandante Chávez!
¡Patria Socialista o Muerte!
¡Venceremos!