Es definitivo, en un año electoral como este, año en que tanto el
imperialismo como sus agentes criollos se lo juegan todo, una agresiva
política comunicacional, capaz de pasar a la ofensiva con eficacia, ante los
mil ataques que a diario se vierten sobre un pueblo indemne es un problema
de seguridad del Estado. No puede el gobierno revolucionario estar amarrado
por la camisa de fuerza que supone, en momentos de guerra, la sujeción a
equilibrios o a una dinámica comunicacional para el entretenimiento y el
relax. Algo así es lo que se viene intentando desde el canal de televisión
VTV y el resultado es deprimente. Angustia hasta el desespero ver el curso
de agresiones, dinámicamente montadas y mejor representadas por
“periodistas” actores, profiriendo calumnias, hurgando en los dolores hasta
la sangre, en televisoras terroristas como Globoterror y encontrarnos en VTV
con programas sobre desarrollo endógeno, o sobre manifestaciones culturales,
o sobre deportes, o sobre lo que sea… todo eso es excelente… ¡quien lo
duda!, pero es suicida en medio del fragor de una batalla. Cada cosa tiene
su lugar y su tiempo.
Incluso los programas que pudiéramos considerar como de respuesta a
la guerra mediática son sencillamente tímidos, sin impacto, sin el
compromiso que exige el momento, pulcramente equilibraditos, sin
estridencias, como para tiempos de paz y amor. Absolutamente vegetarianos
frente a una televisión privada carnívora y asesina. Nada que ver con la
guerra que estamos resistiendo todos. ¡Una bobería insigne!. Es necesario
que el Estado cuente con un canal (¿VTV?) que sea 24 horas noticias y
opinión. Un canal aguerrido, ágil, bien manejado desde el más absoluto
compromiso con la revolución. ¡Sin sucedáneos! ¡Que no nos vengan con
cuentos de equilibrios porque los enemigos no los tienen! Un canal que
disponga de la capacidad necesaria para desmontar, al instante, cada
mentira, cada ataque, cada puñalada en la credibilidad del pueblo. Un canal
que responda a las expectativas de un pueblo que está siendo inclementemente
bombardeado. Programas dinámicos, al mejor estilo, aún perfeccionado y con
mayores recursos, que el de la Hojilla. Programas que no se detengan ante
las limitaciones propias de una sociedad en paz. Programas que incluyan la
participación, reitero, aguerrida, decidida y sólida de gente como Alberto
Nolia o Wladimir Acosta…en fin…historiadores, analistas políticos,
internacionalistas, me resulta incómodo dar más nombres, porque siempre
sería injusto con muchos luchadores a quienes les sobran, no sólo méritos
sino valentía y decisión para hacer esa labor, para encender esa hoguera,
para llevar la verdad hasta aplastar la mentira… Deshaciendo entuertos y
mentiras… ¿Qué no son periodistas? ¡Que lo sea el o la periodista ancla que
se utilice para tal fin!.
Hacer algo urgente es, verdaderamente, cuestión de seguridad de
Estado. Quizás salvado el escollo de las elecciones pueda regresarse a una
televisión ideal. En este momento la orden de combate es más que necesaria,
imprescindible. VTV puede ser ese canal… Vive puede ser el canal para la
televisión ideal, ajustadita a los ideales y principios. VTV, por si alguien
lo olvida, jugó un papel fundamental cuando el país se encontraba en los
fragores de aquella batalla mediática que fue el sabotaje petrolero. Lo fue
también en los días previos al referendo aprobatorio. El pueblo lo sabía.
Como se busca el agua en el desierto, así buscaba la verdad, el mensaje
revolucionario, en VTV. Ese enamoramiento con la verdad que el pueblo
encontraba en VTV se ha ido perdiendo. No por infidelidad, todo lo
contrario, por fidelidad instintiva a la revolución, porque da mucha rabia,
es cruel la impotencia, cuando se ve a la querida revolución, a esta niña
bonita, atacada, golpeada, agredida, sangrada, sin encontrar alivio ni
respuesta. Debo admitir que, aún defendiendo siempre al canal de todos los
venezolanos, también he dejado verlo como lo hacía. Es insoportable pasar
por Aló Ciudadano, ver la manipulación más grotesca, dirigirse a nuestro
Canal y encontrarse con comiquitas, programas repetidos, o en el mejor de
las casos, una programación excelente para un tratamiento de los nervios.
HUGO PARA TODOS Y TODOS PARA HUGO.
LA BARRICADA SÓLO TIENE DOS LADOS.