No ofrecer datos precisos acerca de la abstención en las elecciones internas del PSUV genera sospechas, nadie, al menos entre quienes asistimos a cumplir con el deber de elegir a los candidatos del III Congreso, le cree a Diosdado eso de que es muy prematuro saber cuántas personas se movilizaron para elegir a los voceros este domingo 20 de julio.
Según la versión de Nicmer Evans, el porcentaje nacional de participación en las elecciones internas del PSUV apenas alcanzó el 12% de los 7,6 millones de psuvistas; o sea, una abstención de 88% de los militantes.
Como el objetivo básico de las elecciones fue logrado, elegir los voceros al Congreso, es muy probable que el Partido no se ocupe en lo inmediato de analizar en profundidad algunos datos que podrían ser referentes para conocer las potencialidades del PSUV, así como sus limitaciones reales.
Siendo el PSUV el Partido de la Revolución, parece obligatorio para su dirigencia leer con lupa los resultados de estas elecciones internas para intentar medir la capacidad real de movilización con que cuenta el Partido en nuestros días, para conocer cuál es el poder de convocatoria del partido que en los últimos tiempos ha cosechado más votos en el electorado. Al PSUV desde hace tiempo se le condena, al menos entre los de la izquierda trasnochada, por ser un partido electoral, por apenas movilizar a la gente para elecciones, ¿perdió tan pronto esa capacidad el PSUV?.
Después de los sucesos relacionados con las publicaciones de las cartas de los exministros (Giordani y Navarro) y la polémica que se suscitó en las filas de la revolución quedó claro que quienes dirigen al Partido (con Diosdado a la cabeza) no tienen planteadas críticas ni autocríticas y están dispuestos a apelar a las viejas prácticas de los partidos tradicionales (tribunal disciplinario contra quienes disientan, etc.), con lo que ponen en serios aprietos al Presidente Maduro, quien a pesar de haberse deslindado públicamente del sectarismo impuesto en el PSUV, como máximo dirigente de la revolución parece condenado a legitimar lo que impondrá la dirigencia del Partido a la militancia revolucionaria.
No habrá sacudón en valga en el gobierno de Maduro si quienes ocupan posiciones claves en el Partido no son capaces de entender y asumir que uno de los principales legados de Chávez fue un modelo de democracia participativa y protagónica que muchos de los que originalmente creyeron en el PSUV, hoy la pueden estar poniendo en duda.