El show barato que tratan de montar cuatro gatos que nunca merecieron ser integrantes de nuestro glorioso ejercito bolivariano, es apena otro de los funestos episodios de quienes fueron indignos de portal el uniforme militar. Y conste que no es primera vez, que por una de esas aberraciones de la vida, pudieron infiltrarse en las FANB algunos deshonestos oficiales, cuya formación reaccionaria les ha impedido comulgar con la nueva doctrina militar iniciada con el proceso de 1999.
Recordemos que fue posterior al fracasado golpe de Estado de abril de 2002, cuando un remanente de ex –militares apátridas, valiéndose de la complicidad del entonces Alcalde de Chacao Leopoldo López, tomaron por asalto la Plaza de Altamira. En aquella ocasión, el fallido plan de los complotados había consistido en procurar desmoralizar a los hombres y mujeres que hacen vida en los cuarteles. Por cierto, necesario es reseñar que detrás de aquella burda maniobra que la opinión pública no tardo en condenar, también estuvieron involucrados la alta jerarquía de la CEV, Fedecamara y la extinta Coordinadora Democrática, suerte de saco de gato que desde entonces estaba tan desprestigiada que ahora se hace llamar Mesa de la Unidad Democrática.
A quince años de vigente la nueva doctrina militar, por descartado que prospere cualquier locura que busque provocar ruidos de sables en nuestra prestigiosa institución armada bolivariana. De ahí que no existan razones para creer que estamos frente a cualquier amenaza que pudiera comprometer a las FANB, pues en su seno solo predomina una conciencia nacionalista, socialista y patriótica. No entender esto así equivale a estar de espalda a la nueva realidad, precisamente en momentos en que quedo sellada la ruptura definitiva con esa oligarquía parasitaria que siempre actuó como títere de las trasnacionales del mundo occidental.
Bastaría con examinar por encimita algunos de los prontuarios de estos 35 farsantes que se hacen pasar por redentores, para comprender por qué nunca le jugaron limpio al Comandante Chávez. Ahora, aprovechando la ausencia física del líder, con sus caras muy lavadas y orondas, pretenden presentarse como “los originales del chavismo”, quienes vendrían a salvarnos de una supuesta crisis que solo existe en mentes enfermas por la ambición desmedida de poder. Quizás si estos fatuos aventureros nos contaran una de vaquero, a lo mejor obtendrían su ración de credibilidad en un público seguramente ingenuo.
Al camarada Diosdado Cabello saludamos el gesto de develar a tiempo otra de las cochinas maniobras de la CIA y el Pentágono, en ese desesperado afán por derrocar la revolución. Sin embargo, alivia saber que ese zaperoco de 35 ex – oficiales que se expondrán a la picota, será otra quijotada como la del alzamiento del general chicharronero José Rafael Gabaldón en su hacienda de Santo Cristo, o como aquella fatalidad que liquidó al general Román Delgado Chalbaud, quien no se percató que a bordo del “Falke” venia como pasajero anónimo la muerte, y que concretaría su objetivo cuando Chalbaud desembarcó en Cumana y se disponía a cruzar el Puente Guzmán Blanco , a la entrada de la calle Larga (hoy avenida Bermúdez). Con razón el basurero de la historia está repleto de mentirosos, ilusos y traidores.
