Visto los entretelones de la campaña electoral del 20M, es fácil percatarse que realmente hay gato encerrado en esta comedia bufa que montó el gobierno para engañar a la comunidad internacional. Hasta las piedras saben que detrás del simulacro de elecciones pluralista y protagónica, también se esconden los voraces apetitos de una clase política que lleva años pasando aceite, y que ahora ve la posibilidad de saciar su hambre de poder. Por esta razón, Bertucci y Falcón que saben que no tienen ningunas posibilidades ni de aruñar un honroso segundo lugar, esta vez decidieron pactar por debajo de cuerda, porque prefieren agarrar aunque sea fallo, complaciendo a seguidores dispuestos a conformarse con un curul en el parlamento regional.
En fin, es mil veces mentira que este 20 de mayo habrá en Venezuela unas elecciones auténticamente democráticas y con todas las de la ley. Hasta los más desprevenidos observadores, saben que estamos a cien años luz de una trasparente consulta electoral, pues con la complicidad del CNE, el chavismo revisionista y desfasado solo intenta legitimar a este vulgar plebiscito que se propone emboscar a los electores, para que Nicolás Maduro se eternice el poder, acompañado de su cáfila de oportunistas que se niegan soltar la teta del erario público.
De modo que está más claro que agua de manantial, que la inmensa mayoría de los venezolanos rechazamos este primitivo socialismo del siglo XXI, que ciertamente se quedó atascado en el Manifiesto Comunista de 1848, que contrasta con los anhelos de un pueblo que ama la libertad y la justicia social. Lo demás es echarle peos a la luna.