Si de algo no se puede acusar a la camarada Ana Elisa Osorio es de ambigua. Esto quedó demostrado en las declaraciones dadas a Aporrea el pasado viernes 8 de agosto de 2014. La camarada pudo hablar más fuerte, pero nunca más claro. Es indiscutible que expresa el sentir y preocupación de un gran número de militantes de nuestra Revolución, indistintamente del partido al cual pertenezcan. La hoy diputada al Parlatino, habló de su solidaridad con el camarada Héctor Navarro. Creo que aplicó aquel digno pensamiento del Ché Guevara que nos dice: “Si eres capaz de temblar de indignación en cualquier parte del mundo donde se cometa una injusticia, somos compañeros”.
En cuanto a la Guerra Económica, pienso muy parecido a lo referido por ella. Quizás agregaría que a las empresas privadas que insistan de manera deliberada en disminuir sus niveles de producción con el único fin de desestabilizar y con esto debilitar la imagen del gobierno, debería expropiárselas inmediatamente y ser entregadas a sus trabajadores bajo control obrero, figura ideada por nuestro Comandante Chávez, quien siempre creyó en la masa trabajadora como parte fundamental del tejido social para la transformación de la sociedad.
Es curioso. El día sábado 9 de agosto, en la alocución que tuvo nuestro camarada Presidente Nicolás Maduro con ocasión del Primer Congreso Nacional de la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores (CBST), el mismo señaló que los trabajadores deberían ocupar las empresas cuando sean abandonadas por sus propietarios. Pienso firmemente que no hay que esperar que eso ocurra. Todo lo contrario, mi camarada Presidente, los trabajadores deberían aplicar la contraloría social activa y, una vez que se determine que una empresa bajó sus niveles de producción sin razones objetivas, ésta debe ser expropiada por el Estado y ser entregada al control obrero, quienes sabrán sacarla adelante gracias al conocimiento que tienen de la misma. No dude ni por un momento que nuestro Comandante Chávez así lo hubiese hecho en esta coyuntura que estamos viviendo.
Volviendo a lo expresado por la camarada Ana Elisa Osorio, ella refirió que el gobierno se podía quedar solo, sin militancia, por hacer oídos sordos ante las críticas del pueblo. Yo agregaría, si me lo permite, que el saber no ocupa espacio, ya que conocer en profundidad el sentir de nuestro pueblo, su posible decepción en algunas áreas, en algunos asuntos de interés nacional, su cansancio e incertidumbre, es fundamental para corregir lo que haya que corregir. Así lo pienso. Pero pareciera que el hecho de señalar situaciones que habría que corregir, es suficiente para que los camaradas sean tildados de contrarrevolucionarios y traidores. Esto, con todo respeto, es inaceptable desde la óptica de un revolucionario. ¿Dónde queda entonces la humildad para recibir las críticas y observaciones? Bien nos lo decía nuestro Gigante: bienvenidas sean las críticas por parte del pueblo; él nunca aplicó la descalificación a nadie, respetó siempre la dignidad de los camaradas, aun sabiéndolos quizás equivocados en sus apreciaciones.
Ojalá arriba escucharan lo que aquí abajo se oye. Entre tantas cosas, por ejemplo, se dice que nadie quiere abrir la boca por temor a ser cuestionados, execrados, tildados de traidores al legado del Comandante, cuando es todo lo contrario. Callar es una posición de cobardes, ya que lo que está en juego es el destino de nuestra Revolución y el Legado de nuestro Comandante, para cuya defensa hacemos falta todos, sin ese sectarismo al que ha hecho referencia la camarada Ana Elisa Osorio en sus declaraciones.
No podemos pensar que porque en el Libro Rojo del PSUV, elaborado por nuestro Comandante, se habla del sectarismo como un mal que hay que erradicar, o porque nuestro camarada Presidente Nicolás Maduro, con toda la voluntad política, diga que hay que erradicarlo como uno de los males de las filas revolucionarias, esto se va a cumplir. ¿Quién puede dudar que aguas abajo este mal ha dividió al chavismo? Y a consecuencia del mismo se ha producido una significativa desmovilización de las bases revolucionarias. Los cambios no se decretan, se trabajan con verdadera voluntad política para lograrlos.
Una de las cosas que más me llamó la atención de las declaraciones de la camarada Ana Elisa Osorio, fue su alusión al “chavismo sin Chávez”. Esto sí que atrae poderosamente la atención, dado que siendo ella un miembro de la Dirección Nacional del PSUV y habiendo ocupado altos cargos a lo largo del gobierno revolucionario, debe manejar información o quizás haber observado situaciones que nosotros, el pueblo, desde aquí abajo desconocemos.
No me gusta especular, pues me parece poco serio y objetivo, pero lo que sí no es especulación es que el gobierno debería agudizar el oído y escuchar los gritos del silencio que emanan por todas partes del territorio, desde las bases chavistas, y esto lo digo con preocupación. No deben olvidar que este gigante despertó de la mano de nuestro Comandante Chávez para no dormirse nunca más.
Nuestro Gigante nos decía desde La Habana el 14 de diciembre de 1994: “El tiempo nos llama y nos impulsa, es sin duda tiempo de recorrer de nuevo caminos de esperanza y de lucha”. Creo que hoy cobra vigencia este pensamiento en la coyuntura que estamos viviendo en lo político. Pero también nos decía: “En todo debemos tener la más perfecta unidad”, cita tomada de Las Líneas de Chávez del 19 de diciembre de 2010. Y yo agregaría que la unidad solo será posible cuando se respeten las distintas corrientes de pensamiento revolucionario, lo que se traduce simplemente en la unidad dentro de la diversidad, como siempre lo refirió nuestro Comandante. Cada vez que leo sus escritos, siento que todos tenemos todavía mucho que aprender en cuanto a su humildad, coherencia y acción. Fíjense en este otro de sus pensamientos: “Todo venezolano consciente, todo venezolano que le duela la realidad de su país, todo venezolano que esté claro con relación a lo que estamos haciendo, está obligado en este momento a luchar sin descanso, con la palabra, con el ejemplo y con la acción”.
Queridos camaradas, quisiera pensar que este escrito no me convierta en diana del sectarismo, pero si fuera así, lo asumiré y me reafirmaré en que hay que erradicar el mismo y me apoyaré en el pensamiento de Chávez: “Para nosotros es obligatorio vencer, porque se trata de la vida de un pueblo; nosotros preferimos este camino y luchamos por él con toda la fuerza de nuestra existencia como pueblo”.
Debo aclarar que quien escribe este artículo no pertenece a corriente alguna dentro del PSUV, soy una militante más de nuestro partido que hace muchos años se declaró librepensadora y se mueve por el profundo amor que siente por el pueblo. Me conduzco con base en mis principios, los cuales están cargados de un profundo humanismo, solidaridad y justicia, condición sine qua non para poder llamarse revolucionario.
No me puedo despedir sin dejar para la reflexión esta hermosa frase de nuestro Gigante pronunciada en la Asamblea Nacional en el año 2006: “Dejémonos guiar por el tino, la sabiduría y el coraje de nuestro pueblo, allí está la clave para que nuestra Revolución siga siendo victoriosa”.
Con profundo amor y respeto a todos los camaradas que luchan en defensa del legado de nuestro Comandante. ¡Hasta la Victoria siempre, venceremos!