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Lo primero que deseo declarar es que tengo afición pública por los Leones del Caracas, pero eso no es sino una expresión de fanatismo. Los Leones del Caracas, así como El Magallanes responden a una cultura bipolar o bipartidista de nuestra sociedad, o somos de uno o del otro equipo, pero jamás de los dos. El presidente Chávez ha declarado públicamente su preferencia por el Magallanes, y desde hace más o menos un año Gustavo Cisneros decide comprar el equipo de los Leones del Caracas, incursionando en un área comercial que había sido de poco interés para una corporación trasnacional como el Grupo Cisneros.
El Grupo Cisneros desde hace años ha adoptado la migración de inversión de capitales a Miami o México, vendiendo casi todas las empresas que tuviesen relación con el área comunicacional en nuestro país, y de un momento a otro, Gustavo Cisneros se interesa por un equipo deportivo que poca ganancia podrá dar en comparación a Venevision Continental u otras basuras mediáticas que produce este grupo económico de dudosa postura ética.
Si a esto le sumamos un Cisneros que hace publicar una biografía que se encuentra en todas las librerías del país y se convierte en un “best seller”, y un canal “Venevision” que sorpresivamente deja de atacar al gobierno de Chávez, encontramos un cóctel de coincidencias no tan accidentales que provoca la necesidad de un mejor análisis.
Si además agregamos un Gustavo Cisneros, encabezando una caravana de Los Leones del Caracas que termina en un fastuoso acto en la Plaza Altamira, podemos adicionar un elemento más para reflexionar sobre el caso.
¿Gustavo Cisneros está en campaña?, ¿En campaña de qué?. Tradicionalmente este grupo económico que él representa ha invertido consecutivamente en el financiamiento de los candidatos a presidente en nuestro país. En los últimos tiempos Cisneros junto con el gobierno estadounidense ha sido uno de los principales financistas de los grupos golpistas en nuestro país. Sin embargo ya no lo es, se cansó, no soportó más gastar dinero sin garantizar retorno, y decidió ya no montar más su piso político sobre las bases de unas estructuras destruidas por el torbellino de la revolución, por eso se lanza al ruedo, pero no como candidato presidencial.
Gustavo Cisneros pretende hoy emular a Donald Trump, pretende convertirse en un empresario popular, con apoyo del pueblo venezolano, carismático y ejemplo de éxito incluso para el venezolano más humilde, pero no para ser presidente, ¿qué le puede interesar a él esa bagatela?. Él pretende preservar sus intereses económico en un país prospero, y la única manera es con apoyo de a quien explota y de a quien aliena. ¡Bravo Cisneros!, ¿ahora eres un empresario populista?, ¿a quién representas?, ¡salvemos a los Leones!.