Una intervención pintada

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En la edición del 8 de febrero de El Universal digital, encontramos estas dos noticias:
1 - El senador del opositor Partido Popular (PP) Dionisio García Carnero denunció que en la zona centro-occidental de Venezuela los emigrantes españoles que adquirieron los terrenos donde ahora cultivan "están siendo objeto de las mayores tropelías" y citó la invasión de fincas, la quema de casas y el robo de maquinaria. "Los que se resisten -añadió- son extorsionados, secuestrados, sus mujeres violadas y muchos de ellos incluso asesinados. Y todo esto ocurre ante la absoluta pasividad y complacencia de las fuerzas del orden y las autoridades venezolanas".
2 - El primer ministro británico, Tony Blair, lanzó hoy en el Parlamento un llamamiento a Venezuela a respetar las "reglas de la comunidad internacional", al tiempo que afirmó que le gustaría ver que Cuba funciona como "una verdadera democracia".
Si a lo anterior le sumamos las recientes declaraciones de Rumsfield comparando a Chávez con Hitler, repetidas en nuestro país por los cagatintas a sueldo de la CIA, y las de del General James Hill – comandante de las FFAA estadounidenses para América Latina (Comando Sur): “estamos ante una nueva amenaza emergente en América Latina, que se observa en Venezuela y Bolivia. Al lado del narcoterrorismo, de la guerrilla, etc. aparece ahora el populismo radical. Y esto es una amenaza para los intereses de EEUU".
Se va dibujando así, la futura intervención militar norteamericana en nuestro país, como una forma de cortar esa “amenaza emergente”. Porque así es como ellos llaman cualquier acción que los latinoamericanos emprendamos por alcanzar nuestro desarrollo soberano.
Todo ello entra dentro de la estrategia geopolítica de Estados Unidos para la región, expresada en la Doctrina Monroe en 1823 y todavía vigente, y que la sintetizó claramente el Presidente Theodore Roosevelt cuando declaró en su mensaje al Congreso de 3 de diciembre de 1901, que por la doctrina Monroe "no garantizamos a ningún estado contra la represión que pueda acarrearle su mala conducta”
Sólo espero que el Gobierno Nacional tenga plena conciencia de esta situación, y tome seriamente las medidas adecuadas para repeler esa futura agresión, sobre todo en el equipamiento militar, y no poner todos los huevos en la canasta de los fusiles y helicópteros rusos, por ejemplo.
Agresión que, paradójicamente, será el fin del imperio norteamericano. Porque, a pesar de todo su poder económico y militar, lo que le da la supremacía imperial en el mundo es el dominio neocolonial que tiene sobre América Latina. Cuando lo pierda dejara de ser imperio y pasará a ser un país desarrollado más.
Así le pasó a Francia, Inglaterra, Japón, Holanda, España, Unión Soviética, etc., cuando perdieron sus colonias.
Ellos lo saben y de ahí su desesperación, que siempre resulta mala consejera.





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Carlos Enrique Dallmeier


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