El deber actual del socialista

Es deber de todo socialista dedicarse, sin descanso ni tregua, a todas horas, con toda ocasión, en todo lugar y tiempo, así que se le ofrezca la menor coyuntura, a exponer sus ideales tal como los entienda, a excitar la curiosidad, por lo menos, de aquellos con quienes trata. La vitalidad de un movimiento se conoce en esto. Los que sólo profesan sus opiniones en las circunstancias oficiales, en tiempo de elecciones, etcétera, profesan opiniones muertas; los movimientos vivos producen una verdadera fiebre de proselitismo.

Es deber de todo socialista exponer a todas horas sus convicciones; pero en cada ocasión ha de presentarlas por la cara de mayor oportunidad. Y lo oportuna es hoy protestar contra los rojo-rojitos, contra la ineficacia, contra la corrupción, contra el acaparamiento, contra la especulación, contra el contrabando de extracción, contra la guerra, contra las convicciones, las creencias y principios todos que regulan el espíritu de las sociedades militantes. Hay que repetir que sólo la injusticia justifica la guerra, que no hay, sí se mira hondo, guerra alguna justa.

Es preciso hacer ver que las guerras han sido producto del acaparamiento de los medios de producción, acaparamiento de los artículos de primera necesidad; del acaparamiento por una clase social que sirven de garantía para su explotación. La principal función del lujo es la de la guerra, destruir capital para salvar el dividendo, encarecer los artículos de primera necesidad, dificultar la vida del trabajador, mantenerle en salario bajo, salvar el sagrado dividendo.

Lo oportuno ahora es lo que creen inoportuno todos estos vende patria, protestar de este acaparamiento y usura, protestar contra esta guerra despiadada contra los intereses del pueblo. Lo noble y elevado es despreciar las habilidades rastreras y bajas. Si nos dijeran que la causa del socialismo no puede por menos que perder, pronunciándose en estas circunstancias en frente de cosa tan injusta como el acaparamiento, la inflación, la especulación y esta guerra despiadada, respondamos que no saben lo que se dicen, que no saben lo que es socialismo, ni lo que es oportunidad, ni lo que es popular, ni que es la guerra.

Oprime el corazón de las gentes verdaderamente humanas el ver impunemente esos actos delictivos cometidos por los rojo-rojitos y la parasita burguesía sin que se les ponga un correctivo, y, por ajenas culpas, luchar contra el contrabando y la especulación y tener que hacer esas grandes colas para conseguir la papa diaria. Esto oprime todo corazón realmente humano, e indigna pensar, que ha éste sufrimiento las autoridades competentes se queden cruzados de brazos.

Destrúyase ese último baluarte delos rojo-rojitos y de la burguesía, desde el cual se combate al pueblo, y entrando en el régimen verdaderamente socialista, tendrán que buscar la cooperación, la asociación y la protección social, porque fuera de ella les será imposible desarrollarse como hoy se desarrollan a expensas del pueblo. Y viviendo así, en un régimen en que sea verdad lo de que la libertad de uno sólo está limitada por la de otro, el burgués desarrollará mejor que hoy su individualidad toda. Porque hoy el desheredado tiende a convertirse en máquina y el rico en parasito.

En un régimen social sano nadie puede desear la producción que hoy se llama[MT1]  individualista, por ser en contra de los intereses mismos del pueblo.

¡Gringos Go Home! ¡Libertad para los antiterroristas cubanos Héroes de la Humanidad!

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!

¡Patria socialista o Muerte!

¡Venceremos!


 [MT1]

 



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Manuel Taibo


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