Conocí a Pedro Pablo Linarez durante al gestión de la Comisión Especial que investigó los casos de violaciones a los derechos humanos en la Asamblea Nacional en 2005, recuerdo que siguió compilando información de casos de desaparecidos y haciendo diligencias investigativas y escribiendo para determinar a los responsables de crímenes de lesa humanidad cometidos contra militantes revolucionarios en cuatro décadas de terror durante los 60,70 80 y 90.
Hoy Pedro Pablo pasa a la dimensión de la memoria a la que algunas veces calificó de traicionera, porque efectivamente a veces ella nos juega al olvido pero él como muchos, estamos empeñados en jalarle recuerdos, datos e informaciones para colocarla a lado de la verdad histórica, ese fue su legado en tantas producciones editoriales luego de apasionadas investigaciones de campo buscando la certeza y la justicia.
Era terco y a veces duro de trabajar, era un artista además de antropólogo, quizás por aquella admiración a su profesor J.M Cruxent a quien emuló en ambas disciplinas. La pasión por la antropología forense le hizo cruzar caminos y encrucijadas de dolor de nuestras historias contemporáneas, las que muchos no quieren recordar, cuando las nuevas generaciones necesitan marcos referenciales para comparar los nuevos tiempos con las atrocidades pasadas.
Los últimos años de Pedro fueron de lucha contra afectaciones de salud que en nada impidieron seguir su labor de rastreador de pesquisas de crímenes contra la humanidad de miles de revolucionarias y revolucionarios, a pesar de las recomendaciones de médicos, familiares y amigos para la preservación de la salud y a veces acompañado o solitario emprendía rumbos de caminos donde encontraba señales de evidencias forenses que sirvieron para completar asuntos con la justicia.
Ahora que no está físicamente queda una obra que estamos en la obligación de difundir y continuar y así será, acompañaremos a su equipo de la UBV, en Caracas o en Lara a quienes le transmitimos nuestro pesar pero con el compromiso de continuar el trabajo de Pedro Pablo Linarez en memoria viva.
Hasta siempre camarada