Cambiar la sociedad, transformarla, desaparecer las viejas estructuras que generan la decadencia social, aplicar una política de inclusión, distribuir más equitativamente la renta petrolera en Venezuela, establecer y consolidar un estado de derecho y de justicia, desarrollar la economía con una producción de carácter social se enmarca en el camino al Socialismo.
El Presidente Nicolás Maduro ha establecido las 5 revoluciones dentro de la revolución: la revolución del conocimiento, revolución de las grandes misiones, la revolución de la política de estado, la revolución del socialismo territorial, la revolución económica-productiva. Todas están insertadas en el Plan de la Patria dejado como legado del Presidente Hugo Chávez. Es la orientación hacia una patria nueva, que responda a las necesidades materiales y espirituales del pueblo venezolano.
Indiscutiblemente, si las bases económicas y culturales de Venezuela están discordantes de un plan de sociedad que dignifique al ser humano, muy difícilmente se podrá avanzar en la estratégica visión de erigir el Socialismo. Fundamentalmente, la gran tarea es organizar al Estado en función de una nueva ciudadanía. Todas las reglamentaciones y normas existentes en Venezuela permiten que las instituciones funcionen a cabalidad.
Utilizar un discurso orientador sobre el poder popular implica entender lo diverso de nuestras culturas, y el sometimiento y explotación histórica de nuestros territorios por parte de las grandes potencias. La economía venezolana fue un generador de bienestar hacia Europa durante la época colonial, la producción en nuestro país obedeció por cientos de años a las necesidades de una metrópoli como España y luego a los Estados Unidos. Condenaron estas tierras al atraso y a la deformación estructural de la economía. Orientar políticamente a un pueblo que requiere solucionar ingentes problemas de servicios públicos, abastecimiento y transculturación, implica que el Estado se convierta en un promotor y defensor de la identidad de los venezolanos. El primer ejemplo de interpretación de la realidad cultural y política de Venezuela se evidenció con el cambio producido en la nueva Constitución, aprobada en 1999, donde se reconoce el carácter multiétnico y pluricultural de nuestra sociedad.
El fortalecimiento de nuestras expresiones tradicionales, el reconocer el joropo en todas sus manifestaciones y declararlo patrimonio nacional son señales importantes de nuestras instituciones. Erigir sobre las estructuras de un sistema diametralmente opuesto como el capitalista, un nuevo modelo de característica socialista obliga necesariamente a revisar a cada instante la evolución y marcha de las medidas aplicadas, que conduzcan hacia relaciones de justa distribución de la riqueza.
Implantar un modelo de vida diferente, en un mundo globalizado, como el actual, es una lucha titánica contra la transculturación desarrollada mediante los medios de comunicación y tecnologías de gran influencia en todos los rincones del planeta, que desplazan sistemáticamente los modos de ser y culturas que identifican a los pueblos, haciendo cada vez más impermeables los mensajes de cambios sociales. Hacer revolución pacífica en medio de la violencia propia de la explotación del trabajador en el capitalismo y las desigualdades e inequidades pareciera un propósito imposible. En Venezuela se abrieron las puertas para lograrlo. Construyamos los caminos del no retorno, con producción, defensa de nuestra diversidad cultural y el conocimiento de nuestra historia. Así vamos a erigir un estado con menos desigualdad.