Su llegada, en tan singularísima sala de parto, estuvo rodeada de minúsculos pero llamativos hechos que justifican hondamente nuestro perenne homenaje al ser humano en general y al venezolano en particular.
De acuerdo al testimonio que Alejandra Reverón ofreció a planetaurbe.com, a Maryuly no le faltaron asistentes. De inmediato fue atendida por una señora con “franela a rayas”, quien “saca al niño” y luego por “otra señora que supongo es enfermera”. Indica el relato que el recién llegado fue tomado por ambas damas, quienes lo cubrieron con batas quirúrgicas facilitadas por operadores de la empresa del subterráneo.
Otra testiga, Robmary Alcalá, narró que el chiquitín “al principio ni siquiera lloró” y que, en medio de la conmoción, una “señora súper emocionada” tomaba fotos no obstante el reclamo de otra usuaria que le objetaba el proceder. En medio de aquello, dijo Alcalá refiriéndose a alguien que estaba en el sentido opuesto del andén, “una muchacha que tenía un antibacterial lo lanzó al otro lado al muchacho del metro que lo atajó”, desatando una lluvia de aplausos de quienes no abandonaban la estación presenciando el divino hecho.
El primer hijo de Maryuly y Edgar está en perfecta condiciones gracias, entre otras cosas, a ese pueblo que lo atendió dejando de lado las connotaciones políticas que más que separarnos deben acercarnos por el soñado bienestar común.
¡Chávez vive…la lucha sigue!