Los divisionistas, al parecer descansan, pero no cesan

Debo advertir desde el inicio, que los divisionistas pueden estar en todos lados; no sólo donde le parece o uno cree. Tanto es así, que las divisiones generalmente se producen porque en ninguno de los lados que mueven la opinión o  los grupos, hay ánimo de unidad y disposición a entender; todo lo contrario a como aquellos dos burros – perdóneseme la figura, no tiene animo peyorativo alguno, pero es muy ilustrativa– que después de tirar en contrario, intentando arrastrar la misma carga, entendieron que cada uno, haciendo su sacrificio, rebajando sus demandas, disminuyendo de tono sectario e infantil orgullo o ajustando sus brújulas, era posible encontrar la senda adecuada para marchar con firmeza. De esa manera, pudieron sumar sus fuerzas y hacer que la carga avanzase.

            -“¡Hermano!”, me gritó casi de lejos, Moisés Moleiro, al verme entrar a un salón grande del recién construido Parque Central. El MIR se había acogido a la pacificación e intentábamos reconstruirle, desde hacía algo más de una año y ¡miren que habíamos sido exitosos hasta ese momento!

            Mi amistad con “el ronco”, venía desde 1957, cuando le conocí por accidente, mientras visitaba uno de mis tíos; un encargo que me había dejado mi padre antes de morir, siendo yo apenas un niño.

            -“Tienes que conocer a tu tío Diego que ahora es embajador en Panamá, pero su casa está en Caracas. Cuando a esa ciudad vayas, ve a visitarle”.

            Un domingo salí de “Ciudad Tablitas”, allá en Catia, donde vivía en el rancho de unos primos y me llegué hasta San Antonio de La Florida, donde estaba la casa del tío, quien ya había dejado de ser embajador. Después de recibirme con mucho afecto, presentarme su esposa quien también se mostró alegre y atenta y me dio muestras de recordar con afecto a mi padre, el tío me dijo:

            -“Acompáñame a la plaza, aquí cerca, para conozcas a tus primos”.

            Hasta allá llegamos y junto a mis primos estaban otros muchachos de la edad mía. Allí, además de mis primos Damas Estaba, conocí otro primo o pariente como solíamos decir en Cumaná, por su segundo apellido de mis primos. Este jovencito es Américo Martín Estaba. Pero también en el grupo había uno de hablar ronco, hijo del conocido músico venezolano Moisés Moleiro, a quien al serme presentado me dijo llamarse Moisés Moleiro Camero.   

            -“¡Hermano!”, repitió Moisés mientras se acercaba a mí con muestras de querer abrazarme. Habían transcurrido 16 años de nuestro primer encuentro y a lo largo de ese tiempo, casi desde la primera vez que nos vimos, mantuvimos una relación muy estrecha, como para que me llamase emocionado, hermano, sin que en ello hubiera ninguna formalidad.

           Nos acercamos, abrazamos y reímos por las tantas cosas que rápidamente recordamos de sólo vernos, pese que apenas llevábamos unos dos meses de no encontrarnos. Pero tratándose que ese día se llevaría a cabo un acto como refundacional del MIR, ahora en la legalidad, el encontrarnos allí, después de tantas vicisitudes, fue como muy apropiado que ambos estuviésemos emocionados.

           A Moisés, le acompañaba un joven, en ese momento de figura aparentemente agradable, sin que en él se anunciase el prominente abdomen del futuro, de sonrisa que recuerdo como tímida o fingidamente humilde, sin dejo del cinismo de ahora, con una anunciada calvicie.

           -“Hermano”, volvió a repetir la palabra Moisés en su ronca voz y agregó:

           -“Te presento a Alberto Franceschi. Es un cuadro valioso que viene de los grupos….”, usó un calificativo que no quiero mencionar para no descalificar a nadie y por supuesto menos lo que quiero decir.

          -“El”, continuó Moleiro, “ha estado coordinando parte de esos grupos en América Latina; su experiencia y de quienes con él se vinieron a nuestro partido, conocimiento aportarán mucho para nosotros en este momento que intentamos reconstruir el movimiento”.

         El MIR que intentamos reconstruir después de la amarga experiencia clandestina y de la lucha armada, etapa que vio nacer de entre nosotros tantos grupos que uno se pierde contándolos, como Bandera Roja, Liga Socialista, no tardó en dividirse de nuevo en  rolos, como aquella “Nueva Alternativa”, minúsculo partido que fundó Américo y dejó a Moisés un pequeño conuco que le llevó a la tragedia de fundirse en el MAS para fundar aquella comparsa llamada MAS-MIR,  que se transformó en un saco de gatos y “Federación de Inconformes” hasta con ellos mismos. El MAS también,  antes que allí llegara Moisés con los suyos, era a lo interno, un campo de batalla por quedarse con los mendrugos. Al final, eran menos gente junta que cuando comenzaron aquel intento de retornar a la sindéresis.

          En aquel proceso que prontamente dividió al MIR de nuevo, en mediados de la década de 70, pese la aparente coincidencia que parecía haber entre los viejos fundadores que se reencontraban, tuvo mucho que ver el personaje que ahora, no solo está en la oposición, sino que forma parte de los grupos más ultra reaccionarios que allá en Valencia se regodean.

          Chávez supo de la incapacidad de la izquierda, desde tiempos ancestrales, para llegar acuerdos y definir políticas unitarias. Predominaba entre aquella gente el legado de los viejos caudillos y el deseo de cada uno de tener una pequeña parcela, su propio contingente. No Había la suficiente grandeza para construir sobre la base de un programa común sin mayores esfuerzos ni renunciar a lo fundamental, la unidad necesaria para desalojar del poder al imperialismo, la burguesía rapaz y los parásitos. Los eventos electorales exhibían a una izquierda con tres y cuatro candidaturas, espejo de aquella mediocridad.

            Queremos insistir que  de lado y lado, se incurre en aquellas prácticas. Porque de asumirlas se encargan muchos, sin importar donde se encuentren. ¿Queremos volver a la orfandad y dividir al pueblo para que vuelvan las oscuras golondrinas?

           Uno se preocupa y hasta asusta, porque al parecer, los divisionistas, sectarios y grupales, parecieran mostrar que descansan pero no cesan.

              Estamos como el ánima sola, pero vamos.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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